ASTILLERO
Julio Hernández López
Chocolatote en sopa
Cachirulo, cachirules y cachiporras
Política de cacao
AYER CONTINUARON A todo vuelo las funciones del
Teatro Fantástico que, con Cachirulo al frente, pretende
darle su chocolatote en sopa (¡Sopas!) a todo aquel que quiera ver
caer parejas presidenciales (las legiones de lectores juveniles de esta
sección teenager habrán de saber que había
una vez... un programa de televisión patrocinado por el chocolate
Express en el que Enrique Alonso, alias Cachirulo, teatralizaba
cuentos y más cuentos para deleite de los niños, los papás
de los niños, y los papás de los papás de los niños,
en una programación ma-ra-vi-llo-sa que tenía como jingle
central uno que decía: "Este es el trenecito del chocolate Express;
qué alegre y muy bonito y qué rápido es; tomando muy
contento mi chocolate Express, qué rico y nutritivo y qué
sabroso es, el choco, choco, chocolateeee Expreeeess". La profundidad del
texto, su calidad mántrica y la muy discreta -casi subliminal- promoción
de las virtudes del producto podrían hacer creer que ese comercial
fuese una de las joyas propagandísticas diseñadas en Los
Pinos por Francisco Ortiz, el encargado de imagen de la Presidencia de
la República, para cumplir encargos vindicativos de la superioridad
recientemente anunciados, pero esta columna justiciera con rapidez advierte
que no hay tal, pues el susodicho Ortiz sólo había trabajado
para el Pancho Pantera del Chocomilk antes de pasar a servir a la patria
usando dinero de los Amigos de Fox para campañas presidenciales
y ahora recursos del erario para seguir impulsando políticas de
cacao).
EL
RECUERDO DE Cachirulo no queda, sin embargo, en el terreno de
las representaciones escénicas para infantes y parentela conexa.
Cachirul o cachirulo también es, en el lenguaje cotidiano, todo
aquello parchado, tramposo o engañoso (recuérdese el caso
de los futbolistas seleccionados que alteraron sus actas de nacimiento
para cumplir requisitos de competencias e hicieron que México quedara
fuera del Mundial de Italia 90). Cachirul, por ejemplo, consideraron ayer
en Nuevo Laredo los periodistas mexicanos (que cubrieron la cabalgata norteña
a la que asistió la pareja presidencial) el que la parte masculina
de la presidencia bicéfala se negara a darles entrevista alguna
luego que en exclusiva había atendido a enviados de la empresa estadunidense
Telemundo. Sabían esos periodistas ya sin sombra de duda que la
pareja presidencial no se había caído (y deberían
entonces ellos haber estado a salvo de los furores foxistas que en toda
crítica ven un intento de golpe de Estado), pues de las ancas de
la yegua Marlina no se había desbarrancado sino la voz de
la señora Marta, a la que el señor Vicente había cedido
la palabra para que a nombre de los dos juntitos al unísono les
dijera en homilía ecuestre "a los niños, a los abuelos, a
los papás y a las mamás" (es decir: a los niños, los
papás de los niños y los papás de los papás
de los niños, según cree traducir esta columna expresamente
chocolata) que "por ustedes trabajamos y con ustedes está nuestro
compromiso (...) y que todas esas familias mexicanas que tanto queremos
sepan que cuentan con nuestro compromiso y con nuestro trabajo ahora y
por siempre". Plural cachirul, nosotros cachirulo: así como la señora
Marta asegundó la visita del señor Vicente al estado de México
cuando el gobernador de esa entidad quiso prohibir las giras del medio
naranjo, así ahora el señor vestido de charro le dio el micrófono
a su adelita con toda la intención de que hablara a nombre de los
dos como ejecutantes solidarios del poder presidencial: se los digo, jinetes,
para que lo entiendan, ciudadanos en general y futuros ensopados de chocolate
en particular.
PERO RESULTA QUE ayer el señor Presidente
de la República no tenía ganas de ser entrevistado por los
periodistas que cada vez le parecen más insoportables. Así
es que eludió el intento de los reporteros con tal decisión
que, como es natural que suceda cada vez que el hombre más poderoso
del país pierde la paciencia y endereza contra alguien así
sea un levantar de cejas, personeros y aprontados de toda laya libraron
heroica batalla contra los chicos malos de la prensa, dejando a una decena
de ellos tirados en el suelo y asestándoles golpes, empujones y
maltratos verbales para hacer que se cumpliera la sacrosanta voluntad de
enmudecimiento que los herejes del micrófono y la grabadora querían
violentar. El propio general en jefe gritó mientras sus pajes le
llevaban a territorio seguro: "Ya dije que no hay conferencia de prensa".
EL TEATRO FANTASTICO, pues, sigue adelante, con
primeras actrices promoviendo su imagen en folletos foráneos de
K Mart mientras acá continúa el esquema de apropiación
legionaria del aparato educativo: por ejemplo, el diputado federal leonés
Ricardo Torres Origel, totalmente relacionado con el señor y la
señora que gobiernan en comandita, está por ser nombrado
director del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción
de Escuelas, que aparte de ser un jugosísimo cargo que enriquece
al ritmo de diez por ciento por contrato asignado, tendrá ahora
encomienda de abrirle paso a la fundación Vamos México que,
mediante donativos internacionales, hará que se construyan y remodelen
aulas.
ESOS Y OTROS cuentos están en cartelera
en el foro nacional al que ha llegado dizque para una reunión de
consejo de una empresa automotriz el presidente a trasmano de los Estados
Unidos, George Bush padre, en momentos en que la pareja presidencial mexicana
ha decidido alinearse plenamente con el poder expansivo petrolero contra
un Saddam Hussein al que ahora sí llama "tirano" don Vicente y no
antes, cuando andaba disfrazado de palomita de la paz. Primero vino el
recadero Aznar, ahora Bush padre garantizará en persona los compromisos
de Bush hijo ante un Fox de espíritu santo.
Y HASTA AQUI llega por hoy esta columna que toma
nota de la reunión perredista de unidad que con haber sido necesaria
da cuenta de las broncas que se traen dentro, y de la abdicación
madracista ante gobernadores a la hora de postular candidatos a diputados
federales, cosas ambas de las cuales se hablará en próxima
apasionada entrega. Pero, atentísimos lectores de esta sección
con vaso de chocolatote en su futuro: ¿disfrutaron ayer en Televisa
el primer programa de Guía de padres?