TOROS
Ortega, Garibay, Spínola y Santos dieron una
gran tarde en la Plaza Muerta
Toreras actuaciones de los alternantes; un ejemplar
de Santiago fue indultado
Imponente encierro de tres ganaderías Ante
pobre asistencia, hubo gala de imaginación
LEONARDO PAEZ
Verónicas, tafalleras, serpentinas, gaoneras, hernaninas,
revoleras y medias; santinas, violines, pares de la moviola, quiebros y
sesgos; cambios de mano, circurrets, dosantinas, afarolados, naturales,
derechazos, de la firma, de trinchera y de pecho. ¿Qué permitió
ese despliegue de repertorio y torerismo? La presencia insustituible del
toro bravo con edad y trapío y la entrega de unos toreros mexicanos
cuya afición ha sido inversamente proporcional a la visión
de los empresarios.
Lo
hecho en la decimonovena corrida de la temporada en el coso de Insurgentes
por el rejoneador Rodrigo Santos y los matadores Rafael Ortega, Ignacio
Garibay y Fermín Spínola, ante toros de José Ma. Arturo
Huerta, de Santiago y de Julio Delgado, ante unos cuatro mil espectadores,
corroboró el insensato desperdicio de diestros por parte de quienes
pretenden promover la fiesta en México.
Garibay realizó con Escritor, un suave y
débil castaño de Julio Delgado, una inteligente faena por
ambos lados, en la que destacó su claro sentido de la colocación
y sus magníficas cualidades como estoqueador. La oreja obtenida
fue tan seriamente ganada como la que más en todo el serial.
El quinto, Mezcalero, de Santiago, uno de los toros
mejor presentados de la temporada, arrolló de salida a Garibay,
lastimándole la rodilla izquierda, sin embargo, el sobrino de María
Victoria logró ejecutar unas sedeñas verónicas, confirmando
que es un "torero de muñecas" como El Calesero.
A Spínola no le cabe la afición en el cuerpo
y con su primero, un bien armado burel de Julio Delgado, galleó
hacia atrás en emocionantes pares de la moviola y realizó
un breve trasteo por naturales, coronado con entera en lo alto. El juez
negó la oreja pero el público otorgó una triunfal
vuelta.
Lo inolvidable, lo consagratorio, vino con el sexto, Vinatero,
de Santiago, un precioso cárdeno claro con el trapío que
da la edad, no los kilos que anuncia la pizarra encantada. Spínola
realizó un quitazo con dos hernaninas -habrá oportunidad
de contar la historia de esta suerte de capa, con más de 30 años
de antigüedad, bautizada así por el matador Raúl Ponce
de León-, tres gaoneras muy templadas, bajando mucho los brazos,
e interminable revolera.
Tras dejar en tablas un espectacular y preciso par al
violín, el diestro de Atizapán aprovechó cabalmente
la emotiva y noble embestida de Vinatero, en una faena imaginativa,
variada, fresca y promisoria de tiempos mejores para la tauromaquia mexicana.
Pudo haber salido con el rabo en la mano, pero Fermín
optó por hacerse eco del exaltado público y el juez Balderas
concedió el indulto, para que Spínola fuera sacado en hombros
en compañía de Ortega y del hijo de Pepe Garfias.
Rafael Ortega todo lo intenta y le sale todo, pero a trece
años de su alternativa aún no logra imprimir a lo que hace
un sello que lo identifique y recuerde. Empero su pundonor, celo y buena
técnica le permitieron obtener dos orejas generosas de su primero
y realizar con su segundo, manso, basto y muy alto de agujas, una hermosa
secuencia de pases hacia los medios: dos trincherazos, dos de la firma,
un mágico cambio de mano y un completo y lento pase de pecho.
El rejoneador Rodrigo Santos no estuvo mal y cortó
la primera oreja de la emocionante tarde.
Utilidades y pérdidas
Domingo 2 de marzo de 2003
Espectadores |
4,000
|
Ingresos netos |
280,000
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Egresos |
|
Santos |
100,000
|
Ortega |
150,000
|
Garibay |
100,000
|
Spínola |
100,000
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Ganado |
250,000
|
Otros |
1,000,000
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Subtotal |
1,700,000
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Utilidades |
----------------
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Pérdidas |
1,420,000
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Pérdidas anteriores |
14,346,000
|
Pérdidas acumuladas |
15,766,000
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