Toda América padece el problema indígena, pero es como si no pasara nada

Existe un muro de silencio sobre lo que pasa en Chiapas, sostiene Saramago

El premio Nobel duda que se concrete un encuentro entre el juez Garzón y Marcos

CESAR GÜEMES

Varios puntos de orden político tuvo a bien destacar José Saramago en cuanto pisó suelo nacional. El motivo de su visita, la presentación de su novela El hombre duplicado (Alfaguara), permitió que el premio Nobel de Literatura 1998 hiciera un jugoso repaso por la realidad mexicana, de la que se reveló bien enterado. El posible encuentro del subcomandante Marcos con el juez español Baltasar Garzón, el pesado silencio mediático sobre la realidad chiapaneca, la "cariñosa" relación entre el jefe del Ejecutivo federal y el ex presidente George W. Bush y la realidad de la democracia fueron los puntos climáticos en su encuentro con la prensa.

Acerca de la invitación de Garzón a Marcos para encontrarse en El Escorial, en Madrid, apuntó el autor de Manual de pintura y caligrafía: "En el fondo, Baltasar Garzón está poniendo el balón en la cancha de Marcos. Es una dialéctica interesante que dará lugar a que uno y otro digan unas cuantas cosas importantes. Marcos no ha contestado aún, según creo. Y no imagino que ese encuentro se pueda concretar. Es muy difícil imaginar al subcomandante encapuchado saliendo de México y entrando encapuchado en Madrid. Claro, sería interesantísimo, y quizá pudiera ayudar un poco a la situación en que se encuentran ahora mismo Chiapas y los zapatistas".

Ya que se ha destacado en los medios de diversos países la polémica que desató la respuesta del presidente cubano, Fidel Castro, al diario argentino Página 12 el pasado domingo acerca de la postura actual de Saramago, dijo el Nobel: "En México parece que todo el mundo se preocupa mucho por Cuba y me parece bien, porque ha sido y seguirá siendo importante, pero también hay que pensar en Chiapas. Estoy enterado de lo que pasa en ese estado con los paramilitares, los asesinatos, la ocupación de tierras indígenas. Pero de eso no se habla. Parece que es mucho más fácil hablar de lo que pasa fuera porque no nos compromete".

E hizo una pausa para remarcar: "Lo que me doy cuenta, y acabo de llegar, es que hay una especie de muro de silencio informativo alrededor de Chiapas. Esta América, vuelvo a decirlo, tiene un problema, que es el indígena. Y es como si no pasara nada, en el sentido de que a lo mejor se acaba el mundo indígena que está 'molestando' o 'impidiendo' que todo esto se vuelva un país más capitalista, cuando tiene otros modos de entenderse. Me sorprende no encontrar en los medios la gravedad y la importancia de la problemática indígena, no sólo en México sino en toda América. Ahora en Buenos Aires, por dar un ejemplo, los diarios están llenos del caso Ménem, pero de los mapuches no se dice nada. Una empresa respetuosa de sí misma debe ocuparse de la realidad entera".

En cuanto a la relación gentil entre el ex presidente George W. Bush y el mandatario mexicano, advirtió: "Yo sé, tengo la idea suficiente para decir que la amenaza de la seguridad mundial está en este momento centrada en Estados Unidos. La más peligrosa amenaza a la seguridad mundial está en ese país. Y yo me permitiría llamar la atención a esta América: a partir de ahora Estados Unidos anunció que va a mirar con mucha atención lo que está pasando aquí. La prueba la tienen: los periódicos están llenos de la visita del señor Bush padre invitado por empresarios para encontrarse con el presidente Fox, con el cual, según parece, hay mucho cariño. Y llamo la atención, si es que todavía queda algo por decir sobre el tema, que con el cariño con relación a América hay que tener mucho cuidado. Y eso lo saben por experiencia durísima desde el Río Grande hasta la Patagonia".

Al final hizo un apunte respecto del acontecer sociopolítico del mundo: "No existe ninguna democracia. Ya no quiero ni llegar a lo que decía Abraham Lincoln, que la democracia es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Ya sabemos que no lo es y no lo ha sido nunca. Pero lo que pasa es esto: nosotros no vivimos en democracia, sino en un sistema plutocrático conformado por las corporaciones industriales y financieras que gobiernan el mundo. Nosotros estamos condicionados por ellas. Lo único que podemos hacer es quitar un gobierno y poner otro. Nada más. Todo el resto, que es lo que importa, se nos escapó de las manos. Si no hacemos un debate mundial sobre la democracia, no podemos hablar de derechos humanos, ni viceversa".