Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 6 de julio de 2002
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Política
DESFILADERO

Jaime Avilés

Rodríguez Segovia, ¿caso resuelto?

Del 10 al 13 de junio pasado, La Jornada publicó una nota sobre la terrible injusticia que la familia, la propiedad privada y el Estado cometieron, todos a una, en contra de Gabriela Rodríguez Segovia, una hermosa mujer que a la edad de 44 años tuvo la desdicha de ser secuestrada, a punta de pistola, por sus propios hermanos, quienes la llevaron a un hospital siquiátrico de quinta en el centro de Monterrey, donde un médico sin escrúpulos la drogó para encerrarla bajo llavey mantenerla incomunicada y tras las rejas por lo menos durante un año y medio.

La denuncia de este espantoso episodio, todavía no resuelto, como a continuación se verá, animó a otra víctima del mismo médico a denunciar su propia, intolerable experiencia. El 2 de mayo del año en curso, hace de esto sólo dos meses, Melina Giovanna de Luca Gallegos, estudiante, con domicilio igualmente en Monterrey, se internó de manera voluntaria en el Centro Avanzado de Salud Anímica (CASA), la "institución" que regentea el doctor José de Jesús Castillo Ruiz, sita en Padre Mier 1015, esquina con Miguel Nieto, a unas cuadras de la Macroplaza.

Cincuenta y cinco días más tarde, el 27 de junio, hace apenas ocho días, entregó una carta en la oficina del secretario de Salud del gobierno de Nuevo León, para quejarse del maltrato que sufrió en el citado manicomio. "Con fecha 2 de mayo de 2002 ingresé como paciente a la institución denominada CASA, que es atendida por el doctor José de Jesús Castillo Ruiz. Durante el tiempo que estuve internada no fui atendida conforme lo dispone el artículo 24 de la Ley Estatal de Salud, toda vez que me tenían incomunicada y no permitían que hiciera llamadas telefónicas, me proporcionaban alimentación deficiente (y) jamás me informaban del tipo de medicamentos que me estaban suministrando...

"Las enfermeras que atienden en dicha clínica no muestran preparación adecuada para el tipo de servicios que supuestamente se prestan; asimismo hago del conocimiento de esta H. Autoridad que no hay médico general de guardia, la psicóloga tampoco da terapia, y lo más inhumano del trato que recibí fue que si reclamaba o pedía que me dieran atención psicológica me la negaban, y tampoco había agua suficiente para tomar...

"El sábado 4 de mayo cuando pedí atención psicológica la psicóloga se negó a brindar ayuda portándose déspota y al pedir una llamada no me permitió hacerla, y al pedir una trabajadora social me dijo que ahí no había; llorando le pedí ayuda, que no recibí, (y) me tranquilicé, pero otra persona estaba gritando por una reja del balcón que la sacaran de ahí, por lo cual yo estaba adentro viendo la televisión, por lo que ya me encontraba tranquila, y en ese momento de estar sentada ya tranquila me bajaron a la fuerza a un lugar que llaman 'cuarto de castigo', hecho que viví en carne propia, pues durante una tarde por pedir atención psicológica me dejaron en ese cuarto de castigo donde estaba totalmente incomunicada y con el clima apagado, lo cual no me permitía respirar, y la cama estaba toda manchada de sangre y no abrían la puerta ni para ir al baño, y por lo mal que me sentía por el medicamento que me suministraban sin saber qué era...

"Asimismo negaban toda información a mis familiares cuando (éstos) la pedían telefónicamente. Por las irregularidades clínicas descritas en el presente escrito es la razón por la que ocurro ante esta H. Autoridad a fin de que sea recibida la presente queja y se sancione a la clínica de referencia conforme lo establece la Ley Estatal de Salud", concluye la estudiante De Luca Gallegos. Huelga decir que, hasta ahora, no ha recibido ninguna respuesta.

Asesoría y promoción

En opinión del doctor Enrique Goldbard, establecimientos como CASA forman parte del aparato médico represivo que funciona oscuramente en todo el país. Lo constituyen, por una parte, los 28 manicomios públicos, administrados en condiciones deplorables por la Secretaría de Salud, y un sinfín de clínicas similares a la del doctor Castillo. Pero ésta juega un papel clave en la estructura autoritaria de la sociedad de Monterrey.

Tras la aparición del reportaje sobre la señora Gabriela Rodríguez Segovia (del 10 al 13, repito, de junio pasado), el viernes 14 por la mañana llegaron a CASA empleados de la Secretaría de Salud de Nuevo León. Adentro, porque habían concertado la cita, los esperaba Castillo. ¿Iban por ventura a clausurar el siniestro changarro, habida cuenta de las anomalías divulgadas por nuestro periódico? No. Toda vez que en la descripción del manicomio se mencionaba que éste no cuenta con medidas adecuadas para proteger a las internas en caso de incendio, los representantes del gobernador Fernando Canales Clariond se ofrecieron, amablemente, a brindar asesoría para colocar extintores y fijar en los muros, tal vez, cartelitos con flechas para trazar la ruta de evacuación. Fue todo.

A principios de la semana siguiente, el diario más influyente de Monterrey entrevistó al doctor Castillo. ¿Acaso para pedirle cuentas por la manera vergonzosa en que fungió como cómplice de los hermanos de Gabriela Rodríguez Segovia, prestándoles su "clínica" para que éstos la usaran como cárcel clandestina? Tampoco. No le hicieron ninguna pregunta sobre el particular. El motivo de la charla periodística fue el de solicitarle a tan distinguida eminencia su esclarecida opinión sobre el "daño" que provoca en las mentes de los jóvenes la nueva herramienta tecnológica llamada Internet.

Castillo Ruiz, debe recordarse, inserta a menudo anuncios comerciales en ese mismo diario para comunicar a sus potenciales clientes que en CASA se aplica un tratamiento que "regenera las neuronas" llamado "neurogénesis". ¿Por qué no le han dado el Premio Nobel de Medicina? Tal vez porque se trata de una descarada charlatanería. Pero, ojo, para atraer a las piadosas familias del jet set de San Pedro Garza García, Castillo asegura que "científicamente se ha comprobado que la oración es una estrategia terapéutica complementaria para incrementar la mejoría en los síntomas de la depresión".

Betty Blue

Como periodista, comencé a interesarme en el caso de Gabriela Rodríguez Segovia en octubre de 2001. Alejandro Fonseca Pérez, su compañero, y Daniel Estrada Niño, abogado de ambos, me pidieron aguardar un tiempo prudente antes de informar del asunto a la opinión pública. Angustiado, sobre todo por las tres cartas que Gabriela escribió a Fonseca desde el cautiverio, toqué muchas puertas en busca de ayuda. De tal suerte, conocí a un siquiatra de avanzada, a quien mostré la historia clínica de esta mujer, toda vez que forma parte del expediente judicial promovido por sus defensores.

A condición de garantizarle la protección del anonimato, y sin conocer a la paciente del doctor Castillo, me explicó el significado del trastorno mental diagnosticado por su colega: personalidad borderline. ¿Qué quiere decir eso?

-La personalidad fronteriza o borderline -dijo el especialista-, se caracteriza porque quienes la padecen tienen impulsividad extrema, o sea, no controlan sus impulsos. ¿Usted recuerda una famosa película llamada Betty Blue? Es la historia de una muchacha francesa, aparentemente muy normal, que de pronto se saca un ojo. Así son los borderline. De repente se lanzan por una ventana o matan al que tienen enfrente.

-¿Esto amerita que deban permanecer hospitalizados por el resto de su vida?

-Definitivamente no. En Estados Unidos, en la ciudad de Kansas, hay una clínica muy prestigiosa que se dedica exclusivamente a los trastornos borderline. El tiempo máximo que mantienen hospitalizados a los pacientes es de tres días. Cuando sobreviene la crisis, desde luego, hay que internarlos. Pero pueden ser controlados con relativa facilidad. Al salir del hospital se les maneja con fármacos, aunque siempre bajo la vigilancia de sus familiares.

-¿Entonces, no se justifica el hecho de que Gabriela lleve 18 meses encarcelada, por decirlo así?

-De ningún modo.

-¿Entonces usted comparte la idea de que la enclaustraron para quitarle la casa?

-En eso no estoy de acuerdo. Por lo que usted me cuenta, se trata de una familia de buena posición que no debe tener problemas de dinero. Aquí, lo determinante, me parece, fue la ortodoxia religiosa de los familiares. Como los hermanos son del Opus Dei y la señora vivía en amasiato con un músico, decidieron encerrarla seguramente para apartarla del novio, que además no era de su misma clase social.

-¿Pero no cree que al encarcelarla actuaron con una absoluta falta de amor hacia ella? Si se hubieran aliado con el novio, éste habría sido el primero en cuidarla.

-Indudablemente -ceptó el siquiatra-. Por desgracia pesaron más las cuestiones religiosas y los prejuicios sociales.

Solidaridad con Gabriela

La noche del miércoles 19 de junio, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe dieron una fiesta para celebrar los 70 años de Elena Poniatowska. Acudieron artistas, feministas, intelectuales y colegas de los medios. Antes del show, Liliana repartió entre los invitados fotocopias del reportaje sobre Gabriela, con una tarjetita en la que se leía esta pregunta: "¿Qué vamos a hacer por ella?" Las consecuencias fueron inmediatas.

Gabriela Rodríguez Ramírez, sexóloga, había entregado horas antes su artículo de opinión para La Jornada en el cual abordó el tema. Ocho días más tarde, Guadalupe Loaeza reiteró la denuncia del caso, a lo largo de una hora, en su programa radiofónico de los jueves. Un grupo de feministas se encargó de exponer los detalles del asunto a Rosario Robles Berlanga, quien prometió intervenir al respecto. Marta Lamas dijo que estudiaría las opciones legales para obtener la libertad de la secuestrada.

Pero el viernes 21, en el noticiero que conduce en Radio Fórmula, Denise Maerker entrevistó por teléfono, en vivo y en directo, a la procuradora de Nuevo León, Alida Bonifaz, y le preguntó por la suerte de Gabriela. De manera sorpresiva, la señora Bonifaz contestó al aire: "Conozco muy bien el caso, yo misma atendí personalmente a los hermanos de esta persona y puedo decirle que no hubo ningún secuestro".

Con esta declaración, doña Alida se convirtió automáticamente en juez de alzada. Una cosa es que la "justicia" de Nuevo León se haya negado a llamar a declarar a los hermanos de Gabriela por el presunto delito de privación ilegal de la libertad de su hermana, y otra, muy distinta, que la procuradora resuelva, sin tener facultades para ello, convirtiéndose en cómplice. Pero lo más sorprendente llegó después, cuando a renglón seguido la funcionaria añadió:

"La señora tuvo un problema, se sometió a un tratamiento y logró recuperarse. Yo le puedo garantizar, Denise, que actualmente se encuentra en una casa de reposo (?), quiero decir que está viviendo con su mamá y luchando por salir adelante."

Es una verdadera lástima que tan asombrosa revelación no haya podido ser confirmada hasta el momento. Por lo pronto, con esta entrega, hoy nace en La Jornada una nueva columna semanal.

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