Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 29 de junio de 2002
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Contra
Amputación por error en hospital de la Ssa

Un enfermo de diabetes, de 81 años, sin piernas por negligencia médica

ANGELES CRUZ

Miguel Godínez tiene 81 años y padece diabetes. Hace seis meses apareció una llaga en su talón izquierdo, que se complicó hasta ser una herida profunda. La amputación era la única alternativa. A media mañana entró al quirófano del hospital Juárez de la Secretaría de Salud (Ssa) y a las cinco de la tarde regresó a su cama, pero sin la pierna sana.

La vida de don Miguel cambió. A los tres días los doctores lo operaron por segunda ocasión. Aunque esta nueva cirugía no estaba incluida en la bitácora de ese día, se le tenía que amputar la pierna izquierda, la que sí estaba afectada.

Ahí terminó una vida llena de actividad. El hombre de campo que añoraba regresar a su pueblo, Ostotipac, en Otumba, ahora está postrado en una cama, inmóvil, dependiente, deprimido.

Este es el relato de sus hijos, Angel y Vicente. Lo que vieron y escucharon, porque no tienen ningún documento. Tampoco saben los nombres de los médicos que operaron a su padre porque en esos casos "uno no anda preguntando cosas a los doctores, si apenas medio entiendo lo que hablan".

La familia sobrevive con el ingreso del jefe de la familia, Angel Godínez. Lo único que tiene seguro es su pensión del IMSS, de mil 400 pesos al mes, con los que mantiene a su esposa y a tres hijos, y ahora, también a su padre.

Trabajaba de chofer para ganar por lo menos unos 60 pesos diarios adicionales. Pero ahora ni eso. Con lo de su papá, Angel prefiere quedarse a verlo, pero en realidad no sabe cómo ayudarlo.

Don Miguel salió del hospital sólo con una receta médica y una cita posterior para retirarle los puntos quirúrgicos. Sus hijos, todavía perplejos por lo ocurrido e incrédulos ante la explicación del doctor, rememoran las palabras del galeno: "Posiblemente en el traslado al quirófano el señor tuvo alguna alteración en las arterias... se le afectó la circulación por unos coágulos que se le podían subir al corazón, a los pulmones... para extraerlos hubo que cortarle la pierna derecha... algo así dijo".

La duda de los hijos de don Miguel se acrecentó el 18 de junio, cuando fue dado de alta. Recibieron una llamada telefónica de una mujer que dijo ser trabajadora del hospital Juárez. No quiso dar su nombre, pero le recomendó a Angel que presentara una denuncia "porque lo de su papá fue un error".

El señor Godínez sufrió de angiopatía, una de las complicaciones más comunes de la diabetes. Los casos graves llegan a la amputación, pero una decisión de ese tipo -explicaron especialistas consultados por La Jornada- requiere de una serie de estudios clínicos previos.

Angel y su hermano Vicente aseguran que la pierna derecha de su padre estaba sana. Le dolía, pero al señor siempre le han dolido sus pies y los médicos nunca dijeron que pudiera haber algún problema. "Incluso nosotros no queríamos que le cortaran nada. Ya antes en el hospital de Aragón nos habían dicho que era la única opción. Pero como no quisimos nos mandaron al Juárez", ubicado en avenida Instituto Politécnico Nacional.

A principios de año, en el talón izquierdo del señor Godínez apareció una llaga que al paso del tiempo se fue haciendo más grande hasta convertirse en una herida que llegó al hueso. Según los médicos que lo atendieron en el nosocomio de Aragón, la única alternativa era la amputación.

Con ese diagnóstico, los familiares se llevaron al señor Godínez al hospital Juárez, donde permaneció internado cerca de un mes. Durante las primeras dos semanas estuvo en observación. Tenían que hacerle curación en la herida dos veces al día, pero sólo se cumplía una vez, de lunes a viernes. "Los fines de semana quedaba a merced de las enfermeras... si estaban de buenas le curaban, y si no lo dejaban hasta el lunes que llegaba el doctor", refiere Angel.

Los especialistas consultados por La Jornada explicaron que la micro o macroangiopatía -mejor conocida como pie diabético- aparece después de cinco años de evolución de la diabetes. La alteración de los niveles de glucosa provoca daños irreversibles en los vasos sanguíneos, atrofia la circulación, daña los tejidos y no hay buena cicatrización. En los casos más graves, previos estudios clínicos, se decide la amputación.

A los 10 días de su ingreso al hospital, el pie izquierdo de Miguel Godínez empezó a despedir hedor. Entonces los médicos tratantes, cuyos nombres no fueron conocidos por los familiares, decidieron que se debía amputar la extremidad para evitar mayores problemas.

La cirugía se programó para el 11 de junio. Al término de la misma, un doctor llamó a los hijos del señor Godínez para informarles que a su padre le habían cortado la pierna derecha. A los tres días el paciente fue intervenido nuevamente para amputarle la extremidad que sí estaba afectada.

Sin embargo, empezaron a pasar "cosas raras". El paciente fue cambiado de cama y aislado del resto de los enfermos del hospital. La segunda operación se realizó el viernes 14 de junio, pero a diferencia de la primera, los trabajadores de apoyo del nosocomio señalaron en diversas ocasiones que no estaba incluida en el programa de cirugías de ese día. De cualquier manera se realizó.

Los expertos consultados por La Jornada comentaron que cuando una extremidad resulta dañada por la angiopatía es factible que la otra también presente alguna afectación. Sin embargo, aclaran, si ese era el caso del señor Godínez, los médicos debieron saberlo mucho tiempo antes de la cirugía. De ninguna manera es aceptable que el problema se detecte en el quirófano. Cualquier decisión médica, como la amputación, requiere necesariamente de una serie de estudios clínicos previos y, por supuesto, de una información amplia al paciente y su familia sobre la situación, explicaron.

No hubo tal. El paciente fue dado de alta el martes 18 de junio. Le dieron cita para retirarle los puntos quirúrgicos 15 días después.

Eso no fue todo. Debido a que Angel y Vicente Godínez no creyeron la explicación que les dieron los médicos, decidieron presentar una denuncia ante el Ministerio Público, primero en la que está ubicada en San Agustín, municipio de Ecatepec, estado de México, donde ellos tienen su domicilio, y luego en la agencia de la Procuraduría de Justicia capitalina ubicada en el hospital Magdalena de las Salinas del IMSS. En ninguna de las dos pudieron iniciar la averiguación "porque eso no se hace aquí", les dijeron los titulares de las agencias señaladas.

En cambio, les recomendaron que acudieran a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), pero "yo no tengo para los gastos y tampoco quiero irme por ahí porque si no ¿quién cuida a mi papá?" Además, "ya ve que en este país nada más le hacen caso al que tiene dinero... ¿usté cree que sirva que vaya yo a esa comisión?".

Desde que salió del hospital, el señor Godínez está muy triste. No come. El alimento le provoca vómito y sólo admite un poco de leche. "Se está dejando morir porque él no quería perder una pierna, imagínese cómo se puso cuando se dio cuenta que le quitaron las dos", afirmó su hijo Angel.

Don Miguel está en su cama, tiene los ojos cerrados y sólo los abre para ver a los visitantes. Dice que le duele su cuerpo, que ya no quiere vivir, pero "señorita, que sea lo que Dios diga".

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