Muestra en el Chopo

Per Anderson busca rescatar la litografía

MERRY MAC MASTERS

A pesar de estar inmersos en un mundo donde se maneja la imagen digitalizada, que es maravillosa, ésta no debería ser la única alternativa, afirma el litógrafo de origen sueco Per Anderson (1946), radicado desde 1974 en Jalapa, Veracruz. Sería una lástima que "no pudiéramos guardar vivas las opciones del pasado. Sólo tener acceso al medio dado por el momento actual no tiene ninguna riqueza. Esto viene cuando tienes opciones por escoger".

Las palabras de Anderson suenan lógicas. Sin embargo, el artista en cierto momento se dio cuenta de que la técnica litográfica, inventada hace 204 años por Alois Senefelder en Ingolstadt, Baviera -ahora, la zona sur de Alemania-, había caído en desuso después de siglo y medio de gloria, y estaba a punto de desaparecer debido al alto costo de la cantera germana. La litografía no es más que un soporte para el dibujo. Sin embargo, el dibujante que siempre estaba instalado en los talleres, fue sustituido por los procesos fotomecánicos.

Anderson decidió hacer algo al respecto. Los resultados se pueden ver en Litografía. Un arte recuperado, exposición didáctica que el grabador presenta hasta el 17 de noviembre en el Museo Universitario del Chopo. Aparte de exponer su propia obra, trajo consigo su taller jalapeño con prensas y rodillos de cuero de fabricación casera. A lo largo de la muestra 15 artistas invitados realizarán grabados con su propuesta técnica. Entre ellos están los hermanos Alberto, Francisco y José Castro Leñero, José Luis Cuevas, Flor Minor, Gilberto Aceves Navarro, Gustavo Monroy, Irma Palacios, Luciano Spano, Estrella Carmona y Carlos Gutiérrez Angulo.

Rescate costoso

Desde sus primeras búsquedas Anderson encontró que en Estados Unidos la artista June Wayne había implementado hace más de 40 años el rescate de la litografía en el afamado Instituto Tamarind, actividad que hoy día se continúa en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, considerada la "meca" de esa técnica. No obstante, las soluciones encontradas en el país vecino resultaron fuera del presupuesto para la realidad mexicana. Las prensas, por ejemplo, cuestan de 15 a 20 mil dólares.

El punto de partida de Anderson para encontrar una piedra alternativa fue la vida de Senefelder que "de joven había escrito una obra de teatro pero, al no hallar respuesta positiva de ninguna casa editorial, tomó la decisión de imprimir él mismo la obra". Igual que el incipiente dramaturgo, Anderson no buscó soluciones "ni fuera de su presupuesto, ni lejos de su localidad". En el catálogo de la muestra del Chopo el artista escribe: "Después de examinar varias opciones, el mármol idóneo para la litografía lo encontré en la cantera más próxima a mi ciudad, a una hora y media distante de Jalapa", en Tatalita, Veracruz.

Si bien la piedra de mármol no da "al 100 por ciento" la finura de su contraparte alemana, "la libertad expresiva recuperada supera con mucho este adeudo", señala el entrevistado. Además, si la movilidad de las pesadas piedras siempre fue un problema, las de Anderson pueden pesar "tan poco" como 22 kilos que, mediante un arnés especial, resultan transportables en la espalda.

A raíz del descubrimiento de Per Anderson la litografía ha vuelto a ser una opción para artistas en México.