Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 11 de noviembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Cultura
La afluencia superó a versiones anteriores, que tuvieron mucho mayor promoción

Buen fin de semana para la feria del libro infantil; 80 mil asistentes

Paradójico, que un país con tan bajos índices de lectura tenga uno de los encuentros librescos para menores más importantes del mundo

En promedio, cada adulto acompaña a dos niños

RENATO RAVELO

Más de 80 mil visitantes acudieron este fin de semana a la 22 versión de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que es ya un organismo con vida propia y comportamiento independiente. Hace dos años la promoción fue espectacular, y para muchos fue el peor año en ventas. Según algunos de los representantes de los 380 fondos editoriales que participan, las afluencias de este fin de semana podrían superar las del año anterior, cuando tan sólo dos de las editoriales gubernamentales vendieron más de medio millón de pesos.

Todo es doblar la esquina de Tlalpan y Churubusco para ver en fila a padres e hijos, que alimentan la afluencia, en esa gran representación anual que tiene a la feria como la más importante en su género en el ámbito mundial. La veintena de talleres son uno de los puntos de atracción, así como los conciertos y las obras teatrales, que a su vez generan el otro gran espectáculo en el que por momentos de dos en dos los pasos apenas ganan territorio y la más simple de las distracciones ocasiona aglomeración. Es secreto a voces, los pasillos son ya insuficientes.

Ese organismo casi autónomo, alimentado en promedio por dos niños por cada adulto, es como un espejo de los gustos por la literatura del horror, por los superpoderosos de temporada que ponen al libro como la extensión de los medios audiovisuales. Pero también de clásicos como el Willy o las colecciones de A la Orilla del Viento.

Este año, una versión sobre los supuestos libros que leyó Harry Potter antes de ser mago, a razón de 30 pesos, constituye el éxito agotado. Los clásicos que en los estantes luchan por la permanencia son Caperucita roja y El flautista de Hamelin, según Raymundo Hernández, de editorial Océano, que en México tiene los derechos de la obra de J.K. Rowling.

Hace dos años la promoción fue mayor, asegura Mónica Luévano, de la misma casa editora, ''pero es que la feria refleja el estado de los bolsillos de los mexicanos''.

Para las editoriales que venden enciclopedias esta es la oportunidad mayor, explica Elizabeth Lazos de Barsa Velasco: "hemos vendido 15 enciclopedias hispánicas, cada una a 18 mil pesos. Claro que normalmente cuestan 25 mil en el mercado".

Eso es lo que van a buscar los asiduos: el descuento de 20 por ciento que hizo a Norma ganar, tan sólo esta sábado, 16 mil pesos, o el rediseño de estrategia que llevó a Scholastic -la propietaria de Harry Potter en inglés- a cuadruplicara sus ventas al renovar 40 por ciento de sus títulos, con lo que llegaron a las seis cifras en ventas.

Es la flexibilidad que exige el mercado y que en casos como los de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya colección infantil hace años que se agotó, solamente permite vender vasos con el logotipo de los Pumas.

Por lo mismo, mientras vive esta semana, el organismo que es la FILIJ busca aprovechar al máximo, y se anuncia que Clara Azcué Pérez Gil, con Cazadores de perros, obtuvo el premio de cuento de este año, o se aprovecha que están reunidos los ilustradores para presentar la edición del decimosegundo catálogo, o se intenta aprovechar el halo de aliento de la feria para entender, de una vez por todas, cómo promover la lectura, para lo cual se hace un seminario internacional, esta vez titulado La lectura desde la cuna.

Los promotores de la lectura, que son los mismos de años, de batallas en el desierto, no terminan de aprovechar la paradoja de que un país con bajos índices de lectura tenga la principal feria del libro infantil. Se intenta resolver cómo sacarle jugo a los más de 4 millones de pesos que cuesta realizarla.

Entre talleres, espectáculos, gusto nacional por la aglomeración, ventas constantes, incluso de editoriales que no tendrían qué hacer mucho allí, como Artes de México ("el año pasado vendimos 30 mil pesos"), el organismo vivo que es la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil esconde el misterio de la relación intensa que, por unos días, sostiene un universo equivalente a dos de cada cien habitantes de la zona metropolitana con el libro y sus territorios.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año