Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 15 de mayo de 2002
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Cultura

El director de orquesta se retira después de 12 años de gestas legendarias

Claudio Abbado hizo sonar el silencio y bajó la batuta con la Filarmónica de Berlín, en Viena

PABLO ESPINOSA Y DPA

Una lluvia de flores y lágrimas entre aplausos exaltados luego de una ejecución para la historia de la Sinfonía séptima, de Gustav Mahler, con la mejor orquesta del mundo en una de las casas naturales de la música de Occidente, el Musikverein de Viena, selló la despedida del italiano Claudio Abbado, la noche de este lunes, como director titular de la Filarmónica de Berlín, luego de 12 años de gestas legendarias.

Entre otras particularidades, la era Abbado será recordada como el primer periodo berlinés luego de la caída del Muro, la consolidación de un sonido prodigioso, distintivo de su personalidad, además de definir por entero una situación hasta entonces oprobiosa: por vez primera en la historia la Filarmónica de Berlín incluyó a mujeres en sus filas, luego de un conflicto que ciertamente correspondió a su antecesor, Herbert von Karajan, pero que en la administración Abbado quedó resuelta del todo.

La noche del lunes hubo un silencio más largo del habitual entre el fin de la ejecución musical y el tronido de los aplausos: Abbado bajó la batuta luego de hacer sonar ese silencio, lo cual hizo todavía más emotivo el largo adiós y luego, al sonido de la ovación correspondió el gesto de todas y cada una de las mujeres integrantes de la Filarmónica de Berlín, quienes entregaron, una a una, una rosa al director Abbado, quien recibió alabanzas unánimes de la crítica vienesa.

Claudio Abbado tiene cáncer en el estómago. Le fue diagnosticado hace tres años y desde entonces tomó la decisión de dejar la Filarmónica de Berlín en plena forma y disminuyó su ritmo de trabajo público, para recluirse en Fextal, el mismo valle suizo donde también meditó el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, según anota en su edición de ayer el diabbado2ario madrileño El País, citando a su vez una entrevista que sostuvo Abbado recientemente ''con un periódico alemán", del que no cita el nombre.

Dijo el músico a otro rotativo alemán: ''El silencio ayuda a profundizar las ideas", en recuerdo de su paisano y amigo, el recientemente fallecido compositor italiano Luigi Nono. En esa charla, Abbado citó también a Gabriel García Márquez, igualmente convaleciente de un cáncer, y subrayó que la enfermedad es asimismo una oportunidad para escapar de los compromisos sociales: ''Ahora me puedo concentrar en las cosas que realmente me interesan". Tiene previsto, por lo pronto y según informa El País, crear una nueva orquesta en Lucerna, Suiza, en la que participarán ex integrantes de la Filarmónica de Berlín.

Adiós a ritmo de Mahler

Claudio Abbado incorporó un repertorio renovado a la que es considerada, sin discusión, la mejor orquesta del planeta. Entre otros autores, el citado Nono, el alemán Karlheinz Stockhausen y de manera muy especial las sinfonías de Gustav Mahler. Tal combinación, la de la música del siglo XX con la monumentalidad mahleriana, tuvo ocasión de constatar este reportero durante un concierto en la mítica Salle Pleyel de París, donde Abbado dirigió a la Filarmónica de Berlín con un programa conformado por una obra del japonés Toru Takemitsu y la Novena sinfonía de Mahler, que en sí misma es una despedida.

La elección de Abbado de la Séptima sinfonía de Mahler para su adiós de la Filarmónica de Berlín, este lunes en Viena, es simbólica por muchos motivos. Entre otras cosas, pidió que no se realizara esa noche la ceremonia protocolaria de entrega de batuta a su sucesor, sir Simon Rattle. La señal es inequívoca: Abbado deja, entre otros documentos, una caja completa de compactos Deutsche Gramophon con las 10 sinfonías de Mahler. En particular la Séptima sinfonía, la de su despedida, es la partitura emblemática de entre las grabaciones prodigiosas de su sucesor, sir Simon Rattle, pues es un prodigio de interpretación musical.

La versión que hizo sonar este lunes Claudio Abbado, para muchos superior a la de Rattle, es una señal y un símbolo. Como dijo Abbado a un diario alemán hace días:

''Nunca hay un final, siempre todo sigue. šCuántos han afirmado ya que la música ha tocado fondo! En los tiempos de Debussy, en los de Mahler, en los de Schoenberg. Pero siempre habrá algo nuevo."

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