Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 13 de abril de 2003
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Política

Guillermo Almeyra

Irak: lo que viene

Estados Unidos ahora limita -mediante la colonización de Irak- con Siria, Irán, Turquía, Arabia Saudita y Kuwait, y pasa a ser un país asiático. Sus dirigentes, además, han declarado que Siria e Irán, y después Corea del Norte (léase China), serán sus blancos futuros. Pero no los atacarán de inmediato ni simultáneamente porque, aunque media Asia esté en la mira, primero Washington debe "digerir" su reciente conquista. ƑCuál es el balance de la misma?

1. Ella fue más costosa y difícil de lo previsto y la derrota del régimen de Saddam Hussein no es la paz en Irak (en la guerra del Yom Kippur, Israel empleó cinco días para derrotar a todos los ejércitos árabes, mientras Estados Unidos y sus siervos ingleses tardaron los 15 días que preví al inicio para una ocupación que no ha terminado). Eso demuestra al mundo árabe e islámico que su enemigo mortal no es omnipotente y que es posible resistirlo.

2. El ejército derrotado esconderá los uniformes y las armas y, con buena parte del pueblo, comenzará una guerra de guerrillas desgastante para el invasor. Nadie debe engañarse por el apoyo a éste de algunos sectores, ni por los pillajes. Por ejemplo, la ocupación nazi de Francia contó con el apoyo de la gente de Vichy, y la de México por Napoleón III, con la colaboración activa y militante de la Iglesia y de los conservadores. Además, ninguna población de ningún país es homogénea y siempre hay en ella un sector reaccionario y antinacional. Y, por si eso no bastase, la dictadura de Saddam Hussein, asesino de decenas de miles de baazistas de izquierda y de centro, y de comunistas, además de masacrador de kurdos y opresor de los chiítas, que son mayoría en el país, había sembrado odios mientras las desigualdades sociales habían engendrado fuertes resentimientos entre los más pobres. Pero la resistencia vendrá de esa mayoría que hoy no sale a la calle y también de los propios sectores kurdos y chiítas, poco dispuestos a cambiar un déspota por un gobierno extranjero opresor y racista.

3. El grupo kurdo que colabora con Estados Unidos ni representa a todos los kurdos (que están divididos política y militarmente) ni puede esperar que el ocupante les permita construir un miniestado independiente, o siquiera autónomo, con Kirkuk como capital, porque Estados Unidos no quiere un conflicto con Turquía, la cual no puede tolerar un Kurdistán independiente en su frontera cuando está negando con su brutal represión a 15 millones de kurdos su organización política y hasta el reconocimiento de su idioma. Estados Unidos ciertamente podrá jugar bajo cuerda con los kurdos de Irán y de Siria, para presionar a Damasco y Teherán (ya que ambas capitales temen tanto como Estambul el estallido de un movimiento kurdo unificador e independentista), pero necesita reconstruir el Medio Oriente teniendo a Turquía y a Israel como ejes. De modo que la decepción de los peshmerga será mucho más rápida que la de sus jefes proestadunidenses. Los virreyes militares enfrentarán, pues, a mediano plazo, una resistencia kurda (comenzando por los marxistas y antiturcos) y no sólo la resistencia árabe, es decir de los sunní y de los chiítas, cuya protesta frente al racismo antislámico se unirá al nacionalismo. Teherán, en lo inmediato, consciente de que está en la mira, podrá tratar de conciliar con Estados Unidos pero, bajo cuerda, alentará la resistencia chiíta al ocupante, pues un invasor extranjero antislámico en su frontera es mucho más peligroso que la tiranía de Saddam Hussein, triste dictador de un país con apenas 24 millones de habitantes, más de la mitad de ellos niños y ancianos.

4. Los gobiernos de Francia y de Alemania tratarán de presentar un perfil bajo (los saqueos a sus sedes diplomáticas son una amenaza de tipo mafioso). Las negociaciones por lograr migajas en el despojo de Irak, sin embargo, fracasarán, porque las grandes empresas estadunidenses no soltarán nada de su presa y Estados Unidos sólo aceptará una ONU-felpudo, a la que volvería eventualmente sólo como vencedor. De modo que la alternativa para las potencias "carolingias" europeas es emprender la difícil lucha por construir su independencia y su seguridad (léase el rearme y el aumento de la competencia económica con Estados Unidos) o anularse, atándose como sirvientes a una economía en grave crisis y a un equipo político de cowboys locos.

5. Irak fue la primera batalla de una guerra que comienza y su ocupación requerirá por lo menos 200 mil soldados durante varios años. Por ende, la comprensión de que la guerra preventiva es el guión de la guerra permanente, incluso contra adversarios armados con bombas nucleares, seguirá movilizando a vastos sectores populares en Estados Unidos, radicalizados además por la recesión económica y las medidas fascistas del gobierno de Washington. Este deberá aprender así que una cosa es conquistar un pequeño país tiranizado y otra asimilar su conquista colonial y enfrentar el odio antimperialista y antirracista de la mayoría de los pueblos del mundo y, al mismo tiempo, a poderosos competidores imperialistas.

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