Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de noviembre de 2002
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Política

Jorge Santibáñez Romellón*

ƑY si nos dicen que sí?

Hace tiempo, siendo muy jóvenes, cuando en un café se quería abordar a algún grupo de otras jóvenes, siempre había alguien que se decidía a realizar la operación de aproximación e ir a su mesa a invitarles un café. Algún día de ésos, uno de mis amigos, a mitad del camino entre nuestra mesa y la de las jóvenes a las que se quería abordar, se volteó y nos dijo: "Ƒy si nos dicen que sí, qué hacemos?" Entonces nos dábamos cuenta de que no teníamos cómo pagar el café que estaríamos invitando y que nuestra acción correspondía más a un principio, a un deseo, que a una factibilidad real. Claro, siempre quedaba el recurso de "ya veremos qué hacemos, tú síguele".

La historia me regresa porque ahora, después de la cumbre del APEC (Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico) en Los Cabos, se dice que se retoma el tema del acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos y me pregunto si México está preparado ante la eventualidad de que "nos digan que sí". Y es que la situación hoy es muy diferente a aquel febrero de 2001 cuando los dos presidentes se encontraron en el rancho de Vicente Fox y asumieron el compromiso de iniciar el diálogo en torno al tema migratorio. En ese entonces se creía que tomando la iniciativa en el tema migratorio, México internamente actuaría en consecuencia, algo así como que el bono democrático daba para suponer que ese nuevo ambiente era condición necesaria y suficiente para que las cosas funcionaran y que las dependencias en México seguirían coordinadamente esa negociación, como si se tratara de una orquesta que sigue a su director. Por desgracia, el tiempo nos ha demostrado que la democracia es solamente una condición necesaria, pero que está lejos de ser suficiente. A dos años de distancia vemos que no existe la coordinación necesaria entre las agencias relacionadas con el tema migratorio, que han surgido dependencias que después han desaparecido, que no hay claridad en torno a lo que podríamos llamar una política migratoria. Que no hay visión de largo plazo.

ƑPor qué, entonces, si se creía en la posibilidad del acuerdo migratorio o, mejor dicho, por qué en ese entonces no nos preguntamos acerca de la capacidad de respuesta operativa en México ante un eventual acuerdo?

Mi interpretación, ahora que el tiempo ha pasado, es, como ya mencioné, la emoción de la democracia, la esperanza en que un nuevo gobierno, diferente, que daba alta prioridad al tema, tendría más posibilidades que las que hoy sabemos que tiene, nos hizo adoptar la posición de "tú síguele". Sin embargo, hoy la situación es diferente y con acuerdo migratorio o no debemos reflexionar sobre nuestras posibilidades y limitaciones.

Tomemos algunos ejemplos para ilustrar que no estamos listos para que "nos digan que sí". En un acuerdo migratorio se buscaría un acuerdo de empleo. Para que éste funcione se requerirían no menos de 300 mil permisos anuales de trabajo para mexicanos en Estados Unidos. Me pregunto, Ƒqué dependencia mexicana está preparada para atender 300 mil solicitudes de algo tan valioso y codiciado como sería un empleo regular o al menos regulado en Estados Unidos? ƑCómo evitaríamos la corrupción, la ineficiencia en la gestión de estas solicitudes?

Otro componente del acuerdo migratorio sería la generación de programas de desarrollo regional en las zonas de salida de los migrantes. El problema es que esas zonas de salida no coinciden con las de extrema pobreza ni se distribuyen de manera homogénea en el territorio nacional. En estas condiciones, Ƒcómo justificaríamos desarrollar regiones que no son las más pobres, cuando probablemente estas últimas requieran de manera más urgente esos programas de desarrollo? ƑCómo aceptarían los activos gobernadores de las regiones no favorecidas por esos programas de desarrollo, que se destinen recursos a otros estados sólo porque son expulsores de mano de obra a Estados Unidos? Y así podríamos formular varias preguntas más sin respuesta evidente.

Por supuesto, México debe insistir en el acuerdo migratorio con Estados Unidos, pero no debe ser el único esfuerzo. Nuestros vecinos todavía se van a tardar en retomar el tema y se van a tardar aún más en darnos el sí y llegar a un posible acuerdo con nosotros, pero cuando eso suceda sería una lástima que fuéramos nosotros quienes lo echáramos a perder porque desde hoy no nos preparamos con una visión de largo plazo, que es, aunque no nos guste, cuando va a llegar el anhelado acuerdo migratorio.

*Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

 

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