Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 19 de julio de 2002
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Política

Gilberto López y Rivas

Un fantasma que recorre México

La célebre formulación de que la "Historia es maestra de la vida" no parece ser comprendida por los ideólogos de los proyectos neoliberales latinoamericanos. En el caso mexicano, por lo menos, existe un señalado desprecio por la historia nacional, la persistencia secular de conflictos agrarios y, sobre todo, el vínculo tradicional de las comunidades campesinas e indígenas con la tierra y sus territorios.

Del salinismo y su contrarreforma del 27 constitucional al foxismo incondicional de Estados Unidos y al modelo neoliberal, predominan posiciones antitéticas a las luchas agrarias que desembocaron en movimientos y estallidos sociales que han marcado con su huella al país. El manejo del caso Atenco demuestra esta insensibilidad por la historia y el desprecio por los sectores considerados "arcaicos" y "premodernos", particularmente el campesinado indígena, en aras de la modernidad neoliberal y el darwinismo social.

Tan ajeno a la cultura humanista es el neoliberalismo que ni siquiera sospecha que las ideas de "modernidad" y "progreso" son demasiado viejas en la historia para ser blandidas como estandartes válidos en el nuevo milenio. Por eso a partir de un discurso atado a la caduca idea que confronta el mundo campesino con el del progreso citadino, los dueños del dinero y del poder económico nacional e internacional pretenden el despojo de 75 por ciento de las hectáreas que conforman este heroico municipio del estado de México.

Hasta ahora el poder estatal ha jugado sus cartas contra los atenquenses con argumentos falaces sobre el costo de las propiedades agrarias expropiadas y el supuesto escaso arraigo a la tierra de los habitantes del municipio, sin poder ocultar los intereses de poderosos inversionistas y desarrolladores rapaces que utilizan en su beneficio a un gobierno de empresarios y para empresarios.

Así, mientras se quiere obligar a la Secretaría de la Reforma Agraria a realizar un pago multimillonario en favor de los clientes de aquellos políticos sin ética, como Diego Fernández de Cevallos y Antonio Lozano Gracia, a los campesinos mexiquenses se les aplican criterios que no sólo están al margen de la justicia social, sino que operan sin respetar las más elementales reglas del mercado, al cual veneran por sobre todas las cosas.

El carácter excluyente del neoliberalismo es inocultable y tiene gran capacidad de suscitar la resistencia y organización de los sectores afectados que lo hacen de forma intuitiva en defensa de sus intereses vitales. La respuesta de los habitantes de San Salvador Atenco debe ser considerada como otra advertencia para todos aquellos que pretenden pasar sobre la voluntad de los pueblos y las comunidades.

La represión del 11 de julio sólo puede ser entendida como una provocación montada por el gobierno del estado de México para precipitar una espiral de violencia que dividiera y desarticulara el incipiente movimiento y abortara el proceso jurídico-legal exitoso de los campesinos inconformes. Los propósitos de la represión no se lograron. Por el contrario, el movimiento se cohesionó y concitó amplias y variadas expresiones de solidaridad. Con su llamado al diálogo, el movimiento obligó al gobierno federal (visita papal de por medio) a modificar su esquema de enfrentamiento y a avenirse a la negociación.

La etapa de diálogo que se abre es un logro del movimiento campesino que neutralizó por ahora la represión y la campaña de satanización desatada por los medios. Se abre así una etapa difícil que permitirá valorar aún más la autenticidad y fortaleza del movimiento de los ejidatarios de San Salvador Atenco

Las enseñanzas de Atenco deben ser apreciadas en sus justos términos. No es el primer movimiento de resistencia al neoliberalismo que surge en el país. Existen, por fortuna, varias experiencias, una de la más connotada y de carácter armado es el zapatismo que irrumpió en 1994 en el momento de la entrada en vigor del TLC.

El Plan Puebla-Panamá (PPP) se ha echado a andar y muchos conflictos ligados a la propiedad de la tierra y la defensa del territorio saldrán a la luz pública en los meses y años venideros en toda la región sur del país; puede mencionarse ya la resistencia de la comunidad del municipio autónomo Olga Isabel, en Chiapas, a la carretera que pretende pasar sobre sus territorios.

El fantasma de Atenco agitará permanentemente los corazones y las conciencias de todas las comunidades campesinas e indígenas afectadas por el PPP. En esta etapa de diálogo que se inicia, el movimiento de Atenco necesitará del pleno apoyo de aquellas organizaciones populares, sociales y políticas del país comprometidas con un proyecto alternativo al neoliberal; necesitará madurez, inteligencia y mucha firmeza para sobrevivir y triunfar.

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