Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 6 de julio de 2002
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Política
Fueron analizadas en Casa Lamm las teorías lingüísticas del estadunidense

Presentaron intelectuales y periodistas el libro Noam Chomsky en La Jornada

El lingüista califica al gobierno de su país de Estado terrorista, dijo Saxe-Fernández

ROBERTO GARDUÑO

Jueves 4 de julio, conmemoración de la independencia de Estados Unidos, sicosis en aquel país, versiones de un atentado en Los Angeles. En México, día de reconocimiento al lingüista Noam Chomsky por su repercusión en el universo de las ideas, su acción comprometida en favor de la libertad humana y su abierto rechazo a la política terrorista del gobierno de Washington que, inmanente, conlleva el riesgo de desastre internacional.

La salida al público del libro Noam Chomsky en La Jornada se acompañó del análisis de Carlos Montemayor, Luis Hernández Navarro, Adolfo Gilly y John Saxe-Fernández sobre el trabajo del lingüista nacido en la ciudad de Filadelfia, cuya tarea tiene que ver con el cogollo de la creatividad del hombre.

El volumen, que comprende una selección de artículos con ideas, críticas y contenidos de avanzada sobre su país (Estados Unidos), América Latina, Kosovo y Medio Oriente, se presentó en Casa Lamm, donde los cuatro comentaristas destacaron la relevancia del pensamiento chomskiano y su influencia en los movimientos defensores de las libertades y la dignidad humanas.

El instante de la palabra

Al abrir la sesión, Carlos Montemayor introdujo a la numerosa asistencia por la ruta esencial del prestigiado lingüista y escritor estadunidense. El historiador mexicano se remontó a la base del análisis lingüístico de Noam Chomsky:

"La lengua no significa llegar a la palabra; llegar a la palabra implica haber recorrido, ya, un gran camino de transformaciones; la palabra no es el fin del camino, porque podemos leer cien palabras sin entender qué es lo que se está diciendo, puesto que la palabra tiene función dentro de la oración, y la oración, dentro de todo el conjunto de oraciones de la cláusula y el discurso, a partir de su totalidad de expresión y desarrollo conceptual, de tal forma que la palabra es un instante, como el morfema amor."

En distintos niveles, estos valores dan las funciones de lo que en el análisis lingüístico se llama estructura, y que en la totalidad de posibles combinaciones se conoce como sistema lingüístico. Por lo tanto, adujo Montemayor, se puede decir que la totalidad de lo que los hombres escuchan o todo lo que dicen o leen está siempre presente en la manifestación del habla.

"Dos mil años después, los lingüistas descubren que ninguno de nosotros habla porque estemos repitiendo como perico oraciones o locuciones (...) En esta gama de la evolución de la idea del conocimiento, Chomsky tiene un papel fundamental. Con su postulado metodológico de gramática generativa y de análisis lingüístico, consolidado sobre todo en el curso que dio en 1955, y que se publicó en 1957 (...) hace un parteaguas en lo que es el esfuerzo del análisis lingüístico."

El descubrimiento analítico de Chomsky, argumentó el historiador, consiste en decir que hay un proceso creativo de la lengua de todos los hablantes, el cual no puede reducirse a la repetición mecánica de las locuciones registradas o aprendidas; por tanto, lo que en español llamamos sintaxis propicia una gramática innata que permite al ser humano crear y ser libre frente a los sistemas reiterativos de las locuciones que escucha.

"Esto le permite a Chomsky decir: 'mi análisis lingüístico no es sólo un análisis lingüístico o una teoría lingüística; es, sobre todo, un primer análisis metodológicamente científico de una faceta humana a la que podríamos llamar inteligencia humana. Por lo tanto, plantea a la lingüística, a partir de las estructuras sintácticas, como una fase de los estudios de la sicología y no solamente como un análisis de la lengua. Esto tiene una repercusión filosófica fundamental en un siglo (XX) en el que la física, las matemáticas, la lógica matemática habían llegado a niveles asombrosos. En la gramática de Chomsky, generativa, trasformacional, subyace la libertad humana. El lenguaje es un procedimiento no sólo de libertad, sino de creación de la libertad, de creación de la realidad, de asimilación y acopio de la realidad. Las repercusiones en la matemática, la lógica, la física y la lingüística es incalculable a partir de la lingüística chomskiana."

Y en primer plano, el resultado del trabajo de Noam Chomsky cuestiona y se opone a todo aquello que ponga en entredicho la libertad del ser humano, insistió Montemayor. "Chomsky está también detrás de todos los momentos en que el expansionismo globalizador está frenando la libertad y la dignidad humanas en aras de la entronización de una realidad espuria que no tiene que ver con ese cogollo (lo mejor, lo escogido) de la creatividad humana sino de su adulación."

Más adelante, Luis Hernández Navarro destacó el pensamiento ilustrado, racional, y la crítica al posmodernismo filosófico de Chomsky, quien ocupa una posición destacada ante los movimientos de renovación y ruptura de la izquierda:

"Chomsky ha optado por mantener un serio compromiso con los valores intelectuales y los problemas científicos e intelectuales que le conciernen y, al mismo tiempo, contribuir en asuntos extracientíficos, tales como la lucha contra el racismo, la opresión y el imperialismo; hacer, es, según él, una absoluta necesidad. Reivindica el pensamiento racional y enfatiza las virtudes del pensamiento más que la acumulación del poder. Su metodología recupera material muy valioso de pensadores clásicos como Jefferson, Adam Smith o San Agustín. Chomsky insiste en la necesidad de estar informado y actuar. Su fuente es el pensamiento cartesiano (René Descartes); se opone a darle relevancia a lo irracional, al fundamentalismo religioso, a las teorías del complot para explicarlo todo y al fanatismo secular".

Luis Hernández recordó que el desprecio hacia los intelectuales por parte de políticos, empresarios e incluso, de otros intelectuales, no es exclusivo de México. En Estados Unidos, a Chomsky, a quien acompaña un compromiso de acción transformadora y sencillez en el habla, se le desprecia, prejuicios de por medio:

"Sin ir más lejos, Tom Wolfe, uno de los creadores del nuevo periodismo, sostiene, en una crítica a los pensadores de izquierda de su país contenida en un artículo titulado 'En el país de los marxistas rococó', que los intelectuales se comportan como si no necesitaran cargar sobre sus hombros el fastidioso peso de las labores de informarse o de investigar, y que les basta con expresar su indignación hacia los poderes fácticos. Los intelectuales en Estados Unidos asumen como posición óptima ?refiere el autor de Todo un hombre-- el menosprecio hacia el resto de la humanidad."

La postura del autor de La hoguera de las vanidades, aduce Luis Hernández Navarro, se endurece porque Chomsky no sabía absolutamente nada de la guerra de Vietnam. Pero el otro lado de la moneda dice otra cosa:

"La opinión de Wolf resume en mucho los prejuicios y la ignorancia que una parte de la comunidad académica, periodística e intelectual de Estados Unidos tiene hacia otra parte de sus compañeros. No en balde Chomsky ha sido excomulgado de los grandes medios de comunicación masiva, así como de los círculos de iluminados."

Después, Adolfo Gilly consideró que la ética política de Chomsky se sustenta en la idea del ser humano como ente de razón, y de ahí se origina la ética de la conducta. Esa postura no es la de un soñador ni la de un predicador en el desierto, insistió el profesor universitario:

"Chomsky es robusta, terca y radicalmente americano, y escribe desde un 'nosotros' en el cual se incluye también como corresponsable de las guerras y crímenes de su gobierno. Denuncia la política de intervención, guerra y dominación del Estado de su país, y al mismo tiempo dice una y otra vez 'lo que nosotros hicimos aquí o allá'. Pienso que ese 'nosotros', antes que una adhesión al Estado, es un llamado a la conciencia y a la ética individual de cada uno. Es una singular apelación moral a un pueblo que, en su mayoría, hoy acompaña los hechos bélicos de su gobierno, y que por eso mismo podrá ser sacudido en su conciencia individual mañana, cuando los resultados de esta loca carrera estén a la vista de todos, y, por supuesto, cuando la historia y la resistencia externa den tiempo para que esta reacción interna actúe antes de que sobrevenga la catástrofe bélica universal hacia la cual nos dirigimos en estos momentos."

Gilly identificó tres hechos fundamentales en el pensamiento ético de Noam Chomsky en relación con los atentados del 11 de septiembre del año pasado en Nueva York:: la destrucción terrorista de las torres gemelas, dice, es el primer acto de guerra real desde el bombardeo de la flota inglesa a Washington en 1812 y la rápida incursión de Pancho Villa en Columbus en 1916; expone las razones políticas, geopolíticas y culturales subrayando la vulnerabilidad defensiva de un régimen que hoy quiere imponer su dominación sobre el mundo, y plantea la necesidad de encontrar una correcta definición de terrorismo.

La historia subversiva de Chomsky

Para cerrar la presentación, John Saxe-Fernández reconoció que los artículos y las entrevistas contenidos en el libro editado por La Jornada tienen un valor político instrumental:

"La historia, en la dimensión comparativa utilizada por Chomsky, es subversiva. (...) es el distanciamiento del torrente emocional que ocasiona la inmediatez de grandes procesos que, por su propia naturaleza, son difíciles de percibir; la historia en ese sentido es fundamental en el filo crítico de Chomsky."

Es necesario calibrar con datos la calificación que hace Chomsky de Estados Unidos como un Estado terrorista, adujo Saxe-Fernández: "Las evidencias son mucho más nítidas y poco dejan a la imaginación (...) Después del 11 de septiembre la moralidad hitleriana no se limita al Ejecutivo, y hoy por hoy es parte y partera de la cultura política, y de la cultura convencional de la cúpula política estadunidense".

El investigador y ensayista consideró que a partir del síndrome del Reichtag que se observa desde el 11 de septiembre, con el aprovechamiento político, jurisdiccional y presupuestal de la catástrofe en Washington y Nueva York, George Bush y su gabinete van a persistir, y en este caso hay una alta probabilidad de un ataque mayor contra Irak poco antes de las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

"La amoralidad, el cinismo y estrechez de miras del gobierno estadunidense, de mayoría republicana, no pueden ser más patentes, patéticos y peligrosos para la seguridad de la población del mundo", indicó Saxe-Fernández.

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