Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 29 de abril de 2003
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P O L I T I C A
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"Reconocemos las limitaciones y los riesgos" del documento, señala Carlos Ramos

Con visiones opuestas, Fox y líderes agrarios firman el Acuerdo Nacional para el Campo

Se pactaron las "grandes directrices políticas y de inversión": el Presidente Se revisará el TLCAN: dirigentes Somos socios de EU y Canadá, no competidores, afirma Usabiaga

JUAN MANUEL VENEGAS Y ANGELICA ENCISO

Todos los actores políticos lo firmaron, pero cada uno lo interpretó a su manera y ofreció su propia y distante visión de los alcances del Acuerdo Nacional para el Campo. Así, mientras que para el presidente Vicente Fox quedaron ya "pactadas" las "grandes directrices políticas, financieras y de inversión" de los programas destinados a las comunidades agrarias del país, para los dirigentes de las organizaciones campesinas el texto que ayer se firmó es apenas el inicio de futuras negociaciones.

El caso del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y sus implicaciones en el campo mexicano marcó aún más las diferencias, pues al tiempo que los dirigentes campesinos interpretaron que en el acuerdo se contempla de "manera explícita" la revisión del TLCAN para excluir al maíz blanco y al frijol de las reglas actuales de desgravación, el gobierno federal, por medio del secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, advirtió que en materia de comercio internacional "nos queda claro" que la finalidad del tratado con Estados Unidos y Canadá es fortalecer las economías de los países, por lo que la relación entre productores debe ser de "socios y no de competidores".

Sobre la situación del maíz y el frijol, el secretario -abucheado y descalificado en el acto de ayer en Palacio Nacional- aclaró que la idea del gobierno es "sanear y mejorar los procesos productivos y comerciales para hacer estos cultivos rentables, competitivos y defendibles".

Más: si para los dirigentes el documento firmado es "producto" de las movilizaciones y la lucha de los campesinos, tanto el Presidente como el secretario de Gobernación, Santiago Creel, fueron claros en su advertencia: desde ahora no aceptarán reclamos "que quebranten la ley" ni "fuera del marco" de las instituciones. "Esta nueva forma (de hacer política) implica un compromiso de todos para no violentar el estado de derecho", aseveró Fox.

Por lo pronto, lo que quedó claro fue la alerta del líder del movimiento El campo no aguanta más, Carlos Ramos Alba: "Reconocemos las limitaciones y los riesgos" de signar un documento que, según él y sus compañeros, tiene muchas reservas y limitaciones.

"Nueva era de la relación Estado-sociedad"

La ceremonia de firma del acuerdo para el campo se efectuó ayer en el patio central de Palacio Nacional. De los mil 200 lugares destinados para invitados, por lo menos 500 quedaron vacíos, destacando la falta de presencia campesina. Contados eran los hombres del campo que acudieron a la cita en la sede del Ejecutivo de la unión.

Fox festejó, sin embargo, la presencia de los dirigentes: "Es una victoria política de generaciones protagonistas de la larga marcha de la transformación democrática de México. El Acuerdo Nacional para el Campo es fruto de un amplio proceso incluyente, respetuoso y plural, generado desde las entrañas mismas de la sociedad rural y apoyado por una Presidencia de la República que se abre a la sociedad, que escucha sus demandas, que acepta sus propuestas y que responde con compromiso".

Consideró que el diálogo con las organizaciones campesinas y "el entendimiento" logrado significan el inicio de "una nueva era en la relación del Estado con la sociedad, (pues) sustituimos las tensiones, los desencuentros, las tentaciones por el descrédito, el envilecimiento de la política, por el acuerdo que abre el camino a un nuevo modo de hacer política".

Tras puntualizar que el acuerdo contiene de "manera implícita" el compromiso de todos para "mantener dentro de los cauces del diálogo los reclamos de solución a posibles problemas del futuro", el Presidente ofreció su visión de lo que se presentó ayer: "El acuerdo para el campo que hoy firmamos es imprescindible para edificar una sociedad rural nueva, justa, productiva y sustentable".

Quedaron "pactadas", subrayó, "las grandes directrices políticas, financieras y de inversión para activar programas de emergencia, elaborar presupuestos multianuales, identificar y transparentar los subsidios indispensables para consolidar las áreas de producción exitosas; para apoyar decididamente a los productores medios y para comprometernos con los productores de subsistencia y así definir también los precios objetivo y construir la nueva educación rural y superar la marginación de las familias" de las comunidades campesinas.

Con la parte del fomento productivo, añadió, "šestamos haciendo una reforma estructural! Que da certidumbre, competitividad y rentabilidad a nuestros productores mediante programas y presupuestos de largo plazo.

"En la parte social, en tanto, estamos comprometiendo a incrementar los recursos y fortalecer los programas para llevar más microcréditos y proyectos productivos; más educación y becas; más salud y seguro popular; más alimentación y nutrición; más vivienda y servicios para la población rural", indicó.

$2 mil 800 millones extras

Para lograr esos objetivos, anunció que a los 117 mil millones de pesos que este año se autorizaron para el sector se sumarán otros 2 mil 800 millones, de los cuales 400 millones se destinarán a "incrementar y mejorar los servicios de salud" de las familias del campo, particularmente a través del seguro popular; 500 millones irán a los programas para "adultos mayores"; 100 a los proyectos productivos para mujeres, y 260 millones para "iniciar" proyectos de vivienda rural.

En cuanto al capítulo agrario del TLCAN, Fox se limitó a señalar que en "la defensa" de los intereses y los ingresos de los productores mexicanos, "vamos a aplicar todos los mecanismos de defensa establecidos en las leyes correspondientes, para reducir el efecto de las asimetrías que causan los apoyos y subsidios en el exterior sobre nuestros productos y productores agrícolas y, en particular, atenderemos de manera prioritaria los cultivos de maíz blanco y frijol".

"No cumple" las expectativas de un cambio estructural, reviran dirigentes

Para los dirigentes agrarios, sin embargo, esto es apenas el inicio de futuras negociaciones. Fijaron posiciones. Por El campo no aguanta más, Carlos Ramos Alba acusó que la "correlación y posicionamiento político" de Fox "limitaron el alcance y las expectativas de un verdadero cambio estructural demandado por los campesinos", quedando en su lugar "un acuerdo limitado que no contiene ni los objetivos, ni las estrategias, ni los planes e instrumentos para llegar a los cambios anhelados por la nación".

Habló de lo que falta por revisar y negociar: soberanía y seguridad alimentaria; revisión "profunda" del capítulo agropecuario del TLCAN y otras iniciativas internacionales, como el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA); revisión del artículo 27 constitucional que garantice y proteja la propiedad social de la tierra; instauración y ejercicio de un presupuesto multianual para el campo, y una ley de amnistía para liberar a cientos de luchadores sociales y dirigentes campesinos encarcelados, entre otras demandas.

Del Congreso Agrario Permanente, Rafael Galindo indicó que "somos realistas y no echamos las campanas al vuelo". Aclaró que el acuerdo "expresa sólo la voluntad para iniciar las reformas de fondo", por lo que su nombre ahí "no implica dejar la lucha campesina, ya que existen demandas insatisfechas". Estamos "por iniciar" el diseño y puesta en práctica de reformas estructurales, enfatizó.

Por El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar, se concentró en el TLCAN. Según sus aseveraciones, el documento firmado "genera obligaciones y demanda al Presidente de la República presentar la solicitud formal para que en el marco de lo convenido entre nosotros (las organizaciones y el gobierno) se inicien de manera inmediata las consultas oficiales con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para alcanzar el propósito de revisar el tratado y excluir el maíz blanco y el frijol de las reglas actuales de la desgravación".

Finalmente, por la Confederación Nacional Campesina (CNC), Heladio Ramírez López habló de "la urgencia" de establecer "un acuerdo paralelo complementario en el TLCAN... que es posible y la opción viable para que nuestros productores puedan defenderse ante una competencia tan desigual y aplastante" frente a estadunidenses y canadienses.

Y sobre el acuerdo firmado, indicó que "puede ser la base de la gran transformación rural" y para la definición de un verdadera política de Estado y un programa de transición para la agricultura tradicional...

Así, según los dirigentes, el Acuerdo Nacional para el Campo es apenas el inicio de las negociaciones por venir.

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