Problemas financieros del dueño, una
de las razones
Con la esperanza del retorno, cierra sus puertas el
Bar León
JAIME WHALEY
Dicen que requiem es receso y la parroquia bien
espera que sea solamente eso, pues el Bar León cerró sus
puertas la madrugada del pasado domingo para dejar en la orfandad a más
de un ser.
Motivos tanto económicos como de logística
-pues ahora no tan fácilmente se llega hasta Brasil 5-, argumentó
Lalo Casab, el propietario del establecimiento que funcionó
por casi 51 años, y la aproximación se debe a que el aniversario
es el mes entrante, en abril, además de que existe la amenaza de
que el vetusto inmueble que aloja al mundialmente conocido antro será
renovado para darle vida nuevamente al hotel que ahí funcionaba
hasta hace unos años y quizás también al León,
que por ahora dormirá.
"Esta es la penúltima, espero que haya otras noches
más", con voz nada festiva Casab se dirigió así a
la clientela desde el escenario, acompañado de Froylán López
Narváez -quien del sitio hizo guarida-, cuando faltaban pocos minutos
para la medianoche del sábado primero de marzo. El dueño
explicó que tiene problemas financieros y que ya la gente no acude
al famoso sitio como solía hacerlo. Pero los que antier asistieron
interrumpieron la alocución con un atronador aplauso para el León
y su personal.
Treinta y siete años del Mesie
Horas
antes, cuando aún se instalaba el mobiliario para la postrer fecha,
el popular Mesie, sentado ante una mesa, hojeaba un diario vespertino
y, a la vez, soltaba desordenados recuerdos de su estancia como mesero
a lo largo de 37 años: "La fama se la debemos al movimiento de la
rumba es cultura, que propició Froylán. ¿Te acuerdas?,
antes la barra estaba ahí y Arévalo (Pepe), se subía,
cogía un cojín para sentarse y desde ahí tocar el
piano".
Las reminiscencias de Luis Pérez Rubio, nacido
ahí cerca, en la calle de Moneda, hace 73 años, y quien debe
su apodo a Jack, un empleado de la embajada francesa, lo sumergen en un
estado nostálgico del que sale cuando juguetonamente asegura que
no sabe si con el cierre se irá a las Bahamas o se quedará
en su casa.
Lo invaden recuerdos altibajos, como cuando el cantante
Mario Rebollo falleció en pleno escenario a causa de un infarto
fulminante, ante la impavidez de los presentes. De vistas de famosos, como
de Gabriel García Márquez o del Tigre Azcárraga
que firmaba las notas y luego, los lunes, el Mesie se las llevaba
a su oficina y "me iba mejor, pues me daba dos cheques, el de la cuenta
y el de mi propina" o la del rodante Mick Jagger que, recordaría
Casab más tarde, también quedó pasmado por el ambiente
rumbero.
Leduc, también nostálgico
La nostalgia también florece en el cineasta Paul
Leduc, otro de los habitués del León, que ahí está
en una mesa del rincón, mientras de los teclados de Irving Lara
emana fuego. Explica que son pocos los sitios, digamos que de prosapia,
que quedan ya en el Centro Histórico, y señala otro: la cantina
El Nivel, para agregar que "se siguen destruyendo símbolos de esta
ciudad".
De gratos recuerdos fueron las clases de sociología,
que eso eran, impartidas, diríase que in situ, a sus alumnos
tanto de la Ibero como de la UNAM. por López Narváez,
quien indica que este sitio, de gozosa violencia, hace que la rumba siga
vigente como lo están Sor Juana Inés de la Cruz, Julián
Carrillo o el poeta Nezahualcóyotl.
El juvenil y novel conjunto de Fuga Latina y el mencionado
del veracruzano Lara amenizaron la penúltima velada, en la que la
alineación que presentó el equipo de casa fue como sigue,
en la caja, Marthita Figueroa; atrás de la barra, Antonio Toro;
en el valet parking, José Rodríguez; como mayora,
Josefina Montes, y en la atención a mesas, Jorge Hernández,
Manuel Heredia, Anselmo Rodríguez, el ya citado Mesie y el
capi Nicolás Cruz.
Ya los barrenderos hacían su sanitaria aparición
en plena madrugada de domingo y en la estrecha calle se difuminada el sonido
de los cueros aporreados por Poncho Aguilar, como se perdía
igualmente, aunque la parroquia espera que sólo sea un requiem-receso,
este sitio de buenos tragos, mejor rumba, mujeres y amigos y se haga buena
la promesa de Casab que sentenció: "Como dijo aquel que dijo, volveremos".