Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 5 de octubre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Editorial
LLUVIAS ATIPICAS, IMPREVISIBLES, ORACIONES, INSENSIBILIDAD

Durante los sexenios anteriores, cada desastre tenía como corolario la ineficiencia, la insensibilidad política y hasta el desvío de los fondos y el aprovechamiento clientelista de la solidaridad. Entre otras cosas, por eso se necesitaba un cambio... que aparentemente no ha llegado.

El presidente Vicente Fox, por ejemplo, declaró ayer en una entrevista radiofónica que cuando visitó Campeche, el 26 del mes pasado, no le informaron sobre la gravedad de las inundaciones y por eso el gobierno federal no declaró el estado de desastre natural para ayudar a esa entidad. Sin embargo, hoy la Secretaría de Gobernación adopta esa decisión respondiendo a un oficio del gobierno de Campeche que solicitaba, el 27 de setiembre, un día después de la visita presidencial, la Declaratoria de Desastre Natural en 11 municipios de ese estado. Es difícil pensar que las autoridades locales se olvidaron de hablar con el Presidente de un desastre cuya magnitud las había llevado a emitir el citado oficio.

Por otra parte, la Secretaría de Gobernación motiva la Declaración de Desastre Natural hablando de lluvias atípicas e imprevisibles. Ningún huracán es igual a otro y, en ese sentido, todos son atípicos, y en cuanto a la imprevisibilidad de los huracanes y de las tormentas tropicales en estos meses y en la zona ribereña del Caribe habría mucho que discutir, ya que se presentan regularmente todos los años ¿Ambos gobiernos, el estatal y el federal, consideran fatales y "naturales" catástrofes que, efectivamente, no dependen sino de la naturaleza, pero cuyas consecuencias, en cambio, sí pueden ser previstas y en gran parte evitadas por Protección Civil, como sucede en Estados Unidos o en Cuba, países que son azotados por los mismos huracanes pero donde éstos se enfrentan con organización, previsión y recursos?

Pero no se trata sólo de Campeche: ¿cómo puede ser, si no es por menosprecio clasista y por racismo semioculto, que la zona rica de la ciudad de Mérida haya sido socorrida eficazmente y cuente ya con servicios casi normales mientras en la zona sur, la pobre, la maya, 50 mil personas siguen careciendo en cambio de los servicios básicos? ¿Es puro azar o se debe a que los gobernantes no se preocupan demasiado "por los que no son como nosotros"?

¿Cuál es también la explicación del hecho, denunciado por Ana Rosa Payán Cervera, alcaldesa de Mérida, de que el gobierno del estado no le haya dado al municipio ni un peso de los fondos de ayuda federales destinados a Yucatán? ¿Los gobernantes, antes de tomar medidas de prevención contra desastres que se repiten, confían esencialmente en la providencia divina, como el panista yucateco Patricio Patrón Laviada, que como remedio contra las inundaciones llamó a orar? La respuesta del gobierno federal, mediante la Secretaría de Desarrollo Social y las Fuerzas Armadas, ha sido rápida y eficaz en Yucatán, gobernado por un correligionario que, por el contrario, no demostró sensibilidad social. Pero en Campeche el retardo en la ayuda, estatal y federal, lo pagan los inundados por el Champotón o los ribereños de otros cursos de agua amenazados por nuevas crecidas de los mismos. ¿Las poblaciones tendrán que seguir siendo rehenes de juegos partidarios o clientelares cuando sufren calamidades no tan "naturales"?
 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año