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México D.F. Miércoles 14 de mayo de 2003

Se niega el gobernante a someterse a exigencias del gobierno de Estados Unidos

Reitera el presidente Jatami en Beirut el apoyo de Irán al grupo Hezbollah

Washington desea que un Teherán islámico pacífico asuma el papel que tuvo allí el sha

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Beirut, 13 de mayo. Si los estadunidenses esperaban sumisión, no la recibieron la tarde de este martes en Beirut. El presidente de Irán, Mohamed Jatami -cuya elección le dio una mayoría bastante más convincente que la lograda por George W. Bush en Estados Unidos-, insistió en que permanecerá firme el apoyo de Teherán al Hezbollah libanés, y exigió que Israel abandone los kilómetros cuadrados de territorio libanés que retiene en su poder y que -aquí apareció la conocida prudencia de Jatami- debe haber "diálogo" entre las civilizaciones.

Los musulmanes chiítas de Líbano, que forman la comunidad más grande aunque en general no reconocida del país, se arremolinaron en Beirut para ver a su héroe: mujeres ataviadas con chador y corpulentos hombres barbados lloraban de júbilo a la sola vista del clérigo delgado, ascético pero humano que alguna vez ofreció una verdadera esperanza de democracia en Irán.

Lástima de esperanza. La jerarquía religiosa de Teherán ha aplastado el espíritu libertario de Jatami -esta semana rompió en pedazos dos iniciativas parlamentarias que demandaban más libertades-, pero su mensaje a los libaneses contiene una poderosa carga emocional: no se rindan, confíen en Dios, crean en el humanismo.

Se trata, en buena medida, del mensaje del Renacimiento que para Occidente fue una bendición de la cual Medio Oriente, es decir, el Islam se vio privado.

mdf13870Vicent Battle, el nada imaginativo embajador estadunidense en Líbano, lleva semanas predicando a los libaneses la sumisión a Israel: desarmen al Hezbollah, desplieguen al ejército en la frontera con Israel, aprendan las lecciones de la "guerra al terror".

En este conflicto en particular, o más bien dicho, en la versión estadunidense de él en cuanto supuestamente se aplica a Líbano, el grupo Hezbollah debe ser obligado a rendirse, la frontera norte de Israel debe permanecer intacta (olvidando el asuntito de las granjas de Sheeba) y los soldados libaneses deben proteger la frontera israelí.

Las negociaciones realizadas entre funcionarios estadunidenses e iraníes hacían prever que el presidente Jatami haría alguna alusión a las demandas de Washington.

No ocurrió así: elogió al Hezbollah, evo-có su valentía al obligar a los israelíes a retirarse en 2000 y ofreció continuar el apoyo iraní al gobierno libanés -por supuesto, pro sirio- de Beirut.

En una concentración popular llevada a cabo esta noche en un gran estadio deportivo ubicado al oeste de Beirut, el presidente Jatami repitió todos estos temas, con alivio infinito del Hezbollah, el cual había temido que un nuevo orden mundial posterior a la guerra contra Irak marginara a su movimiento de resistencia antisraelí.

Presiones por venir

Sin embargo, los tiempos son jóvenes y el gentil deslinde que hizo Siria de los grupos "terroristas" palestinos en Damasco podría aún tener un doloroso reflejo en Beirut.

Si el Hezbollah es "terrorista" -según los estadunidenses repiten como loros de los israelíes- y si es el "primer equipo del te-rrorismo", lugar común adoptado por Ri-chard Armitage, protegido fiel de Colin Po-well en el Departamento de Estado, ¿quién sabe qué presiones se ejercerán sobre Teherán en los meses venideros?

Una noción prevaleciente en Beirut -y en ningún otro lugar del mundo árabe hay más libertad de pensamiento que aquí- es que Estados Unidos alberga la idea de que un Irán islámico pacífico y accesible podría asumir el viejo papel del sha como policía de Medio Oriente.

Así, controlaría a la rebelde mayoría mu-sulmana chiíta de Irak, mantendría la lealtad de la población musulmana de esa religión en Arabia Saudita y sus pozos petroleros y, en general, garantizaría que los estados del golfo Arábigo no se hagan la guerra unos a otros.

Sin embargo, el presidente Jatami -tal vez el único gobernante electo en forma verdaderamente democrática en el Medio Oriente musulmán- no parece tener ganas de de-sempeñar semejante papel en la historia.

La conferencia que impartió esta mañana a los académicos y predicadores libaneses versó sobre la paz y el compromiso.

Los políticos -tuvo la prudencia de no identificarlos, aunque podríamos adivinar- "explotan la ciencia, la moralidad, la literatura y el arte para sus intereses individuales, según su voluntad, bajo sus talones de poder", expresó.

Se declaró en favor de una nueva vida espiritual, capaz de "echar los cimientos del más profundo de los diálogos entre culturas, civilizaciones y religiones", más allá de las fronteras geográficas.

Abogó por los derechos humanos "en todos los aspectos de la vida material y espiritual del hombre".

¿Sería esto lo que Estados Unidos pretende en Irak? Sí, dijo, él está por una retirada estadunidense de Irak. ¿Y por qué no? Después de todo las tropas estadunidenses están en Kazajstán, Uzbekistán, Afganistán, Irak y en el golfo. Irán está rodeado.

Y esa es la razón, es de suponerse, por la que el Hezbollah de Líbano -país al que alguna vez un clérigo de esa organización llamó "el pulmón por medio del cual respira Irán"- es tan importante para la república islámica. Ya no se diga para Siria y el propio Líbano.

El razonamiento que se hace aquí va como sigue: si el grupo de resistencia Hezbollah es desarmado, no hay razón por la que Siria pueda esperar que Israel le devuelva las ocupadas alturas del Golán. Si Líbano desarma al Hezbollah, no hay razón por la que no debiera firmar un tratado de paz con Israel y abandonar su reclamo, justificado ante el derecho internacional, sobre las granjas de Shebaa, todavía ocupadas.

El último grupo armado disciplinado que se opone a Israel -olvidémonos de las diezmadas milicias palestinas que quedan en este país- sería desmantelado.

No es extraño, pues, que esta noche los asistentes hayan ovacionado a Jatami en el estadio deportivo.

Pero, ¿estarían conscientes de que apenas a unos metros de allí se encuentran las casuchas de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, cuya población fue ma-sacrada primero por los aliados brutales de Israel y después por musulmanes chiítas libaneses leales al mismo presidente del Parlamento que apenas unas horas antes tuvo una cálida conversación con el presidente iraní?

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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