Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 24 de enero de 2003
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Cultura
Con el montaje dirigido por Schoemann se celebraron 50 años de La Capilla

Sí, ¿no?, teatro de texto que fusiona el racismo y la incomunicación

Los pelirrojos, de Grumberg, y Por un sí o por un no, de Sarraute, obras en las que se basa la puesta en escena El director prescinde de la música y los cambios de luz

CARLOS PAUL

Racismo e incomunicación son temas que se fusionan en la puesta en escena de Sí, ¿no?, basada en Los pelirrojos, de Jean-Claude Grumberg, y en Por un sí o por un no, de Natalie Sarraute, bajo la dirección de Boris Schoemann. Obra con la que se celebró la noche del miércoles el 50 aniversario de La Capilla, teatro fundado por Salvador Novo, y con la que se continúa la tradición de presentar teatro contemporáneo y experimental.

El montaje recrea ''la vida de unos seres que viven en un mundo totalitario, corrompido por las ideas obsesivas de una sociedad en descomposición, en la cual el individualismo y la intolerancia han deshumanizado al hombre", apunta Schoemann, quien desde hace dos años es director artístico de La Capilla.

Por un lado, explica, se abordan situaciones de racismo y discriminación, como el trato a los que son pelirrojos, circunstancia que la autora expone ''como un paralelismo de los campos de concentración". Por otro, Sarraute presenta la relación de una pareja de amigas cuyo conflicto es detonado tan sólo porque una de ellas, sin notarlo, dijo: ''está bien eso'', lo que desata la desconfianza extrema y mutua. ''Aquí se refleja el problema de la incomunicación, la dificultad de encontrar la palabra justa en el momento adecuado y todas las cuestiones que se generan a partir de eso".

Espectáculos a secas

El propósito de la puesta de Sí, ¿no?, ''es mezclar esos dos planteamientos en un mismo espacio y tiempo, y que ambas obras se influyeran de manera recíproca.

''Otra de las características de este montaje es que no hay música, ni cambios de iluminación, pues -comenta Schoemann-, me gustan los espectáculos a secas. Lo que más me importa es la actoralidad.

''Los pelirrojos es una obra que me remite al teatro del absurdo y que quise montarla para denunciar el odio y el racismo.

''Muchas veces -abunda Schoemann-, no advertimos que al señalar constantemente las diferencias de una persona, ejercemos una especie de discriminación, la cual puede llegar a volverse un fascismo cotidiano que cada vez surge con mayor fuerza en la sociedades avanzadas, como la francesa y la estadunidense. En México, obviamente la discriminación es hacia los indígenas, como lo fue en otras partes con los judíos en los años 30 en Europa.

''En la vida cotidiana se da una discriminación a partir de detalles, de cosas insignificantes a los que las personas les dan un valor y una importancia que no deberían tener, porque finalmente qué importa, si alguien tiene una oreja más grande que la otra, o si aquél es de pelo rubio, pelirrojo o se lo tiñó de azul. Debemos ser tolerantes.''

Regocijo por la palabra

''En Por un sí o por un no hay todo un regocijo alrededor de la palabra, lo cual se me hace interesante llevarlo a escena. Antes hacía mucho teatro de imágenes o movimiento, pero desde hace cuatro, cinco años, me he interesado por el teatro de texto, por eso nada de música, ni cambios de luz.''

Sí, ¿no?, concluye Schoemann, ''apuesta por la inteligencia del público".

Con las actuaciones de Mahalat Sánchez, Pilar Cerecero, Javier Rosales y Angélica Rogel, la obra se presenta los sábados a las 13 horas en La Capilla (Madrid 13, esquina Centenario, Coyoacán).

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