Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 19 de julio de 2002
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Cultura
Comenzar la formación musical desde el vientre materno, recomiendan expertos

La ignorancia de pedagogías es el principal problema de la educación artística en México

Hay pocos coros y orquestas juveniles en comparación con la gran población estudiantil

En el mundo se reconoce al país por tener ''buenos cantantes y voces fuertes y sonoras''

ARTURO JIMENEZ

Más que la falta de dinero, recursos materiales o voluntad política, la carencia esencial de la enseñanza artística en México consiste en el desconocimiento de pedagogías de probada eficacia y su aplicación desde etapas prescolares e incluso prenatales. Se trata de un tema en cuyo trasfondo radica otro asunto medular: formar mejores seres humanos, lo cual incluye la formación de mejores ciudadanos.

Dentro de la enseñanza artística destaca la educación musical y, como parte de ésta, el canto coral. De ello hablan los directores de coros infantiles Alfredo Mendoza (México); Pauli Ylitalo (Finlandia); Ana María Raga (Venezuela) y la mexicana María Concepción Saloma, experta en pedagogía musical. Ellos participaron en la primera etapa del tercer Festival de las Américas, que continúa en EU y concluye mañana.

La actividad coral mexicana es tradicional, pero hace apenas una década que ha logrado cierta presencia internacional. Según Alfredo Mendoza, serían unos cinco coros con un alto nivel. Sin embargo, no figura entre los países latinoamericanos que han destacado, como Venezuela, Argentina, Puerto Rico y Cuba.

Verdadero fraude

''En México la educación musical no forma parte de ningún programa", plantea Alfredo Mendoza, director artístico de la Schola Cantorum y miembro de la mesa directiva de la Asociación Internacional para las Artes Corales y Escénicas Infantiles (ISCCPA, por sus siglas en inglés).

''Nos falta educación musical en serio, no andar con bromitas de recetitas de cocina. Tiene que haber, ante todo, una motivación profunda de la sensibilidad y eso sólo se logra con un arte de buen nivel: buena ejecución, buena selección de material, contacto con la gran música."

Mientras, la materia de educación artística en la primaria es un ''verdadero fraude", agrega. ''No conozco a ningún profesor que pueda enseñar bien ya no las diversas disciplinas de las artes (teatro, danza, pintura, música), sino dos o tres ramas diferentes de la música, ya que se trata de áreas muy especializadas."

Y pregunta: ''¿Cómo se puede pensar que un profesor pueda enseñar bien esas cuatro artes en dos horas a la semana?" Este, dice, es un problema que se creó en la década de los 70, cuando se abandonó la enseñanza de acuerdo con la especialidad del maestro y se buscó abarcar todas las disciplinas por un solo mentor.

''Por eso tenemos muy pocos coros infantiles y orquestas juveniles en comparación con la enorme población estudiantil", señala, y recuerda que en los años 80 comenzó cierto auge en la música, pero después se vino abajo debido a recortes presupuestales.

En cuanto a los coros, dice que no han sido tan afectados porque son un programa barato cuyo principal instrumento es la voz. ''Además, a México se le reconoce en el mundo por tener materia prima: buenos cantantes y voces fuertes y sonoras."

En contraparte, Mendoza observa cualidades que falta pulir, como ''la concentración, la finura y el detalle".

Por eso considera que la educación musical debe ser temprana, incluso desde el vientre materno, pues el oído es uno de los primeros sentidos en desarrollarse.

Y para después del nacimiento, agrega que existen ya muchas técnicas de estimulación temprana para que los padres desarrollen juegos musicales con el niño.

''Después debería venir la enseñanza en preescolar y en primaria, pero en México comienza hasta la secundaria, cuando ya es muy tarde. El joven se ríe y siente la música como algo muy raro."

Reflexiona: ''La formación integral de la persona requiere también el sentido estético, el cual toca el alma. El arte es parte de la formación de la personalidad, del corazón. Si eso se quita, estaremos formando seres humanos incompletos.

''La persona con sensibilidad artística se desarrolla de manera más armónica, sin tender a la unilateralidad que puede tener, por ejemplo, un tecnócrata, un militar o alguien que sólo está en una cosa. El arte nos hace ser más universales y sensibles a lo que los demás sienten y piensan."

Los casos de Finlandia y Venezuela

La educación artística en Finlandia es un ejemplo y de ella destaca el área musical. En el caso de los coros y los festivales, éstos proliferan por pueblos y ciudades y cuentan con un nivel muy alto.

A los niños finlandeses se les imparte educación musical dos horas a la semana durante la primaria, aunque algunas escuelas dedican cuatro. A los 14 años ya pueden escoger si continúan en la música o en otra actividad artística que han llevado, como pintura o teatro, dice Pauli Ylitalo, director del Coro Juvenil de Raahe.

''En mi país la educación musical es parte importante de la formación del ser humano, que le enseña a crecer. No es una materia de currículum sino para su formación integral en todas las áreas del aprendizaje."

El caso de Venezuela es parecido a México, porque ahí tampoco existe un programa integrado al sistema educativo nacional básico. Pero en el país sudamericano existe gran cantidad de coros y el nivel es muy alto debido a iniciativas independientes, civiles y privadas.

''En Venezuela hace falta una política que logre crear la 'institución coral' para poder equipararnos al movimiento orquestal, del que sí hay un proyecto", dice Ana María Raga, directora de Coral Aequalis, de Caracas.

Ejemplifica una de las virtudes de la enseñanza musical: ''Con las niñas de Coral Aequalis he podido hacer canciones con coreografías y ritmos difíciles, y composiciones que deben mezclar movimiento y canto.

''Todo lo hacen, resuelven cualquier propuesta, y de manera más rápida y disciplinada que los coros de adultos, de los que dirijo cuatro. Uno ve el fruto del trabajo con niños muy pronto, y no sólo en lo musical sino como personas, como escuela de vida."

Pedagogía musical, la clave

La pedagoga musical María Concepción Saloma, también presidenta de la Asociación de Amistad México-Finlandia y jubilada hace poco, luego de tres décadas de trabajo en la sección de música escolar del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), expresa:

''Tuve que salir de México para completar mi formación porque los planes de estudio de la carrera de pedagogía musical en el país han sido pobres desde los años 60. Antes había unos planes fantásticos."

Con técnicas aprendidas en Holanda, como la de ''jugando con música", métodos de enseñanza coral en Hungría desde el vientre materno y estudios en la Academia Sibelius de Finlandia, señala:

''En México no se ha podido lograr un contenido programático para la enseñanza musical. Si no tenemos un programa de educación musical, no podemos trabajar."

Pone un ejemplo de lo académico: ''La sección de música escolar del INBA se fue llenando de maestros que manejaban la teoría pero no la didáctica, la metodología, la pedagogía. Hay iniciativa y creatividad, pero faltan las herramientas. Es un error que a los que estamos en la pedagogía musical nos vean como músicos frustrados".

Más que faltar apoyo o interés de las autoridades, considera Saloma, existe gran desconocimiento. ''La educación musical a nivel elemental es muy difícil. En Hungría, por ejemplo, las maestras de mayor edad son las que trabajan con los niños más pequeños. Y aquí si uno dice que trabaja en prescolar es algo peyorativo."

El mayor problema, destaca, es que los profesores no tienen preparación pedagógica. Propone que a los incentivos económicos a los docentes deben agregarse los estímulos académicos y crear un programa rector de pedagogía musical.

''Debe darse a los maestros la oportunidad de desarrollar la magnífica creatividad que tienen. No creo que sea muy difícil porque contamos con muy buenos profesores de educación musical. Lo que falta es capacitarlos."

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