Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 15 de mayo de 2002
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Capital

CUIDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

El affaire panista

LOS MILITANTES panistas, bastante preocupados por la situación de desencanto hacia su partido, han llegado al nivel colérico de la indignación debido a las erráticas acusaciones y el nivel de protagonismo de algunos de sus miembros en la Asamblea Legislativa.

HASTA EL líder panista en el DF, José Luis Luege, han llegado los reclamos, y al menos por el momento ha hecho caso omiso del enojo de una buena parte del panismo serio, al cual se supone que torea con la consigna de esperar que concluya el proceso de elección interna para llamar a cuentas a los tinterillos camorreros Federico Doring y Walter Widmer, con quienes se siente incómodo, por decirlo de algún modo.

NO OBSTANTE, los panistas ya no dan crédito a las palabras de Luege. Para muchos la intervención de Santiago Cre-él en la vida del PAN se manifiesta abiertamente en la patológica beligerancia de "los muchachos de Santiago", quienes por otro lado enfrentan una serie de acusaciones por parte del gobierno local y la cosa, se asegura en los terrenos de López Obrador, va en serio.

Y NO nada más para ellos, que a las acusaciones responden con mayor dosis de rencor, sino para el jefe de Gobierno, porque sus palabras, sus señalamientos, deberán ser debidamente probados si no quiere ponerse al mismo nivel de sus acusados.

EL ASUNTO no puede quedar en simple frivolidad o en venganza verbal, sino que deberá traducirse en los actos legales que el caso amerite y seguramente irá en contra de Acción Nacional.

DE SER así, el daño será irreparable para el PAN. A los errores de gobierno en el ámbito nacional, que tendrán que cargarse a ese partido, deberán sumarse los de estos acusadores de oficio que arman alborotos y nada prueban.

EN ESAS condiciones, y con la popularidad que se supone tiene López Obrador, el panorama para 2003 parece muy desalentador en los azules en la ciudad, donde salvo en un par de delegaciones, donde también se supone que existe la mayor parte de la población conservadora del Distrito Federal, no hay esperanza de triunfo.

PERO HASTA esos confines panistas los muchachos de Santiago empiezan a espantar a los votantes, tradicionalmente comprometidos con el blanquiazul. Después de la muy amarga experiencia con Arne aus den Ruthen, no quieren treparse en otra locura.

EN FIN, la cosa apunta a que el pleito entre esos tinterillos y López Obrador, o bien entre éste y Santiago Cre-él, como debería leerse el asunto, apenas empieza, y supone tintes dramáticos.

EL SECRETARIO de Gobernación mantiene cuentas pendientes con el jefe de Gobierno capitalino, entre otras cosas porque perdió la elección en la ciudad, pero además porque la política del Ejecutivo local más de una vez ha hecho blanco en el partido blanquiazul.

TAMBIEN SABE que de seguir así las cosas, muy probablemente tendrá que enfrentar al mismo enemigo en 2006, y sabe qué es lo que puede pasar. Por eso les soltó la correa a sus muchachos, que no hacen más que tratar de socavar al gobierno central.

NO QUEDA más que esperar las medidas legales que tomará el jefe de Gobierno para que sus acusaciones no caigan en el pozo del ridículo, donde reposan Widmer y Doring.

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