Sergio Valls Hernández
La razón de la justicia
Hace unos días releía las Obras completas del ideólogo, político e historiador eminente don Jesús Reyes Heroles, cuyo pensamiento permanece vigente -y aún más, ya que en múltiples casos se anticipa y rige, en gran medida, tanto temas de política como de asuntos públicos de interés general- en tiempos en que la indefinición es el signo de nuestros días.
Concretamente me refiero a un ensayo en el que medita sobre los orígenes de la razón del Estado, pues en su concepto éstos determinan metas y caminos, afirmando que aunque ello parezca una idea casi eterna de la historia, lo cierto es que en las raíces de todo objeto de estudio radican los elementos de comprensión sobre su desarrollo.
Estas ideas nos llevan a reflexionar en la utilidad de analizar la esencia de la justicia, su principio, sus más remotas expresiones, las condiciones en que se hizo manifiesta su naturaleza y sus cualidades para comprender su evolución e inferir, en la medida de lo posible, sus transformaciones futuras.
Desde luego que este estudio se orientaría a la "idea" de la justicia, a su "noción", a su "concepción", no a su materialización, no a la consecuencia o resultado de su impartición, que son las sentencias judiciales mismas, sino a aquel pensamiento que anima o, por lo menos, debe alentar toda acción encaminada al imperio de la justicia.
El hombre de ciencia al que se ha hecho mención, con su excepcional lógica, hizo un ejercicio de correlación entre la vida de un hombre y la supervivencia de las ideas, donde la primera va desde su nacimiento, su formación y gestación, su integración en ideas y actuación, y su muerte o degeneración a partir de cada momento, y al abordar "la supervivencia de las ideas" asevera que pueden "...ampliarse, reducirse, degenerar o cambiar, ser bien o mal empleadas..."
En mi opinión, toda proporción guardada, desde esta óptica podríamos abordar la profundización de la idea de la justicia, analizando a los teóricos en la materia, pero también entresacando las características que mediante nuestra práctica profesional hemos podido advertir, sabedores de que múltiples estudiosos nos preceden en el camino, pero el propósito no es repasar los resultados a los que llegaron; más bien la intención sería arribar a conclusiones propias, por medio de las vías y métodos establecidos por nosotros y, aunque sabemos que los conceptos y las ideas sobre justicia han surgido y resurgido con atavíos distintos a lo largo de la historia, lo cierto es que su esencia permanece incólume, lo que atribuyo a una cualidad inherente a la justicia: su utilidad irrebatible entre los hombres, lo que de suyo la llevará a sobrevivir mientras el ser humano exista, y si ésta ha de pervivir, la idea es que mediante el análisis propuesto, quienes tenemos obligación de contribuir a su impartición perfeccionemos los procedimientos que la concretan en los gobernados.
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