Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 22 de marzo de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Política

Dicen que el gobierno practica la contrainsurgencia con la "regularización de tierras"

Pro zapatistas de Flor de Café, cansados de siempre "esperar que se haga justicia"

Acusan a miembros de Kichañ Kichañob y de las regiones autónomas pluriétnicas

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Municipio Autonomo La Paz, Chis., 21 de marzo. "Ya nos cansamos de ser siempre los menos, los que tienen que agachar la cabeza y esperar que se haga justicia", dice a La Jornada el representante de las bases de apoyo zapatistas en Flor de Café, comunidad chol en las montañas de Tumbalá donde, por cierto, apenas si se siembra café; el esfuerzo lo consumen las milpas y la resistencia. En condiciones particularmente difíciles. La sobrevivencia se da al ras del suelo, con lo mínimo. La pobreza salta a la vista.

Tal circunstancia ha permitido al gobierno chiapaneco dar aquí un ejemplo acabado de cómo practica la contrainsurgencia en tiempos del "cambio" y la "esperanza". Igual que antes hizo el PRI, la disfraza de "regularización de tierras", inversión (mínima) y "proyectos productivos", mientras ordena incursiones policiacas, y los zapatistas reciben amenazas de muerte, cárcel, expulsión y violación.

Los autónomos de Flor de Café acusan de la situación a funcionarios y dirigentes de la organización progubernamental Kichañ Kichañob y las llamadas RAP (regiones autónomas pluriétnicas, viejo y fallido proyecto del perredismo en zonas donde predominó hace años la CIOAC). Concretamente, responzabilizan de las nuevas políticas contrainsurgentes al subsecretario de Desarrollo Agrario, Arturo Luna Luján, así como a Marcelino Pérez Méndez (jefe jurídico de la Secretaria de Pueblos Indios), Ezequiel López Velasco (coordinador de las RAP), Jaime Ramírez Maza (subsecretario de Gobierno en la región VIII), y a los delegados de Kichañob en Salto de Agua y Tumbalá, Pedro López Arcos, Pacual López López y Pascual Solís Arcos.

"Organización independiente"

Flor de Café se fundó en 1994, a raíz del alzamiento zapatista, cuando un grupo de familias choles de la región "recuperó" terrenos que formaban parte de los ranchos privados Limón, La Paz, Mirador, Flor de Paz y San Francisco-Ojo de Agua. En aquel tiempo, los indígenas formaban una sola "organización independiente". Hay que recordar que aquí en la zona norte, la paramilitarización se desarrolló rápidamente bajo el sello de Desarrollo, Paz y Justicia; reconocerse "zapatista" entonces era firmar el acta de defunción; a diferencia de la selva o los Altos, aquí las bases de apoyo en resistencia se debieron denominar "sociedad civil", "organización independiente" u otros eufemismos regionales entre 1995 y 1999, cuando la guerra paramilitar contra las comunidades "prendió" mejor, alcanzando su clímax en 1996 y 1997.

Hoy, nueve familias zapatistas de Flor de Café (35 personas) demandan medidas cautelares que nadie les quiere otorgar. "Cuando ocupamos este predio para vivir y trabajar, en aquel tiempo vinimos en una sola organización independiente", dicen en una denuncia entregada el 4 de marzo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, con respaldo y sello del concejo municipal autónomo de La Paz.

Reconocen: "Después nos dividimos, porque muchos compañeros cayeron en la promesa del gobierno creando contra nosotros una organización Kichañ Kichañob para gestionar y 'legalizar' el predio ante las autoridades federales y estatales. Ante esto nos declaramos en rebeldía zapatista, porque es así la forma de nuestra lucha, exigiéndole al gobierno el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés".

El procedimiento de titulación individual de las tierras recuperadas comunalmente es el que mejores resultados ha dado al gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía para dividir las comunidades en resistencia en las regiones de Ocosingo, Chilón, Yajalón, Salto de Agua, Tila y Tumbalá. "Sabemos que Kichañob se apareció como proyecto de compra de tierras, (y es) usado como parte de la guerra de baja intensidad contra las bases zapatistas", agregan éstas en un texto de denuncia donde el gobierno es llamado "usurpador de derechos de los pueblos indígenas".

A partir del 10 de enero del presente año, patrullas de la Policía Sectorial han llegado hasta Flor de Café, tomándose la molestia de caminar por las montañas; durante sus "visitas" se reúnen con los miembros de Kichañob y amenazan con detener a los zapatistas. Las incursiones son comandadas por los oficiales policiacos Osman Nucamendi González y Rubén González Nolasco.

Mediciones y amenazas

En tanto, alentados por el respaldo oficial, los miembros de Kichañ Kichañob (hoy mayoría en Flor de Café) ocupan alevosamente los predios y calles de la comunidad, hacen nuevas mediciones de los solares y amenazan a las familias zapatistas con quemar sus viviendas y arrebatarles las tierras que han trabajado todos estos años.

Los autónomos insisten: "Sólo queremos la paz. Ellos no quieren pláticas ni negociar. Tuvieron un intento de violación de la compañera María, que iba a traer agua. En el campo agreden a las bases de apoyo. Nos tienen bien señalados. El señor Humberto Hernández Guzmán, juez rural y dirigente de Kichañob en la comunidad Horizonte, nos mandó decir que nos va a matar a varios de nosotros".

Un propietario de la comunidad Naranjil, Antonio Pérez Arcos, ha demandado la aprehensión de personas de Flor de Café, acusándolas por los enfrentamientos de Lote Ocho, en Salto de Agua, el 14 de marzo de 1995. En aquel, el primer ataque criminal de Paz y Justicia, perdieron la vida Juan y Pedro Méndez Torres, hermanos de algunos fundadores de Flor de Café.

"Ese tal Antonio fue el que ordenó la matanza de Lote Ocho", dicen los autónomos. "Pero ahora se siente protegido y quiere esconder su crimen con la venganza".

El caserío de Flor de Café sube por las laderas del norte de Tumbalá y revela una gran pobreza. Casi no hay objetos, como no sean viejos aperos de labranza y tazones de plástico para el pozol. Las viviendas son de palma y palos; los solares y calles están señalados con piedras. Abundan las piedras.

La Jornada conversa con los representantes zapatistas en la minúscula (como las casas) "escuela autónoma", en un extremo de la comunidad. Nos rodean unos quince niños de ojos hambrientos. Uno, de unos cinco años, me toca el brazo con curiosidad tactil. Sonríe. En la penumbra parece sucio de dulce en la boca. Bien visto, en realidad padece una infección cutánea ulcerosa en boca, oídos y cuello. ƑAtención médica?: si lo que se busca es vencerlos y dispersarlos.

Las bancas son de tablas estrechas y corrientes, el pizarrón no mide más de un metro, en la cerca que hace de muro cuelga un sólo dibujo, en papel revolución: un rostro que sugiere más bien una suma de rostros que forman un pasamontañas de varios colores. No es una figura de rostro cubierto, el pasamontañas son los rostros.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año