Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 29 de octubre de 2002
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Mundo

EL TRIUNFO DE LULA

La sociedad votó por otro modelo económico-social y por la creación de empleos, afirma

Transformar a Brasil, el mandato del pueblo en las urnas, dice Lula

Los cambios no podrán darse con "pases mágicos", advierte, pero anuncia un "pacto social"

Ceder a la tentación demagógica será convertir la victoria en una aventura populista: Folha

STELLA CALLONI ENVIADA

Sao Paulo, 28 de octubre. El día después encontró al presidente electo Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), trabajando desde muy temprano, respondiendo llamados, ajustando su equipo de transición y encontrándose brevemente con la prensa.

Como él mismo lo dijo ayer, "lo que hicimos hasta ahora es mucho más fácil que lo que tenemos que hacer por delante". A los 57 años, quien surgiera a la política como obrero metalúrgico en la directiva de un sindicato en los años 70 y 80, logró finalmente llegar a la presidencia batiendo récord de votos recibidos (más de 52 millones 700 mil, equivalentes a 61.27 de los sufragios válidos) y definió este momento con una frase muy específica: "La esperanza venció al miedo".

Lula ratificó ante cientos de periodistas y fotógrafos parte de su declaración de anoche. Cansado pero de buen humor, sostuvo que su compromiso es transformar a Brasil, ya que el pueblo votó en las urnas por los cambios y decidió "el nuevo camino. Uno de los mayores pueblos del planeta trazó su camino en forma pacífica".

De nuevo destacó la forma equilibrada en que el presidente Fernando Henrique Cardoso se condujo en este proceso.

"Este es el inicio de un nuevo ciclo en la historia", afirmó Lula, al hablar del vasto esfuerzo colectivo de muchos luchadores que no vieron los frutos de sus sacrificios. "Los compañeros dejaron un legado de dignidad humana, amor por Brasil y pasión por la justicia, y son una inspiración para nosotros", expresó al rendir también un homenaje a los militantes anónimos, "que no desertaron de sus sueños, que no cayeron en el individualismo".

Destacó la importancia de las alianzas con distintos partidos para llegar al triunfo y también el apoyo de los ex presidentes José Sarney e Itamar Franco, así como de sus contendientes en el primer turno electoral Antonhy Garotinho y Ciro Gomes.

Trabajar por el cambio

"La mayoría de la sociedad ha votado por otro modelo económico-social, por recuperar crecimiento generando empleos", señaló Lula. No obstante, advirtió que no pueden producirse los cambios con "pases mágicos", sino que hay que trabajar ante la gran deuda social que tiene el país, y anunció que convocará a toda la sociedad a un "pacto nacional" por Brasil.

"Mi gobierno tendrá la marchalula_president del entendimiento y la negociación; de la firmeza y la paciencia", afirmó Lula. Aseveró que su prioridad es realizar una "guerra contra el hambre", para lo cual decidió la creación de una Secretaría de Emergencia Social.

"Nuestra gestión va a honrar los contratos del gobierno, no va a descuidar el control de la inflación y mantendrá una postura de responsabilidad fiscal", afirmó en un mensaje claro hacia los mercados financieros, al destacar además que la dura crisis que enfrenta Brasil requiere austeridad en el gasto público y un fuerte combate a la corrupción.

En ese sentido, informó de sus planes económicos destinados a superar las implicaciones del país en la crisis financiera, la presión inflacionaria y asegurar la estabilidad de la moneda y una ofensiva en exportaciones.

Insistió: "si al final de mi mandato la gente puede comer tres veces por día, mi misión habrá sido cumplida". Remarcó su disposición a comenzar a revertir la dramática situación social y la extrema iniquidad existente aquí.

"Brasil comienza a construir una nueva política de comercio exterior. Es un legado importante para el próximo gobierno... la diplomacia y la discusiones están encaminadas, pero las decisiones más importantes están en manos del nuevo gobierno", señala el diario O Estado de Sao Paulo, que se asumió como opositor a Lula hace tiempo.

La advertencia del diario The Wall Street Journal de que la elección del petista "está resucitando el temor de que las aflicciones financieras del poder económico de Sudamérica podría enviar ondas de shock a sus vecinos" no fue bien recibida por varios delegados aquí, que consideraron la nota un "típico manual de manipulación, amenaza y chantaje".

Por su parte el influyente Folha de Sao Paulo, en un editorial de portada, dice que "la victoria de Lula expresa un doble significado democrático. Por cuarta vez después del fin del régimen militar los brasileños eligieron un presidente en forma libre y directa. Por sus orígenes, sindical, popular y partidario, el elegido expresa más que una renovación de los círculos dirigentes. El personifica en este momento expectativas seculares hace mucho reconocidas y siempre postergadas de reducción de la desigualdad social y democratización de oportunidades".

Afirma: "parte de las expectativas despertadas por la elección serán frustradas; otra parte serán eventualmente atendidas, después de un periodo de ajuste duro e impopular. Ceder a la tentación demagógica será convertir la victoria en una aventura populista destinada al fracaso".

Se espera, agrega, que el gobierno conduzca al país en forma gradual hacia un modelo menos dependiente, apto para generar las condiciones macroeconómicas que permitan un retorno al desarrollo.

Por su parte, la revista Istoé titula su editorial: "La magnífica historia de Lula", y estima que es "tiempo de un gran proyecto de rescate del sueño de la movilidad social por el crecimiento económico, aquello que Lula vivió y representa mejor que nadie en función de su propia trayectoria".

A su vez, la revista Epoca considera que Lula ha sido electo en forma consagratoria, por todos los segmentos del electorado. "Recibió un voto firme de un país exhausto por la economía parada, empobrecido, con desempleo en alta, inconforme con las desigualdades. Derrotado después de tres campañas, el presidente electo no creó ninguna de las dificultades que hoy afligen a 170 millones de brasileños... pero tendrá la responsabilidad de resolverlas".

Mientras, la revista Veja destaca: "Hace apenas un año sonaba a quimera la idea de la llegada al poder de un postulante de izquierda, de origen popular, sin que el país sufriera una crisis económica o hasta institucional. Con la elección de Luiz Inacio da Silva ese rito de pasaje fue cumplido por la democracia brasileña. El optimismo hacia el futuro inmediato de Brasil se debe, en gran parte, a la aceptación por el vencedor de la idea de que las políticas fiscales sanas no son banderas de uno u otro partido, sino conquistas de toda la sociedad".

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