Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 19 de julio de 2002
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Cultura

La muestra antológica de Eduardo Chillida ya se puede admirar en ese recinto

šQué exposición!, exclamaron en Bellas Artes

Mi padre ha trabajado con honestidad en lo que ha creído, señaló el hijo del artista

MERRY MAC MASTERS

šQué exposición!, fue el comentario del público asistente, más de mil 500 personas, a la apertura, el miércoles, de la muestra antológica de 86 obras del escultor vasco Eduardo Chillida (1924), en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Desde hace más de diez años se intentaba traer a México una exposición de quien es considerado uno de los cuatro pilares de la escultura del siglo XX, junto con Alexander Calder, Constantin Brancusi y Alberto Giacometti. Por tanto, había muchas expectativas, que se cumplieron. Claro, hubo quien no estuvo de acuerdo con las bases utilizadas en la sala nacional para las esculturas más grandes y pesadas -Chillida siempre las crea con el propósito de que se coloquen en el suelo-, pero se debió proteger el piso de madera.

Para que la exposición llegara a México, jugó un papel relevante la Galerie Nationale du Jeu de Paume, donde la muestra se inició el año pasado -este abril se abrió en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco)-. En el acto inaugural, encabezado por Sara Bermúdez, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el director del museo parisino, Daniel Abadie, recordó que la obra de Chillida está fuertemente ligada a la Ciudad Luz, donde comienza y donde en los años de la represión franquista encuentra respuesta inmediata entre aquellos interesados por las formas modernas.

El reto de exhibir en Bellas Artes

Es paradójico -prosiguió Abadie- que a más de 50 años de su primera exposición en el Salón de Mayo, en París, ninguna institución francesa haya reconocido aún la aportación de Chillida a la escultura del siglo XX. Luego apuntó que si la arquitectura de Ricardo Legorreta en el Marco parecía hecha para albergar la obra de Chillida, su presentación en un monumento histórico como el Palacio de Bellas Artes representaba en cambio un reto.

El embajador galo en México, Philippe Fauré, señaló que con la exposición culmina, pero no concluye, una antigua tradición de intercambios entre la Galerie Jeu de Paume y el Museo del Palacio de Bellas Artes. Para Fauré, el hecho de que las instituciones francesas presenten a un artista español ''es un dato más y muy notable de que Europa se construye". El comentario fue retomado por su par español, José Ignacio Carvajal, quien dijo que la exposición demuestra una nueva dimensión de Europa, que no se reduce a los ámbitos económico y político.

Luis, hijo de Eduardo Chillida, representó a la familia y la fundación que lleva el nombre del artista. De su progenitor dijo: ''Mi padre ha trabajado con honestidad en lo que ha creído que debía hacer y tratado de hacer lo que no sabía".

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