Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 1 de diciembre de 2002
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Mundo

Molly Ivins*

Los empresarios patriotas de EU

Está bien, republicanos, justifiquen esto: quiero saber por qué la cúpula se opuso a la voluntad de 318 miembros del partido y optó por concederle a las corporaciones la inescrupulosa ventaja de poderse instalar en el extranjero para no pagar impuestos en Estados Unidos. Vamos, apúrense, de veras quiero escucharlos y, por favor, incluyan la palabra "patriotismo". Según la organización Ciudadanos por la Justicia Fiscal, la evasión de impuestos por parte de empresas instaladas en el extranjero cuesta al país 50 mil millones de dólares anuales. La enmienda propuesta no pretendía eliminar esa puerta de escape legal, aunque Dios sabe que eso es lo que tendría que hacerse. Sólo pretendía que estos traidores financieros no fueran recompensados con contratos gubernamentales.

El liderazgo de la Cámara -su vocero, Dennis Hasdtert, y el líder de mayoría, Dick Ar-mey- se opuso a la voluntad de la Cámara y del Senado al eliminar la enmienda Wellstone, promovida por el fallecido senador populista de ese nombre. La ley hubiera evitado que compañías prófugas, de esas que tienen su domicilio fiscal en Bermudas para evadir impuestos, obtuvieran contratos gubernamentales relacionados con la seguridad interna. Así, la sustituyeron con una inútil disposición que no afecta a compañía alguna.

Se refieren amablemente a estos evasores llamándolos "inversión corporativa", o bien, "expatriados corporativos", cuando son unos tramposos. Ni siquiera se mudan de lugar, sólo obtienen una dirección falsa en el extranjero para no tener que pagar impuestos. Adivinen quiénes son los que tienen que pagar por ellos. Y además de todo, ahora vamos a tener que recompensar a esos evasores con contratos gubernamentales.

Así explicó el republicano Richard Neal, de Massachusetts, cómo funciona: "Tomemos como ejemplo la empresa Tyco, que estaba en New Hampshire y ahora está en Bermuda. Tyco evade el pago de 400 millones al año en impuestos al instalar una oficina matriz fantasma en el extranjero, no obstante, se le otorgan lucrativos contratos relacionados con la seguridad interna por 182 millones de dólares sólo en 2001. Si Tyco hubiera pagado los impuestos que le corresponden, el Congreso habría dispuesto del dinero necesario para comprar 400 sistemas de detección de explosivos, que en estos momentos son indispensables en los aeropuertos del país para proteger a los viajeros estadunidenses".

O bien, "examinemos la corporación expatriada Ingersoll-Rand, que estaba en Nueva Jersey y también se marchó a Bermudas. El año pasado, Ingersoll-Rand ganó en contratos para la seguridad federal un monto equivalente al que evita pagar cada año en impuestos anuales; y lo hizo sólo con rentar un buzón en Bermudas y llamar a la isla 'su casa'. Si Ingersoll-Rand hubiese pagado sus impuestos, el Congreso hubiera logrado financiar fácilmente el sistema Red de Inteligencia Preventiva del Ciberespacio, que tiene un costo estimado de 30 millones de dólares, o bien, comprar 400 mil máscaras de gas para los ciudadanos estadunidenses".

Si esto es lo que los republicanos quieren representar, por mí está bien. Esta dirigencia ha destruido todos los esfuerzos por debatir y aprobar una legislación independiente: la ley de refuerzo al patriotismo corporativo, documento bipartidista que niega beneficios a empresas que huyan a paraísos fiscales. En Texas, la tierra de personas sin tacto, llamamos "putas" a los legisladores que sacrifican al pueblo con el único fin de besarle las nalgas a quienes contribuyeron a sus campañas.

ƑY por qué habrían de hacer algo tan despreciable los republicanos? Bueno, echemos un vistazo a los cabilderos contratados para impedir que se aprobara una disposición contra empresas en el extranjero: Robert Dole, ex candidato presidencial (pagado por Tyco); Bill Archer, ex presidente de la Cámara; Charlie Black, confidente de la familia Bush; Robert Livingston, ex presidente del Comité de Apropiaciones de la Cámara; Dennis De Concini, ex senador (uno de los cinco de Keating), y Kenneth Duberstein, jefe del personal de la Casa Blanca de Reagan. Aquí vienen las buenas noticias: si alguna vez el pueblo llegara a aportar dinero suficiente, lograríamos que exactamente este mismo equipo argumentara en nuestro favor. A esto es a lo que me refiero cuando los llamo "putas".

Los demócratas y el senador John McCain trataron de eliminar ésta y otras molestas disposiciones. Los republicanos prometieron "bajar el tono" de las enmiendas ofensivas con legislaciones correctivas... en algún mo-mento de 2003. Pero el líder de la bancada mayoritaria en la Cámara de Representantes, Tom DeLay, ya anunció que sólo estuvo de acuerdo en "considerar" dichas modificaciones, y no prometió llevarlas a cabo. Así que no le apuesten a esta posibilidad.

La ley de seguridad interior tenía 35 páginas cuando Bush, quien durante mucho tiempo se opuso a ella, dio un giro de 180 grados el verano pasado para después fingir que él la inventó. Decidió darle su apoyo, en vez de ignorar la propuesta hecha por los demócratas (uno de esos momentos de amnesia de la prensa en Washington, que insiste en anunciar que la aprobación de la ley es "una gran victoria" para la administración Bush).

Para entonces la ley de seguridad interna ya se había convertido en un mamotreto de 435 páginas, tan lleno de asignaciones del presupuesto federal destinadas al pago de favores políticos y de legislaciones para satisfacer intereses particulares, que el senador Robert Byrd se la pasaba botando esa ley del tamaño de un directorio telefónico sobre su escritorio, llamándola "esta monstruosidad".

Son casi repugnantes las otras disposiciones especiales contenidas en esta ley y que tienen el fin de recompensar a otros grandes donantes de los republicanos. Debo admitir que la enmienda que protege de demandas a la empresa Eli Lily es un excelente ejemplo de servicio rápido al contribuyente a las campañas políticas. Hace sólo unas semanas el New York Times publicó el primer análisis serio sobre el timerosal, agente conservador presente en las vacunas que podría tener relación con el autismo. (No me vengan con la tontera de que se trata sólo de un comité de arbitraje, que los padres de niños afectados aún están en posición de demandar. El propósito de esa enmienda pestilente no podría estar más claro. La compañía Lily se compró una legislación muy bonita, desde luego).

Una cosa es aprobar legislaciones de interés particular como ésta. Pero es algo muy distinto es llamarlo "patriotismo". Es como para asquear a un gusano.

* Columnista cuyo trabajo aparece en más de 300 periódicos, autora de tres best sellers sobre la política en Estados Unidos.

Traducción: Gabriela Fonseca

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