Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 30 de agosto de 2002
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Política
Los autores materiales recibieron $300 mil para calmar al mentor disidente, en 1981

En la averiguación por el homicidio de Núñez se vincula a asesinos con directivos del SNTE

Señalan que Clemente Villegas, relacionado con el sindicato, les encargó el trabajo

JENARO VILLAMIL

Rufino Vences Peña recibió 300 mil pesos de Clemente Villegas Villegas para calmar el 30 de enero de 1981 al profesor Misael Núñez Acosta, asesinado la tarde de ese día, al salir de la escuela Héroes de Churubusco, según consta en la averiguación previa TL/SC/2054/981 de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.

En esa averiguación, dada a conocer por los reporteros Enrique Garay y Mario García Sordo en cuatro entregas publicadas entre el 27 y el 31 de julio de 1981 en el periódico Unomásuno, se manifiesta la vinculación de Clemente Villegas Villegas con la dirección de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezada en ese entonces por Leonardo González Valera, sucesor de Elba Esther Gordillo en la conducción de esa sección.

También se demuestra que las amenazas contra Misael Núñez arreciaron el 14 de noviembre de 1980, mediante un documento firmado por la sección 36. En él se acusa a Núñez Acosta y a otros profesores de provocar ''enfrentamientos peligrosos de imprevisibles consecuencias''. En el clásico lenguaje de la intimidación y la advertencia, el punto 4 de ese desplegado subraya:

"La sección 36 del SNTE ha mantenido la serenidad y la cordura sin dar respuesta a la provocación y al insulto de estos grupos de agitación. Esto no es un signo de debilidad sino de madurez y responsabilidad; sin embargo, estamos decididos a colocar en su sitio a quienes no entiendan ningún lenguaje y sólo obedecen consignas en forma dogmática".

Las acusaciones de Aguilar Camín  contra Gordillo y Jonguitud
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Los reportajes aportaban elementos de que Misael Núñez fue mandado asesinar por su actividad sindical. Las derivaciones sobre la relación entre Leonardo González Valera, Elba Esther Gordillo y Carlos Jonguitud Barrios fueron descritas así por Héctor Aguilar Camín en su artículo "Núñez Acosta, lección en el sótano", publicado en Unomásuno:

"La sección 36, que corresponde al valle de México, encarna dos de los vicios progresivos del gran cacicazgo directivo de Vanguardia Revolucionaria: primero, la fuerte carga personalista que deposita puestos sindicales de importancia en ayudantes y sirvientes del líder; segundo, la concepción del poder como una entidad monolítica regida por la teoría del dominó, la idea de que quien cede una pieza acaba cediendo todo el tablero.

''La ineptitud de esos lideratos heredados e incondicionales de tercera, y la intolerancia a toda apertura que signifique entregar puestos sindicales a las nuevas tendencias, son causas tan eficientes en la erosión del cacicazgo como la intensidad de la movilización disidente. La sección 36 conoce ambas realidades y en abudancia. Su actual secretario, Leonardo González Valera, es el que fue chofer de su lideresa previa, Elba Esther Gordillo, quien a su vez tuvo como mérito clave para el puesto su intimidad amistosa con el presidente vitalicio de Vanguardia Revolucionaria, Carlos Jonguitud; paralelamente, la movilización magisterial del valle de México ha sido una de las más fuertes y organizadas, de las que con mayor vigor ofrecen en la práctica un liderato alternativo. De ahí que el asesinato de Núñez Acosta pueda y deba leerse como un crimen político, como la continuación de la política por medios sangrientos''.

El entonces subdirector editorial de Unomásuno insistía en su colaboración editorial en las implicaciones políticas del análisis expuesto, aunque no sean pruebas delictivas claras.

''Lo único probado o confesado hasta hoy por los homicidas es su relación con Clemente Villegas -subraya Aguilar Camín-, cuya efectiva vinculación al SNTE no prueba la participación de éste -de su dirección seccional o nacional- en el asesinato de Núñez Acosta. Y, sin embargo, desde un punto de vista político, la implicación de una complicidad está ahí, disponible, recordable, utilizable".

Ningún analista en ese momento previó que tendrían que pasar más de dos décadas para que el crimen cometido contra Núñez Acosta fuera, como dice Aguilar Camín, ''disponible, recordable, utilizable''. Mucho menos por el ahora defenestrado ex jefe máximo del magisterio nacional, Carlos Jonguitud, contra su sucesora Elba Esther Gordillo.

Los reportajes citados subrayan que a Clemente Villegas Villegas nunca se le detuvo. Documentan que su relación como porro del grupo dominante en el SNTE se inició desde 1978, cuando hizo otros ''trabajos'' en la sección 9 del sindicato. Por su lado, los asesinos materiales Rufino Vences Peña, Joel Vences Hernández y Jorge Mejía Pizaña huyeron del penal de La Perla dos meses después de haber sido detenidos.

La reacción airada del entonces dirigente formal del CEN del SNTE, Ramón Martínez Martín, a lo expuesto por los reporteros Enrique Garay y Mario García Sordo, no se hizo esperar. El 29 de julio de 1981, Martínez Martín demandó el esclarecimiento del crimen, subrayó que la dirigencia del sindicato no estaba dispuesta a soportar ''más insultos o imputaciones absurdas que pretenden involucrar al SNTE en actos ilícitos'', y rechazó que el gremio magisterial tuviera vínculo alguno con los asesinos materiales del profesor Núñez Acosta (Unomásuno, 30-07-1981, p. 6).

Ese mismo día se realizaron marchas de grupos disidentes y democráticos en seis entidades. El nombre de Misael Núñez Acosta volvió a salir a relucir. Las imputaciones en contra del grupo de Carlos Jonguitud Barrios eran generalizadas.

La reconstrucción del crimen

En su declaración ministerial, Rufino Vences Peña y Joel Vences Hernández declararon:

''Clemente Villegas Villegas, quien nos manifestó que prestaba sus servicios en el SNTE, nos indicó que había unas personas que calmar, ya que se encontraban agitando, realizando paros, mítines y marchas a Palacio Nacional, aceptando los de la voz calmar a estas personas que agitaban, quedando en verse en un restaurante donde los declarantes recibieron la cantidad de 60 mil pesos''.

Rufino Vences fue contactado en el Burger Boy de Nezahualcóyotl. ''Ahí -declaró en la averiguación previa 3251/81- Clemente Villegas me dio la media filiación de Núñez Acosta y la dirección donde se debería hacer el trabajo".

''Fui a mi casa de inmediato por mi tío Joel Vences Hernández y mi amigo Jorge Mejía Piña. Les hablé del trabajo y los convencí de que me acompañaran dándoles 15 mil pesos. Clemente se comprometió a completar 300 mil pesos por el trabajo que íbamos a hacer.

''Nos trasladamos a Tulpetlac a donde llegamos como a las 18 horas... Identifiqué de inmediato a Misael. Regresé al auto que habíamos robado la noche anterior en Nezahualcóyotl, haciéndonos pasar por policías cuando encontramos ebrio al dueño de ese coche. Mi tío en el auto ya tenía la pistola Colt calibre .45... Adentro del auto -marca Chrysler modelo Le Baron- Jorge Mejía también traía su arma y nos quedamos fumando a esperarlos salir...''

Cuando caminaban los tres maestros (Misael Núñez, Darío Ayala y Daniel Campos), Rufino indicó a sus cómplices: ''esos son''.

Se oyeron las descargas. Los disparos se efectuaron a menos de un metro de distancia. El profesor sobreviviente, Darío Ayala, declaró:

''Misael quiso levantarse y gritar, pero ya no gritó. Como agonizando quiso decir algo, pero ya no pudo: se volvió a doblar. Pienso yo que ha de haber vivido dos o tres minutos''.

En otra parte del expediente se asentó que agentes del sexto grupo de la Policía Judicial del estado de México anotaron en su último informe del caso: ''fuimos vigilados por elementos del SNTE con el fin de conocer en forma precisa el curso de las investigaciones. Son como un grupo secreto paramilitar'', indicaron (Unomásuno, 30/08/ 1981, p. 6).

Los orígenes en El Mexe

Misael Núñez y el asesino intelectual Clemente Villegas se conocieron en El Mexe, Hidalgo, donde el primero fue maestro del segundo. En sus años de estudiante normalista de El Mexe, Misael Núñez denunció los manos manejos de las raciones alimenticias. Por su activismo, tuvo que terminar sus estudios en otra normal.

La normal de El Mexe ha sido semillero de gobernadores, legisladores y líderes sociales. Un reportaje publicado por Masiosare el 27 de febrero de 2000 anota que en la comunidad de El Rosario, del mismo municipio, nació Ericka Zamora, recién liberada tras ser detenida por la matanza de El Charco.

De 1973 a 1974, Núñez trabajó en Cardenal, estado de México, donde participó en un movimiento de colonos contra la contaminación de una fábrica. En 1974 llegó a la Loma de Tulpetlac. Fue director vespertino de la escuela Héroes de Churubusco. Ahí encabezó otra lucha de colonos de La Purísima contra la empresa Coca-Cola, que pretendía apoderarse de unos terrenos destinados a una escuela. En 1976 fundó la Coalición de Colonias de Tulpetlac, organización que un año después logró la introducción de agua potable y la construcción de escuelas en Texalpa y Tecuexcómac.

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