Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 24 de enero de 2003
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Mundo
Atentado explosivo en Caracas deja un muerto y al menos 14 heridos

Anuncia Chávez en multitudinario mitin ofensiva contra la oposición

Amenaza quitar concesiones a televisoras; habrá más allanamientos a empresas acaparadoras, dice

Serán intervenidos los bancos que no normalicen sus operaciones; ordena abrir escuelas privadas

ARTURO CANO ENVIADO

Caracas, 23 de enero. Rugen las masas por el presidente Hugo Chávez; son decenas de miles de personas reunidas en la llamada "gran toma de Caracas". Y rugen a ritmo de merengue, en una sola, repetida hasta el cansancio, consigna: "Uh, ah, Chávez no se va".

Luego, sin presentación de por medio, Chávez agradece la música y pasa a dirigir él mismo el canto del himno nacional. Miles lo siguen cuando pide: "¡Fuerte!", y aumentan el volumen en el estribillo que dice "gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó..."

A este "bravo pueblo" Chávez le dice que ya, que se acabaron los tiempos de las "acciones defensivas" de su estrategia de 2002, que este año es "de ataque", que ha llegado el momento de la "ofensiva estratégica".

La oposición responderá en las calles el sábado, pero en tanto, con el escenario de una marcha que tarda varias horas en arribar a su destino, el presidente muestra las tuercas de su ofensiva: las modalidades del control de cambios se establecerán el miércoles, la amenaza de quitar las concesiones a las televisoras, la advertencia de que los allanamientos a empresas "acaparadoras" de alimentos básicos continuarán, el anuncio de que los bancos que no normalicen sus operaciones serán intervenidos y la amenaza de que las escuelas privadas que continúen cerradas no recibirán más subsidios del gobierno.

Cada anuncio de "mano dura" es celebrado por la multitud, que pide justo "mano dura" en marchas y pintas desde hace mucho.

Los simpatizantes del gobierno celebran su poder de convocatoria y también la reciente decisión del Tribunal Superior de Justicia que, vía una medida cautelar, anula de plano la posibilidad del "referéndum consultivo", cuya única pregunta rezaba más o menos así: ¿Está usted de acuerdo con que el presidente renuncie voluntariamente a su cargo?

Año del "ataque estratégico"

La entrada del mandatario a la pla-za es el delirio. Al grito de "Chávez no se va", se agregan las lágrimas y las señoras mayores que se desgañitan gritando: "¡Adoro tu divina presencia!", "¡Mi vida, mi-jo, mi amor Hugo Rafael!"

Los empujones, los jaloneos, la avalancha, marcan el paso del "comandante en jefe de la revolución bolivariana".

Durante un buen trecho el vehículo con plataforma, desde el cual Chávez saluda a sus partidarios, es seguido por cuatro calacas gi-gantes, de cartón y tela, que representan "a los enemigos del pueblo", asegura el muchacho que carga una de ellas.

Una representa a Fedecámaras (la cúpula empresarial), otra a la CTV (los sindicatos), la tercera a las televisoras y la cuarta a los partidos políticos opositores.

Cuando Chávez se acerca a la tarima del mitin, un grupo musical interpreta No basta rezar, pero las señoras se persignan porque lo vieron pasar muy de cerquita.

Ya entrado en su discurso, de dos horas y media en cadena nacional, Chávez arranca ovaciones cada vez que detalla alguna de las medidas de su "ofensiva", anunciada justo un día antes de que el Grupo de Países Amigos se reúna en la capital de Estados Unidos, lo que no le gusta.

En lo que va de enero, dice por ejemplo Chávez, se han "escapado" del país 700 millones de dólares. Por ello, agrega, decidió suspender la venta de la divisa durante cinco días: "Cuando se levante la suspensión ya estará establecido un convenio para establecer un control de cambios".

Ovación.

Se acaba de presentar un proyecto de ley sobre la responsabilidad social de los medios, para prohibir los anuncios "violentos" dirigidos a niños y adolescentes. Nueva ovación.

Y mayor es el griterío cuando anuncia que también se emprenderán "medidas administrativas" contra los dos canales de televisión privados que la habían librado en la primera vuelta. Si no rectifican, asegura, "tengan la seguridad de que les vamos a quitar la concesión".

Al abordar el inevitable tema del paro petrolero, el presidente promete que en febrero llegarán a los 2 millones de barriles diarios (Ve-nezuela producía antes del paro poco menos de 3 millones), e informa que hasta el momento han sido despedidos "más de 3 mil gerentes y técnicos que estuvieron saboteando".

Otro momento estelar sucede cuando Chávez anuncia la ratificación en su cargo del general Luis Felipe Acosta Carles, célebre por haber lanzado eructos frente a las cámaras de la televisión privada y porque sus hombres golpearon a varias mujeres en la ciudad de Valencia, todo, durante los allanamientos a las plantas de Coca-Cola y de la cervecera Polar.

Acosta Carles, tras esos hechos, se convirtió en la bestia negra de la oposición. Pero en la Caracas de los chavistas es un héroe.

De ahí se agarra Chávez para ratificar sus órdenes a todos los jefes de las fuerzas armadas: "Aquella empresa, sea cual sea su tamaño, sea quien sea su dueño, que esté acaparando alimentos que le hacen falta al pueblo, debe ser allanada".

"¡Así, así es que se gobierna!", grita la multitud.

Chávez remata: "¡Vamos al ataque en todas las direcciones!" Este, completa, será "el año del ataque estratégico".

Mensaje de paz a los "escuálidos"

"Escuálidos" llaman el presidente Chávez y sus seguidores a los clasemedieros de Caracas, la parte más activa del movimiento opositor y que viven sobre todo en el este de la ciudad. "Escuálidos" se llaman ellos mismos, con orgullo, desde hace tiempo.

En los últimos días, entre los "escuálidos" se vivió un clima de terror, que va y viene según la pro-ximidad de ciertas fechas. Como este 23 de enero de la anunciada "gran toma de Caracas", cuando se multiplicaron los rumores, muy bien alimentados por los medios locales, de que los simpatizantes del gobierno venían a esta ciudad a acabar con los "escuálidos".

"La campaña de los cuatro jinetes del apocalipsis -dice Chávez en su discurso- ha llevado a buena parte de nuestros compatriotas de las clases altas a la desesperación, el miedo y el temor".

Y sin razón, dice Chávez. Porque él podría ir con su gente al este de Caracas, pero a dar "un mensaje de hermanos, porque somos hijos de Dios".

El presidente manifiesta su tristeza porque en las colonias de clase media haya gente levantando las tapas de las coladeras, haciendo barreras y almacenando alimentos en las azoteas, "buscando armas".

A los "escuálidos", que marcharán el sábado en su contra al grito de "que se vaya satanás", el presidente les dice: "Un abrazo para ellos y lamentamos que estén siendo víctimas de las campañas terroristas de los medios de comunicación social".

La encendida oratoria del presidente, sin embargo, no necesariamente tranquiliza a los asustados clasemedieros. Si su gobierno hubiera pretendido usar la violencia, dice, "a esta hora ya no quedaría piedra sobre piedra en el este de Caracas".

El error del presidente

Poseedor del "fenotipo del escuálido", es decir, alto y güerito, Tadeo Kosman dice haber pagado el precio de ser chavista en un barrio mayoritariamente opositor: "A mi mamá le han arrojado huevazos, nos cacerolean, nos gritan asesinos, nos amenazan, y ese clima existe porque vivimos una tiranía mediática".

Un grupo de jóvenes y señoras mayores se suma a Tadeo y se desgranan, en un coral de voces, los argumentos contra lo que llaman "la oposición golpista".

Lily Mijares, una joven publicista, agrega su análisis: "El error fue pedirles perdón el 14 de abril (de 2002). Por eso estamos perdiendo todos esos millones de dólares del petróleo".

El intercambio se calienta porque todo el mundo quiere hablar. Marcel, hermano de Tadeo, quiere rematar con este argumento: "Y aunque el de Chávez fuera el peor de los gobiernos, en cuatro años no le ha hecho tanto daño al país como estos señores de la oposición en solamente siete semanas".

Mano dura dentro de la ley, concluyen los jóvenes. Y el mandatario los complace con su discurso.

El problema somos todos

"Se va, se va, se va", gritan los manifestantes opositores en sus marchas. Y en este día chavista les responden con el grito del 14 de abril de 2002: "Volvió, volvió, volvió".

Desfila la geografía venezolana con mantas, cartelones, uniformes de los gobiernos municipales y estatales: Vargas, Barquisimeto, Táchira, Aragua, Amazonas... Las camisas y boinas rojas, color del partido del presidente, el Movimiento V República, son las dominantes. Pero también tiene su porción importante el, digamos, look guevarista, de camisolas o pantalones de camuflaje, de gorras negras con estrellitas.

Y dominan también, aunque sea políticamente incorrecto decirlo, los evidentemente pobres: trabajadores, campesinos, gente de los cerros, aunque no faltan los que subrayan su pertenencia a un gremio profesional y a la "clase media en positivo".

Es variadito el chavismo que marcha y quiere convencer a la oposición de lo que resume una manta: "El problema no es Chávez, el problema somos todos nosotros".

Otra peculiaridad de la movilización: muchos, muchos carteles y mantas con el mensaje de "queremos paz", el afán del chavismo de sacudirse la etiqueta de "círculos violentos" que les cuelga la oposición.

Desde ayer, la Coordinadora Democrática llenó las televisoras privadas de mensajes llamando a la "gran toma de Venezuela", con marchas y concentraciones en 22 ciudades del interior. El mensaje de la dirigencia opositora remataba así: "Y en Caracas... rechaza la violencia, quédate en tu casa".

Y las calles de Caracas volvieron a ser, aunque fuera por un día, de los simpatizantes del presidente.

Un año difícil

"¿Hay alguna razón para celebrar el 23 de enero?", preguntaba el presidente Chávez hace unos meses. Fecha de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y el comienzo de los gobiernos democráticos, Chávez la veía como de los 40 años de bipartidismo que demolió a Venezuela.

Ahora, tras 53 días de paro opositor que tiene al país semiparalizado y en medio del desastre económico, el gobernante habla de la conmemoración de la "jornada cívico militar patriota" contra la dictadura.

"Cuarenta y cinco años después estamos aquí, en plena batalla por construir una alternativa al modelo político anterior, al modelo económico que fue impuesto en Venezuela después del 23 de enero de 1958". La tarea no será sencilla, admite el presidente, "2003 será un año difícil".

La cascada de medidas provocadas por el paro no indica otra cosa. Unos 60 millones de dólares se dejan de percibir a diario por la paralización petrolera del quinto productor mundial. Y además del control de cambios, el Ejecutivo ya ha anunciado un recorte presupuestal de 3 mil 500 millones.

"No queremos caminos fáciles, ¡vengan a nosotros todas las dificultades!", dice el gobernante.

Entre esas dificultades están las de la "salida electoral" que llevará meses hacer realidad, en cualquiera de los escenarios, con todo y Países Amigos de Venezuela y "facilitadores" de la negociación.

"La democracia venezolana ha quedado afectada por una decisión (del tribunal superior) que ha dispuesto el secuestro de la soberanía activa del pueblo", se queja este día el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Alfredo Avella, al anunciar que apelarán en "todas las instancias" internacionales posibles.

Pero ya en la Asamblea Nacional se dibuja la integración de un nuevo consejo. El presidente del Parlamento, Francisco Ameliach, dice que es posible nombrar un nuevo CNE en 30 días. Pero integrarlo requiere los votos de 110 diputados, y el gobierno sólo cuenta con 86.

Explosión en la avenida México

La marcha de los simpatizantes de Chávez, sin embargo, no termina con saldo blanco. A unos pasos de la estatua de Lázaro Cárdenas, en la Avenida México, estalla un "artefacto" aparentemente dejado en una bolsa de basura. Una persona muere y al menos 14 resultan heridas.

Nelly Ojeda, quien se encontraba a unos 20 metros cuando ocurrió la explosión, dice haber visto "un muerto y un herido al lado de él, además de los que estaban arriba del autobús, que bajaron llenos de pedacitos de vidrio en la cara y en los brazos, eran tres".

La avenida México es paralela a la avenida Bolívar, donde se realiza la marcha de los chavistas y el presidente pasa a una cuadra del lugar minutos después de la explosión, ocurrida alrededor de las 16:50.

A los pocos minutos, miembros de la policía política, de la Guardia Nacional y de la policía de Caracas acordonan el lugar.

La zona de la explosión se ubica frente a una salida del Metro, y en el momento que ocurre se encuentra llena de simpatizantes del gobierno.

El jefe de la policía de Caracas, Edward López, dice que se trata de un acto "terrorista y subversivo" dirigido a crear "caos" y amedrentar a la marcha "de más de un millón de personas".

Navidades con el presidente

La oposición, dice Chávez, "había previsto una Navidad sin Chávez. Y este año también habrá Navidad con Chávez y el año que viene también".

Eso, aunque el presidente también dice que ya no se siente imprescindible: "A estas alturas la revolución ya no depende de un caudillo, esta revolución ya le pertenece al pueblo, y eso ya no lo para nadie".

Abajo, en la multitud, van más allá: "Con Chávez hasta el 2021".

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