Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 24 de abril de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura

Vilma Fuentes

La cruda francesa

París. Honte d'être français, ''gueule de bois sans boire'': ''vergüenza de ser francés'', ''cruda sin beber'' son las exclamaciones más repetidas desde los resultados del primer turno de las elecciones presidenciales en Francia.

Pero los franceses se aburrían frente a la televisión y las caras de los mismos políticos. Los comicios presidenciales se repetían, similares y sin sorpresa, entre la izquierda y la derecha.

El duelo entre los socialistas y la derecha tradicional se anunciaba idéntico, repetitivo. ƑLos adversarios no cohabitaban, pareciéndose uno a otro cada vez más?

Chirac, atacado durante cinco años por todos los frentes, parecía usado. La izquierda creía recobrar su prestigio de honestidad después de 14 años de mitterrandismo. Jospin podía imaginar posible su entrada al palacio del Eliseo. Y allí estaba, además, el espantapájaros de la extrema derecha para asustar y hacer perder a Chirac. Se ofrecía el voto a los extranjeros para dar a Le Pen votos así sustraídos a la derecha conservadora.

Sin embargo, el viento soplaba en otra dirección. Los países europeos iba pasando a la derecha. El atentado contra las Torres Gemelas endureció la política de derecha en el mundo. La izquierda francesa en el poder se aislaba de su electorado sin percatarse, dejando reproducirse la ''izquierda caviar'' que la parasitaba, cegándola con su arrogancia. Cierto: había medidas en favor de las clases trabajadoras, pero no siempre adecuadas.

De todos modos era posible ganar con una campaña agresiva, que Jospin llevó al extremo de acusar a Chirac de viejo šen un país gerontófilo y donde el voto de gente de edad es decisivo! En apariencia, el juego siguió siendo el mismo, los franceses se aburrían y ahí estaba el espantapájaros de Le Pen, que creían arrumbado y podía sacarse a orear cuando se antojara.

Después de todo, la política era simplificada por los guignols, programa de televisión de marionetas. La de Chirac, por ejemplo, se disfraza con el traje de Supermán en supermentiroso. Nadie puede protestar: es la libertad de expresión, de hacer reír, la del cómico. Por desgracia los políticos terminan por hablar como las marionetas y la política no sólo es simplificada sino guiada por ellas. Manipulación favorecida por el triunfo de la imagen sobre la palabra, la idea del sarcasmo y la irrisión exaltada al extremo de convertirse en política correcta contra la que nadie puede atreverse a protestar, so pena de ridiculizarse para siempre. Y la principal y diaria víctima de los guignol era Chirac. ƑCómo imaginar, entonces, algo distinto a un duelo final Jospin-Chirac, donde el triunfador probable será Jospin?

Para colmo, los sacrosantos institutos de sondeos daban estimaciones que preveían un segundo turno entre Chirac y Jospin.

La sorpresa fue total. Lo inesperado sucedió. La creatura devoró a su creador. El espantapájaros se animó solo. Jacques Chirac mismo se negó a creer los resultados durante más de una hora. Los militantes socialistas esperaron con fe hasta que Jospin confirmó la derrota.

Y a lo nunca visto se agregó lo nunca imaginado: Le Pen en el segundo turno contra Chirac y, šel colmo!, todos los partidos de izquierda llamando a votar por Chirac, el adversario tradicional, ritual, ancestral. Todos, con la excepción de dos trotskistas que, juntos, rozan apenas el 6 por ciento. Y Jospin que, en su discurso de adioses, suicida heroico o triste capitán que abandona el barco cuando naufraga, olvidó hacer un llamado para combatir a Le Pen. Por fortuna, los demás líderes del Partido Socialista lo hicieron.

Cruda sin beber. Cruda moral. Los países de Europa se alarman al ver esta emergencia de la extrema derecha en Francia. Estados Unidos se interroga. Israel se distrae de la guerra, inquieto al recordar los juegos de palabras de Le Pen sobre los hornos crematorios.

Jacques Chirac ganará, sin duda, el segundo turno. Una victoria que los sondeos auguran de 80 por ciento -cabría preguntarse si con tales previsiones no conseguirán que nadie se moleste, otra vez, yendo a votar.

Mientras los expertos del mundo buscan las razones del triunfo, relativo, de Le Pen, los franceses han dejado de aburrirse. Escapar al hastío, Ƒno es un primer paso para volver a creer y luchar por lo que se cree? Las explicaciones vendrán después. Cuando Francia acabe de despertarse y salga de la cruda.

Sorprendente destino el de Jacques Chirac, gaullista, que quiso ser cirujano a los 17 años, arqueólogo a los 20 y, como él dice, terminó en la administración. Como presidente de Francia, puede agregarse. Y sin nunca haber hecho concesión alguna a la extrema derecha. Extraño destino el de Jean-Marie Le Pen, que deseaba ser oficial de marina a sus 20 años, quien fue diputado a los 27 años, lleva 50 en la vida política, goza de una herencia sospechosamente adquirida y llega, al fin, al anhelado segundo turno, como a una jubilosa jubilación, a sus 75 años.

Los franceses podrán asistir, durante dos semanas, a un combate a muerte entre dos enemigos, sin las cortapisas de la política correcta -y uniforme- ni la dictadura de los consejeros en comunicación. Lejos de la americanización hollywoodense de las campañas, acaso se ganó al menos el regreso al gran teatro clásico francés.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año