Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 11 de noviembre de 2002
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Sociedad y Justicia

La participación femenina es de apenas 33% en el Sistema Nacional de Investigadores

Persiste la discriminación de la mujer en el mundo de la ciencia

Existen "mecanismos subterráneos" para excluirla, según el presidente de la AMC

Sólo una de las universidades públicas del país tiene como titular a una rectora

KARINA AVILES

Los "mecanismos subterráneos de discriminación" existentes en el país han hecho que sólo una de todas las universidades públicas en México tenga como rectora a una mujer, sostiene el vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Octavio Paredes.

El científico advierte también que apenas 20 por ciento de los más de mil integrantes de la AMC son científicas y de ellas sólo 87 están en los estados de la República, además de que apenas 33 por ciento de los 8 mil 500 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) son mujeres.

Lo anterior revela que en el país continúan existiendo "mecanismos subterráneos de discriminación" hacia la mujer y también pone al descubierto una de las debilidades de la ciencia nacional: la excesiva concentración de científicos en el Distrito Federal y la falta de mujeres en el mundo de la ciencia, cuya labor es fundamental por su genio, su seriedad, responsabilidad y minuciosidad en el trabajo científico, subraya.

Preocupado por la carencia de incentivos que alienten a la mujer a desarrollarse en la actividad científica, Octavio Paredes, quien desde el ámbito de la ciencia ha sido un defensor de las tradiciones mexicanas, especialmente de los cultivos agrícolas y medicinales, propone una política con programas concretos consistente en abrir mayores espacios a las investigadoras en los centros, los institutos y las universidades donde se genera conocimiento, así como crear espacios de investigación en los que participe la mujer, sobre todo en las áreas en donde su presencia es reducida, así como incrementar la visión de las científicas en los comités y órganos de dirección sectoriales.

En entrevista, el también investigador de la Unidad de Biotecnología e Ingeniería Genética de Plantas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), con sede en Irapuato, manifiesta que hoy se viven las consecuencias de esa visión que no permitió a las mujeres llegar temprano a la actividad científica, y para recuperar el terreno, tiene que ser eliminado cualquier signo de discriminación por sexo.

En principio, pone énfasis en los focos rojos que representan para la ciencia mexicana la centralización de la actividad científica en escasas instituciones y entidades del centro del país, fundamentalmente, en el Distrito Federal. Esto, aunado a la limitada presencia de la mujer científica en los estados.

El SNI tiene 8 mil 500 miembros, y 33 por ciento, es decir, 2 mil 800, son mujeres y la mayoría de ellas se encuentra en el Distrito Federal. Otro dato revelador, agrega, es que del total de losparedes-lopez_OK integrantes del SNI 650 investigadores tienen la más alta categoría, que es el nivel III, y la mayoría son hombres. Pero de esos 650, sólo 70 están en los estados y 580 en el Distrito Federal.

Además, hay 4 mil 250 miembros del SNI que son candidatos a nivel I o que son ya nivel I, que es el grado más bajo. Por otro lado, añade, la UNAM tiene 118 miembros de la AMC en las entidades, el Cinvestav cuenta con 134 integrantes en la AMC y de ellos sólo hay 32 investigadores en los estados, de los cuales apenas una tercera parte son mujeres.

La AMC tiene en total mil 492 integrantes. De éstos, mil 193 son hombres y 299 (20 por ciento) son mujeres, de las cuales sólo hay 87 en las entidades de la República. Todo lo anterior indica que en los estados hay muy pocos líderes científicos y una reducida presencia de la mujer dedicada a la ciencia, expresa.

Otro situación de no menor importancia tiene que ver con los líderes de la educación y la ciencia mexicana, apunta. De todas las universidades públicas en México, sólo una tiene una rectora, que se llama Dolores Cabrera y dirige la Universidad Autónoma de Querétaro. En la esfera de las instituciones de enseñanza superior privada, sólo la Universidad de las Américas, en el estado de Puebla, tiene como dirigente a una mujer.

Al final esto revela que tanto en las universidades públicas como privadas "la presencia de la mujer en puestos de liderazgo es casi inexistente y hay muchos filtros para que ellas lleguen a los puestos de liderazgo", señala.

Las formas de discrimi-nación hacia la mujer científica continúan existiendo mediante mecanismos que, aunque no estén escritos, ocurren en la práctica. "Por ejemplo, preferir contratar a un hombre que a una mujer, porque sabes que el primero no pedirá nunca un permiso por gravidez", explica.

Convencido de que las investigadoras y los investigadores tienen que tener las mismas oportunidades profesionales y los mismos derechos, indica que tampoco se puede soslayar que hay etapas, como por ejemplo, la de la gestación, en que la mujer requiere de consideraciones laborales sin que se les regale nada.

Octavio Paredes, uno de los fundadores hace 21 años de la unidad del Cinvestav en Irapuato, enfatizó que es necesario estar alerta de esos "mecanismos subterráneos de discriminación" que todavía existen y apremió a que en beneficio de la ciencia nacional se abran los espacios para incrementar la presencia de la mujer en el mundo de la investigación.

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