Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 30 de junio de 2002
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Mundo
Virtual referéndum de apoyo al mandatario en multitudinaria movilización en Caracas

En Venezuela, "ni guerra civil ni dictadura"; llama Chávez al consenso

"Tv terrorista" y "Cárcel para los golpistas" se leía en las pancartas de los manifestantes

CARLOS FAZIO ENVIADO

Caracas, 29 de junio. Más que una expresión de apoyo a la "revolución bolivariana", la multitudinaria concentración en la avenida Bolívar fue un referéndum popular de respaldo al presidente Hugo Chávez. El mandatario definió la marcha como un "acto-mensaje": en Venezuela "no habrá guerra civil ni dictadura". Llamó al consenso, a la reconciliación.

Para la directiva "chavista" esta es una hora estratégica. El objetivo era lograr una manifestación tan grande "que nada ni nadie" pudiera ocultarla en Venezuela y en el mundo. Y vaya que lo lograron. Se trataba de medir fuerzas con la oposición en lo que se ha dado en llamar "la guerra de las marchas". Y aquí, como dijo el vicepresidente José Vicente Rangel, estaba el "pueblo concreto"; ese "que trabaja y sueña". Pero la concentración fue, también, el inicio de la contraofensiva del oficialismo, acosado por la guerra sucia mediática de la oposición y un alud de querellas judiciales contra el mandatario, en lo que se ha dado en llamar "el golpismo institucional. Si quieren un referéndum revocatorio contra Chávez", desafió el presidente a la oposición, "esperen un año y 53 días, y háganlo". Referéndum sobre el presidente, pero también de gobernadores, alcaldes y miembros de la Asamblea Nacional". El gobierno le subió la parada a la oposición.

Fue una marejada de gente común, mayoritariamente de tez oscura y traza humilde, pero alegre y bullanguera, que tomó la ciudad por oriente y occidente procedente de las barriadas populares de todo el país. Un mar de rostros pintarrajeados. Un remolino multicolor de todas las edades, con cachuchas y banderas. Con boinas rojas a lo Hugo Chávez. Miles de muchachos con camisetas y pancartas del Che Guevara, testigo obligado de la concentración. Hubo mucha alegría. Muchos gritos y consignas. Mucha adrenalina. Miles de pitos y cohetes retumbando los tímpanos. Hombres y mujeres enardecidos victoreando a su ídolo. A su líder carismático. Gente humilde que expresaba fervor real por la figura presidencial; devoción ciega.

Esta vez no fueron los gritos de "Vete Chávez". Ahora se escuchaba: "Volvió, volvió, volvió, volvió, Cháaavez, volvió". Tampoco hubo pancartas que dijeran "Veo Globovisión. Leo El Nacional. Eso es democracia". Ahora se leía "TV terrorista" y "Cárcel para los golpistas". Dos posiciones confrontadas. En "un clima de preguerra civil", como la definió el propio Chávez. Aunque ahora llamó a la unidad de todos los venezolanos. A una "revolución pacífica, democrática". Dijo: "No podemos permitir que una minoría nos imponga una agenda de guerra". Pidió a los estudiantes ir "a los barrios de la clase media con una sonrisa, una bandera y una flor", a impulsar "una paz con justicia", contra el "terror".

El objetivo de los organizadores fue triplicar la más grande marcha de los círculos opositores, la del pasado 11 de abril (300 mil personas), utilizada por sectores golpistas de las Fuerzas Armadas, la oligarquía financiera y la jerarquía de la Iglesia católica para "ciudadanizar" el derrocamiento del mandatario constitucional de Venezuela. Parece que lograron su objetivo. Según los observadores, Chávez logró reunir a un millón de personas.

Desde muy temprano miles de venezolanos comenzaron a organizarse en los barrios pobres que circundan la capital. La gente se arremolinaba en Catia y Petare, los dos núcleos duros del chavismo caraqueño. También en las inmensas ciudades dormitorio de Guarenas y Guatire, de donde surgió el Caracazo en 1989. En familia. En grupos de vecinos. En "redes de poder popular". Como Fuerza Bolivariana de Mujeres. En las parroquias. En los "círculos bolivarianos". Fue una muchedumbre de hombres y mujeres comunes y corrientes, que bajó en aluvión sobre Caracas y llegó de los estados y municipios aledaños, en una redición ampliada de la jornada del 13 de abril, cuando marcharon a Fuerte Tiuna a liberar al encarcelado presidente. Que llegó en convoyes de autobuses, que abarrotó las autopistas de acceso y el Metro y se extendió como un par de serpientes humanas por los dos costados de acceso a la capital.

Quedó demostrado que Chávez conserva popularidad. Eso es innegable. Aunque no se trate, todavía, de una adhesión política consciente, madura, organizada. No es el apoyo a un proyecto político razonado. El respaldo incondicional de la "chusma" ?como le llama la oligarquía? a Chávez, está basado en la esperanza. Es, en buena medida, un apoyo reverencial a la capacidad casi "mágica" de este caudillo de lenguaje radical, populista, que según sus seguidores habrá de sacar a Venezuela de la crisis. Por ahora la ideología de la "revolución bolivariana" es una singular mezcla de ideas nacionalistas, izquierdistas, plebiscitarias, que no logra institucionalizar y plasmar en un programa el Movimiento Quinta República. Por ahora se trata de un movimiento sin dirigencias, cuyas bases carecen de una organización tradicional, de tipo piramidal. Es un movimiento espontáneo que sigue a un líder carismático, que sabe comunicarse con "su" gente, que lo ve como un igual.

Es evidente que "el factor Chávez" ha devuelto protagonismo a amplios sectores marginales de la dividida sociedad venezolana. Hoy fueron cientos de miles de los "olvidados de siempre", quienes protagonizaron un ejercicio de democracia directa participativa, tal vez sin saberlo. Quienes sin banderías políticas definidas -ante el marcado desprestigio de los partidos tradicionales-, asumieron "lo político" como un asunto colectivo. Como un problema de "salvación pública" en una hora marcada por rumores y nuevos delirios golpistas.

La "turba" se politiza

Parece obvio que la mayoría de esta gente, satanizada como "turba" y "horda bolivariana" en la campaña de intoxicación opositora, no entiende mucho de táctica y estrategia, de democracia activa e institucionalidad, de sinergias y transiciones. Pero se está politizando de manera acelerada. Hace apenas tres años simplemente no existía para quienes despachaban en el Palacio de Miraflores. La clase política tradicional, la que operaba en el cascarón vacío de la democracia, volteaba a verla cada periodo electoral. La usaba como trampolín político y luego la desechaba.

Las "masas chavistas" de hoy están formadas por los excluidos del viejo modelo de dominación. Son las víctimas del neoliberalismo; los nuevos mendigos del mejor de los mundos posibles de toda la historia. Los grandes perdedores del clientelismo corporativo y las políticas de la tecnoburocracia. Los agraviados por la violencia institucional de 40 años de gobiernos corruptos.

Porque hay que decirlo: la lucha de clases y el clima de guerra civil que existe hoy en Venezuela no los creó Chávez. Viene de muy atrás. Además, la radicalización de estos días no ha sido producto del accionar de "las mafias armadas" oficialistas. El clima de guerra fratricida lo creó la "prensa libre". Fueron las grandes cadenas las que construyeron la imagen de un Chávez "autoritario, dictador y loco". Las que azuzaron la histeria de una clase media que hoy, nostálgica del antiguo régimen, reza por la llegada de algún general "salvador".

Esta población que hoy "copó" Caracas no tiene nada que perder. De hecho, Chávez es un producto de la desesperación popular. Fue el pueblo pobre el que lo llevó a palacio y lo convirtió en el primer presidente "negro" en Miraflores. Chávez les habló de un cambio posible. De una utopía realizable. De un nuevo Estado social antineoliberal. Los convenció. Y cuando llegó a Miraflores, no cambió. ¿Usa un lenguaje virulento? Sí. ¿Es locuaz y populachero? También. Pero cumple su palabra. Es un tipo consecuente. Por eso concita adhesión. Chávez puso a los pobres y excluidos en el lugar prioritario de la agenda política. Les dijo a los desheredados que debían participar. Que la democracia debe ser representativa pero también participativa. Su intuición fue correcta. La gente humilde recuperó la autoestima. Está tomando conciencia. Ahora protesta y diseña sus propios mecanismos de participación popular. ¿Que es un proceso un tanto caótico? Sí. ¿Qué cambio no supone ruptura?

Hoy, Chávez, a la descubierta sobre la caja de un camión, de boina y camisa rojas, atravesó las ocho cuadras de la concentración. Después arengó a la multitud, y entre invocaciones a Bolívar y Jesús, habló y habló sobre democracia. ¿Qué sigue? Nadie sabe. La democracia se defiende expandiéndola. Desarrollando poder ciudadano. Creando condiciones para el autogobierno de la ciudadanía. Redistribuyendo la riqueza y el poder en la sociedad. Democratizando el poder. Si esto es un nuevo comienzo que profundice el proceso, el tiempo dirá.

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