Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 5 de octubre de 2002
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¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Pascoe, definiciones tardías

AUNQUE EN GENERAL es ocioso, a veces resulta interesante, por no decir morboso, observar el desempeño de los políticos a lo largo de sus carreras, por incipientes que sean, sobre todo en países donde la mentira ha tomado carta de ciudadanía, independientemente del partido político en el poder.

Y SI BIEN el optimismo emergente anima a creer que las enfermedades de la democracia pueden ser curadas con más democracia, el fantasma de la desneuronización colectiva continúa ensombreciendo las buenas intenciones de los metidos a demócratas, obsesionados por el poder antes que por activar neuronas en la ciudadanía, ahíta de televisión pero ayuna del hábito de pensar y de defender sus derechos.

ESTO VIENE A cuento luego de que Ricardo Pascoe Pierce fue separado de forma estridente, la semana pasada, de su cargo como embajador de México en La Habana, tras una serie de desacuerdos con el secretario de Relaciones Exteriores, y quizá como consecuencia lógica de su particular manera de entender la función de servidor público de izquierda a las órdenes de la derecha, que finalmente acabó cesándolo.

AQUI ES DONDE embona la polémica figura de Pascoe con la fiesta de los toros y con su singular desempeño como delegado en Benito Juárez durante los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas primero, y de Rosario Robles después, habiendo llevado hasta sus últimas consecuencias un pragmatismo ideológico que, tras 21 meses en la isla, hoy lo tiene involuntariamente de regreso en México.

ASI COMO AHORA el ex embajador se queja de la naturaleza "ladina" de las relaciones con Cuba por parte del gobierno mexicano, "a estar diciendo una cosa y haciendo otra, y estar complaciendo a otras personas con esa política", exactamente así le hizo Pascoe como delegado en Benito Juárez.

SE RECUERDA SU complaciente permisividad con los antojos y arbitrariedades del empresario de la Plaza México -supresión de exámenes post mortem, cambio de ganado, aumento desorbitado en las localidades, incluso en carteles modestos, jueces sumisos, entre otras-, al tiempo que afirmaba hacer cumplir el reglamento taurino y velar por los intereses del público.

EL COLMO DE este desempeño "ladino" de Pascoe como delegado fue otorgarle al propietario de la desprestigiada plaza de toros, Antonio Cossío, la licencia de construcción para un centro comercial, precisamente frente a la entrada principal de un coso que no cuenta con cajones fuera del edificio. Al final, no se concluyó la obra y sólo medio se aprovecha su lúgubre estacionamiento.

ESTE ANTECEDENTE DE Pascoe, por no mencionar la bronquita que no le supo parar a Cárdenas en la plaza, cuando por órdenes de Herrerías un torero modesto le hizo un brindis a Cuauhtémoc que provocó sonora rechifla; esta negligencia para haber metido en cintura al intocable empresario, en la mejor tradición priísta, secundada luego por el PRD y el PAN, es la falta de definición que los habitantes de la Benito Juárez y el público de la Plaza México constataron en su momento y que tardíamente pretende rectificar el fugaz diplomático.

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