Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 29 de julio de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Cultura
Gilliam se ríe de sus desgracias en Perdido en La Mancha

Crean primer documental de cómo no se hizo una película

Diversos desastres naturales impidieron al director concluir este año el rodaje de la nueva saga de Monthy Phyton

MARK KERMODE THE INDEPENDENT

Este año los cines debían exhibir El hombre que mató a don Quijote, la película más reciente del director Terry Gilliam, quien redefinió el cine de fantasía moderno con joyas como Brazil, Time Bandits y 12 Monkeys. Desafortunadamente, a causa de una serie de imprevistos que van desde lo trivial (dificultades financieras y contractuales) hasta apocalípticos (plagas, inundaciones e incluso los truenos de la guerra, cortesía de los jets de la OTAN), el estreno fue retrasado de manera indefinida.

En su lugar tenemos Perdido en La Mancha, espléndido recuento de la batalla de Gilliam en contra de las fuerzas de la naturaleza. ''Se trata del primer documental de cómo no se hizo una película", y que ofrece la clase de espectáculo dramático reservado a las historias bíblicas:

¡Vea sets gigantes arrasados por la lluvia de fuego de Dios! ¡Sienta el dolor mientras un humilde virus cae sobre el poderoso jinete! ¡Escuche los gritos de angustia ("¡estamos jodidos!") del director mientras observa el desastre que tiene frente a él! Para la mayoría de los directores esto debería ser el fin del mundo. Para Terry Gilliam es lo cotidiano, y aumenta su casi mitológico status de soñador-demente favorito del cine. Nuestro propio don Quijote.

''Como director pragmático y sensible desde hace años, es realmente estúpido de mi parte permitir que esto continúe", dice Gilliam con risa irónica y estridente. ''La leyenda del monstruo sin control es graciosa, y ciertamente confunde a los ejecutivos de Hollywood. Pero eso es mejor que ser un cineasta aburrido, aunque a veces se convierte en algo muy tedioso".

Tedioso, pero sin duda entretenido, como cada nueva cinta de Gilliam que llega (o, en este caso, no llega) repleta de batallas fuera de escena para lograr la acción en pantalla.

"No es algo planeado ni nada por el estilo", insiste Gilliam, quien es visto irónicamente en Perdido en La Mancha como modelo de responsabilidad, cuidador meticuloso de los centavos y guardián fiero del calendario de filmación, aun cuando las calamidades se acumulan.

"Básicamente estamos atrapados entre historias: me ven como el gigante asesino, como en el caso de Brazil, o como el loco de Munchausen. Nadie habla de El rey pescador o 12 Monkeys, que tuvieron gran éxito y fueron hechas en calma, porque es aburrido.

"No hay mucho que pueda hacer. Pero no es una buena imagen para la mente de las personas en Hollywood que dicen: '¡oh, es maravilloso, un gran director, pero me asusta!'. Se trata de personas muy tímidas que corren hacia otro lado porque quieren personas que los hagan sentir cómodos, no preocupados''.

Un ejecutivo al servicio de don Quijote

La preocupante historia de El hombre que mató a don Quijote comienza hace 15 años, cuando al productor Jake Eberts se le vendió un proyecto en 20 millones de dólares que sólo tenía dos nombres: Gilliam y Cervantes. Pero cuando Gilliam se sentó a leer a Cervantes descubrió lo mismo que Orson Wells (quien tiene a un Quijote sin terminar en su haber): que El Quijote es imposible de filmar. "El libro es tan extenso -dice Gilliam- que llevarlo a la pantalla era muy limitante. Así que el proyecto murió''.

Muchos años después, sin embargo, Gilliam y su coguionista Tony Grisoni soñaron un argumento en el cual un publicista de esa época es atrapado en el tiempo y llega al siglo XVII, donde conoce a don Quijote, quien lo confunde con Sancho Panza. "Estaba muy satisfecho con ese guión, porque me liberó de las restricciones del libro, y también sentí que a Cervantes le habría agradado lo que hicimos. Tienes a un moderno y astuto ejecutivo de publicidad como sirviente de un lunático del siglo XVII. Tuvimos la posibilidad de usar lo mejor del Quijote y contar otra historia en torno de él".

Tras las pesadillas de preproducción (incluyendo el involucramiento de una persona que prometió 16 millones, pero resultó ser "el Quijote alemán"), el proyecto se puso en marcha en España con dinero europeo en agosto de 2000, con Johny Depp (estrella de la cinta anterior de Gilliam, Miedo y Asco en Las Vegas) contratado para el papel del arrogante publicista, mientras la leyenda europea Jean Rochefort aprendió inglés para el papel de don Quijote. La victoria estaba a la vista. La filmación comenzó...

"Lo extraño es que mientras escribíamos el guión Tony y yo siembre hablábamos de don Quijote como alguien que sufría: la cinta es de sufrimiento, dolor y angustia. Cuando llegó el huracán en el segundo día de filmación, me acordé del Rey Lear y del Mago de Oz, pero más de Job porque, ¿qué más castigo podía pedir? Aunque de hecho fueron los momentos más estimulantes para mí. Cuando el huracán golpeó, fui hacia la tormenta y me senté bajo una saliente rocosa. Fue una tormenta bíblica. ¡La venganza de Dios! Era todo lo que podías esperar. La tierra se llenó de caídas de agua; se arrasó todo. Y empezó a granizar. El granizo era del tamaño de una pelota de golf. Y yo debajo de la roca diciendo: '¡sí, dame todo lo que tengas, nunca me vas a atrapar!'

"Después, cuando todo acabó, salí de abajo de mi roca y ya no había nada. Las tiendas estaban en el suelo, ya no estaba el set, la gente se había ido. Y pensé: '¡estoy purificado, soy libre al fin!, me han quitado de encima la carga de la filmación y nunca voy a tener que hacerlo de nuevo'".

Todo esto y mucho, mucho más, fue captado en el video Perdido en La Mancha, de Keith Fulton y Louis Pepe, quienes ya habían mostrado a Gilliam en el documental de cómo se hizo 12 Monkeys y que llamaron El factor hamster. "Eran dos estudiantes de cine, y en esa época pensé que sería bueno tener un diario de 12 Monkeys. Les dimos una cámara y mucha cinta, y les dije: 'es suya. No voy a censurar nada, y tienen acceso a mí en cualquier momento. Sólo hagan un documental verdadero'. Así salió El factor hamster y pienso que es un trabajo maravilloso. Luego, cuando comenzó El Quijote, pensé: 'vamos a traerlos de nuevo para tener otro diario, porque algo está a punto de pasar'. Ellos se perdieron algo de la primera parte, pero llegaron a tiempo para el baño de sangre".

El recuento de Fulton y Pepe del "baño de sangre" es una mirada abierta, porque sus cámaras captaron el momento en el que todo se fue a la mierda. "Es un testimonio honesto de lo que pasó", señala Gilliam, quien ahora ve Perdido en La Mancha con mezcla de dolor y orgullo. "No podía mirarla porque me tomó una semana recuperarme. Por otra parte, es una grabación de algo importante y en los próximos años veré atrás y diré: 'sí, es interesante'. Es el primer documental de cómo no se hizo una película. Es una tragedia enorme. Pero no quiero que nadie sienta lástima por mí. No ruego que me entiendan. Si una buena tragedia ocurrió aquí, está bien. Y para muchos de nosotros, esto es sólo la postal que tenemos de lo que pasó".

Una postal, tal vez, pero no una nota de despedida, al menos no si Gilliam retoma el camino.

© The Independent

Traducción: Ericka Montaño

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año