Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 15 de octubre de 2002
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Mundo

Bagdad y Washington deben garantizar la seguridad de los expertos en desarme: ONU

Irak ratifica las condiciones de acceso a palacios presidenciales en las inspecciones

El aparato de Estado iraquí se moviliza en busca de la relección de Saddam Hussein

REUTERS, DPA Y AFP

Bagdad, 14 de octubre. El presidente de Irak, Saddam Hussein, quien mañana sería relecto por otros siete años en el poder, reiteró hoy su disposición de aceptar a los inspectores de armas de la Organización de Naciones Unidas, pero también a luchar contra una eventual invasión de Estados Unidos.

El presidente estadunidense, George W. Bush, insistió a su vez en la exigencia de que toda nueva resolución de la ONU destinada a despojar a Irak de sus armas de destrucción masiva debe establecer las consecuencias a las que se expone Bagdad en caso de no cumplir, aunque también repitió que un ataque contra la nación árabe sería la "última opción".

Irak envió una nueva carta a la ONU en la que confirma que está de acuerdo en que se reanuden las inspecciones de desarme, pero no cambiará las condiciones de acceso a los palacios presidenciales, previstas en un memorando de acuerdo firmado en 1998 en Bagdad por el secretario de la ONU, Kofi Annan, y confirmadas en la resolución 1154 del Consejo de Seguridad.

Al mismo tiempo, Hussein se declaró dispuesto a luchar si es obligado. "Ningún iraquí o miembro de mi gobierno quiere que la agresión tenga lugar, pero si por la voluntad de Dios se nos impone el combate, iremos a luchar", declaró, al recibir al ex presidente argelino Ahmed Ben Bella.

De acuerdo con la televisión estatal iraquí, Hussein discutió con su invitado los medios para hacer frente, tanto a nivel popular como oficial, "a los planes hegemónicos y coloniales sionistas estadunidenses".

El aparato de Estado iraquí se moviliza en todo el país para demostrar a Estados Unidos que todo el pueblo va a apoyar a su presidente, quien en un referéndum a celebrarse mañana está seguro de ser relegido para un nuevo mandato de siete años.

Ninguno de los 11. 5 millones de iraquíes habilitados para votar escapó a la propaganda de los medios de difusión. Incluso el propio presidente, de 65 años, y quien dirige el país desde 1979, instó a los iraquíes a que participen en el referéndum para demostrar el gran apoyo con el que cuenta.

El vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadan, reiteró que los inspectores de la ONU pueden volver al país el 19 de octubre, como fue estipulado en un acuerdo inicial con el organismo internacional.

La ONU indicó este lunes en Viena que busca obtener de Bagdad, Washington y Londres garantías de seguridad para sus inspectores en las zonas de exclusión, impuestas por Estados Unidos y Gran Bretaña en norte y sur de Irak.

División en el Consejo de Seguridad

También indicó que el regreso de los inspectores sigue vinculado a la adopción de una nueva resolución del Consejo de Seguridad, cuyos cinco miembros permanentes: Gran Bretaña, Estados Unidos, China, Rusia y Francia están divididos en cuanto a un recurso automático a la fuerza contra Irak, tal como desea Washington.

Por el momento, París y Moscú no están dispuestos a votar una resolución que prevea el uso de la fuerza en caso de desobediencia iraquí. China, por su lado, desea una solución política.

El primer ministro de Francia, Jean Pierre Raffarin, afirmó hoy que su país no puede aceptar una intervención en Irak, a menos que sea el último recurso y con el mandato de la ONU. No obstante, el presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, indicaron que tienen una convergencia de puntos de vista sobre Irak, y subrayaronbag99-135050-pim que el Consejo de Seguridad es la institución clave para mediar en la crisis.

El presidente Bush reiteró que desea una resolución que establezca las consecuencias a las que se enfrentará Bagdad en caso de un incumplimiento. "A fin de asegurarnos de que la resolución tenga credibilidad para Hussein, tiene que haber una consecuencia", declaró a la prensa en la Casa Blanca.

Los militares estadunidenses, por lo pronto, se preparan para la guerra. El secretario estadunidense de Defensa, Donald Rumsfeld, dispuso ya nuevas pautas para el uso de las fuerzas armadas de su país, que abogan por acciones militares enérgicas y tempranas durante el periodo de crisis, cuando la diplomacia fracasa, informó el diario The New York Times.

Rumsfeld dijo al Times que las directrices le dieron forma a sus ideas para la guerra en Afganistán y ahora están guiando a Bush cuando su gobierno estudia la posibilidad de una guerra contra Irak.

En este contexto, el embajador alemán ante la ONU, Hans Schuhmacher, lanzó una crítica en un debate de la Asamblea General sobre las reformas del organismo mundial, y dijo que el Consejo de Seguridad hace tiempo que no refleja las relaciones políticas reales del mundo. "Le falta legitimidad", sostuvo, y se mostró convencido de la necesidad de una reforma urgente de la estructura y métodos de trabajo del órgano.

En el mundo árabe continúan las reticencias frente a los proyectos estadunidenses. El presidente de la Liga Arabe, Amr Moussa, afirmó en Qatar que ningún soldado árabe participará en una posible acción militar estadunidense contra Irak.

"Todos los países árabes se oponen a cualquier acción militar contra Irak", declaró Moussa, y añadió que diplomacia árabe ejerció un papel decisivo en la resolución de Bagdad de aceptar a los inspectores internacionales.

Por su parte, Arabia Saudita, principal aliado de Estados Unidos en la región del Golfo, reiteró que no dará ningún apoyo a un ataque contra Irak, declaró el ministro de Defensa, el sultán Ben Abdel Aziz, en declaraciones al diario árabe Al-Hayat. "El reino tiene un estatus especial en el mundo árabe musulmán al contar con los dos lugares santos (La Meca y Medina) y no sacrificará ese estatus en interés de nadie."

En este contexto, expertos militares estadunidenses y británicos comenzaron a investigar en Ucrania la supuesta venta de un moderno radar a Irak por parte de la ex república soviética, cuyo gobierno resaltó que la misión de los expertos extranjeros "no es una inspección internacional de la ONU".

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