Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 29 de octubre de 2002
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Política
En San Blas condicionan ayuda: "Nos pidieron un video de nuestra casa dañada"

Damnificados de la costa nayarita, entre la espera inútil y las promesas oficiales

En Matanchen se cansaron de aguardar las despensas que ofreció el gobernador Echevarría

ROBERTO GARDUÑO Y JESUS NARVAEZ ENVIADO Y CORRESPONSAL

Santa Cruz, Nay., 28 de octubre. Los damnificados de la costa nayarita vivían hoy entre los discursos de los gobernantes quienes, una y otra vez, repetían que la ayuda se estregaba sin contratiempo, y la realidad de esperar inútilmente las provisiones básicas: agua, alimentos, láminas y electricidad.

Mientras el presidente Vicente Fox fue llevado a las cabeceras municipales afectadas por el huracán Kenna donde prometió recursos y acciones inmediatas, a escasos kilómetros de esos pueblos, en las comunidades pesqueras donde el meteoro destruyó casas, infraestructura turística, escuelas, balsas, barcazas y todo cuanto encontró, sus habitantes apoyados en labores de limpieza por elementos del Ejército Mexicano, esperaron y nada les llegó.

En San Blas elementos del Ejército, la Armada de México, Protección Civil del estado y las corporaciones policiacas limpiaron el centro del pueblo. La orden fue: no debe quedar escombro a la vista porque Fox llegaría al mediodía. Aquel escenario contrastó con las imágenes de la periferia.

A cinco minutos de la cabecera municipal, en la comunidad de Matanchen -una playa virgen- las mujeres de los pescadores esperaban las despensas prometidas por el gobernador Antonio Echevarría. También los hombres dedicados, en parte, a la pesca y al cultivo de hortalizas se cansaron de aguardar. Como pudieron arrastraron las canoas y lanchas arrojadas por el oleaje de Kenna a más de 400 metros tierra adentro. Otros buscaron sillas, mesas, refrigeradores, estufas de los restaurantes construidos precariamente en la playa.

Dos escenarios distintos. En San Blas, las autoridades federales y estatales prepararon un entorno propicio para las promesas de ayuda. Muy cerca las circunstancias eran distintas. La marginación de los pescadores y campesinos fue evidente.

Pasando Matanchen, en la colonia Tepocates, la señora Juana Montes y su compañero, Jesús Aguilar, son otro caso de sobrevivencia en medio de la tragedia. El es velador de un restaurante a la orilla de la carretera, pero desde el viernes se quedó sin trabajo y sin los 400 pesos semanales que le pagaban por cuidar en las noches el lugar: "Se nos acabó todo, y no sabemos, ja, ja, ja (ríe nervioso) cómo vamos hacerle. Yo ganaba mi lanita para comer; mis 400 pesitos y espero que el patrón tenga corazón para pagármelos".

Juana Montes, señora madura recién operada de apendicitis, también ríe de desesperanza. Recuerda cuál fue el requisito para recibir ayuda del municipio de San Blas: "Nos pidieron fotos o un video de nuestra casa dañada. ¡Usted cree! Cómo vamos a llegar a esas cosas tan caras. Ya ni la amuelan".

Aunque se avance hacia Santa Cruz, la destrucción permanece. Los postes de electricidad y teléfonos yacen en el asfalto; las bardas de las casas de los gringos derribadas; algunos campers arrastrados; en medio, los niños desnudos juguetean.

En Aticama, el maestro de primaria Miguel Angel Cervantes trabaja con sus alumnos para limpiar los patios, baños y aulas. "Nos enteramos de que el señor Fox vendría a San Blas, por eso estamos limpiando; todavía creemos y confiamos en que vendrá a ver lo que sufren los más pobres. Y aquí vamos a seguir esperando..."

A tres días de haber perdido propiedades y patrimonios, los moradores de la costa nayarita se cansaron de aguardar la llegada de los apoyos prometidos por Antonio Echevarría y el presidente municipal de San Blas, el priísta Eduardo Bernal Regalado. Ayer salieron de sus casas para comenzar la reconstrucción. Las señoras limpiaron y arreglaron sus modestas viviendas. Los campesinos limpiaron y cortaron los troncos maltrechos de sus parcelas. Los pescadores buscaron, en su mayoría, inútilmente, sus balsas.

Mujeres y hombres se encontraban taciturnos. Recogían los escombros sin chistar, mudos. Y otros manifestaban enojo. La señora Rosalba de Dios Bernal, se quejó porque desde San Blas le llevaron un atado de laminas cartón:

"El señor Eduardo Bernal y su gente andan repartiendo las provisiones de ayuda. Me trajeron un paquete de láminas de cartón diciéndome que venían del PRI. Yo creo que eso está mal porque estamos en desgracia. Y luego, ya nos cansamos de que nos vean como mendigos, nosotros con mucho trabajo cubrimos las casas con láminas de asbesto y no con láminas de cartón. ¿No se dan cuenta del calor que hace aquí? Yo les regresé esas cosas..."

En Santa Cruz lo primero que hicieron los habitantes fue limpiar el panteón para celebrar el Día de Muertos. Después levantaron lo poco recuperable de sus casas y restaurantes. Ese pueblo tiene dos vocaciones, cultivos del plátano, mango y café, y pesca en alta mar.

De la pesca obtienen los mayores beneficios, y fue donde el huracán causó más pérdidas. La playa fue uno de los escenarios de mayor destrucción.

Locadio Plazola Chávez, uno de los 70 integrantes de la Cooperativa Ostionera Santa Cruz de Miramar, recordó los sucesos del viernes pasado: "Nunca habíamos presenciado un fenómeno igual. Pasó hace dos o tres años, pero en un principio no creíamos en la descarga de su furia. Perdimos todo, mi manera de sostener a mi familia, y ahora debemos volver a empezar.

"Quisiéramos pedir apoyo al gobierno federal, pero que sea bien canalizado, porque el presidente municipal de San Blas, Eduardo Bernal, está politizando el recurso. Nosotros no queremos que nos den de regalado, sino que nos presten para empezar de nuevo a trabajar, y se los pagaremos todo".

Cercana a la costa, la cabecera municipal de Tuxpan fue considerada ayer por la Secretaría de la Defensa Nacional como la "localidad más afectada" por el meteoro, junto con San Blas. En ese lugar, los habitantes de las colonias Guadalupe aseguraron que la mayor parte de las viviendas "se encuentran destruidas total o parcialmente, y hasta ahora no ha llegado ayuda", manifestó Jaime Taizan.

El tuxpeño Taizan señaló que a los hombres les permitieron salir de los albergues para que reconstruyan sus viviendas, pero "no tenemos con qué; además retuvieron a nuestras familias en los albergues, y así, sin su apoyo ¿cómo?"

En Ruiz, indígenas coras llegaron hasta la cabecera municipal en demanda de despensas, "o cualquiera clase de ayuda", porque las autoridades "no nos han subido a las comunidades los apoyos".

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