Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 7 de octubre de 2002
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Política

Jorge Santibáñez Romellón*

ƑNueva etapa en la relación México-EU?

Varios sucesos, aparentemente desconectados entre sí, han puesto sobre la mesa la posibilidad del inicio de una nueva etapa en la relación entre México y Estados Unidos o, de manera más precisa, que dicha relación retome el camino del que se desvió en virtud de los sucesos del 11 de septiembre. Entre dichos sucesos cabe mencionar la llegada a nuestro país de un nuevo embajador de Estados Unidos, así como las declaraciones recientes, previas a su visita a nuestro país, de Laura Bush, que expresan gran amistosidad por México y su posición favorable a un acuerdo migratorio. Asumir de manera mecánica que esos sucesos significan el inicio de una nueva etapa entre los dos países representa, en mi opinión, una trivialización y simplificación extrema de las complejas relaciones entre las dos naciones.

La llegada de un nuevo embajador sin duda establece la voluntad del gobierno del país representado por este embajador, de imprimir algún cambio en la relación con el anfitrión. El nivel de cercanía del embajador designado con el Ejecutivo que realiza la designación es un indicador de la importancia que se asigna a las relaciones con el país de referencia. En el caso que nos ocupa, la designación de Tony Garza, amigo y colaborador cercano de George Bush como nuevo embajador de Estados Unidos, efectivamente puede ser interpretada como un signo favorable para la relación entre los dos países.

El nuevo embajador no tiene la experiencia diplomática de Jeffrey Davidow, pero su cercanía con el presidente estadunidense es garantía de buena comunicación entre los dos gobiernos. Aun más, pues Garza puede representar para los fronterizos un aliado, ya que conoce bien la dinámica local de interacción de ciudades fronterizas del sur de Estados Unidos y del norte de México porque creció en la ciudad texana de Brownsville, vecina de Matamoros, en el estado de Tamaulipas.

En lo que toca a las declaraciones de la señora Bush como prólogo a su visita a México para asistir a la reunión de esposas de presidentes, éstas reflejan más bien la cortesía de una visitante y no pueden ni deben ser interpretadas como posición oficial del gobierno que encabeza su marido. Sin embargo, llama la atención que en su declaración haya abordado temas como el de un eventual acuerdo migratorio, que mucho rebasa su "ámbito de competencia".

A pesar de los buenos augurios, en mi opinión estamos lejos aún de que la relación entre los dos países retome el rumbo previo al 11 de septiembre. No solamente la agenda de Estados Unidos cambió, sino que México no sólo no ha sabido desarrollar una estrategia que se adapte a ese cambio, sino que sigue apostando pacientemente a que algún día, quizá cuando concluyan las elecciones legislativas o cuando pase o disminuya el discurso antiterrorista, las cosas mejorarán.

Qué bueno que ahora tenemos un embajador más cercano al presidente estadunidense, pero si no se usa ese conducto para transmitir un mensaje claro y coordinado de lo que México desea, si no se desarrollan estrategias de "presión" para que el mensaje se transmita y si se sigue considerando que el único interlocutor es el Ejecutivo, y más particularmente el presidente Bush, de nada servirá la cercanía Bush-Garza, como de muy poco ha servido la amistad Fox-Bush.

Cuando el gobierno estadunidense decidió modificar su agenda después del 11 de septiembre e interrumpir las negociaciones con México, el gobierno mexicano perdió al único interlocutor que había cultivado y en el que había apostado todo, por lo que cuando desapareció prácticamente no ha habido con quién volver a platicar los asuntos que nos interesan. Creo que la lección debe aprenderse. Pensar que Garza es la solución llevará a cometer el mismo error. Por supuesto, hay que cultivar la relación con el nuevo embajador, pero también debe entenderse que existen otros interlocutores como son las organizaciones latinas o mexicoestadunidenses en Estados Unidos o el Congreso de ese país, por mencionar dos que considero no hemos "cabildeado" lo suficiente, o no lo hemos hecho de la mejor manera, y eventualmente podrían ayudarnos en Estados Unidos, si bien es cierto, no para impulsar toda la agenda mexicana, sí algunos de los puntos más importantes.

Sin embargo, mi preocupación esencial se refiere al interior de México. Si no se encuentran los caminos para recuperar la estabilidad política y social que últimamente se ha visto perturbada, si no se mejoran las relaciones con el Congreso y el resto de actores políticos, si se vulnera el estado de derecho, si las leyes no se hacen respetar, entonces se proyecta el mensaje de que no se puede negociar afuera si adentro reina el desorden. Difícil tarea tenemos los mexicanos, en particular el gobierno del presidente Fox.

* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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