Trapecistas, equilibristas, David Larrible y los actos con animales se llevaron la noche

En su presentación, el Ringling Bros. cumplió las expectativas

Por la altitud del DF, la domadora de caballos sufrió una hemorragia nasal en plena función

JAIME WHALEY

Los actos son los incluidos en cualquier circo tradicional, esto es trapecistas, equilibristas, pulsadores, los elefantes que caminan agarrados de trompa y cola, los tigres que saltan de un banco a otro o se entremezclan o se sientan, los caballos que giran locamente en el pequeño redondel y el clásico payaso, pero aquí lo que cuenta es la calidad de los ejecutantes, el montaje y la continuidad del colorido espectáculo que al final de los casi 120 minutos de función se antoja que fueron menos.

Ante un Palacio de los Deportes a unos tres cuartos de su capacidad de 15 mil localidades, el circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey hizo su presentación ante el público capitalino el martes en la noche, y el publicitariamente conocido como el espectáculo más grande del mundo cumplió con las expectativas generadas entre aquellos que tuvieron el privilegio de asistir a la premier.

Entre el nerviosismo de todo debut y los 2 mil 240 metros que son el martirio de todo visitante procedente de altitudes menores transcurrieron los primeros minutos, pues a Sylvia Zerbini, la dama francesa domadora de los caballos, recién desempacada de Florida, le empezó a sangrar la nariz luego del desfile de apertura, pero la hemorragia fue leve; se refugió en las caballerizas y no hubo problema en su siguiente acto en el trapecio, del cual se colgó con los tobillos.

Los demás artistas hablaron en su idioma, el arte circense que es universal, pero el jefe de pista, que es quien anuncia la función y hace las presentaciones, desempolvó el español aprendido hace ya algunos años en una escuela primaria de Nueva York, se sobrepuso a la incertidumbre de cómo sería recibido por el respetable y con todo valor se lanzó al ruedo, que en este caso son tres, y la resultante diríase que fue aprobatoria. Kevin Venardo, el interfecto, declaró en el brindis posterior a la función: "El español es una lengua muy distante para mí, pero ensayé bastante pues tenía mucha ilusión de actuar en México''. El sonido del recinto desde luego que no le ayudó, pues de sobra es conocido su sobrenombre de palacio de los rebotes, pero hubo claridad en lo expresado por este alto hombre con antecedentes de estudios teatrales y que se unió al circo cuando hace dos años y medio respondió a un aviso publicado en un diario de la Urbe de Hierro en el que se solicitaba un ring master.

La primera en externarle su felicitación fue Nicole, que es una de las productoras del show e hija de Kenneth Feld, el empresario. Con ella colabora un buen equipo de asistentes, entre técnicos de iluminación, sonido, modistas, diseñadores, músicos y nómbrese cualquier cantidad de dibujantes, pintores, carpinteros.

Mientras firmaba autógrafos para las invitadas y se dejaba retratar con sombrero de copa, Venardo agregó que su preparación incluyó anunciar una función bilingüe para el público hispano, tanto en Texas como en Miami.

Show de tres pistas

A veces es difícil decidir cual de los actos seguir, las tres pistas ofrecen números similares pero diferentes entre sí. En un redondel están los Kenya Wizards, en el centro Usu Warriors y en el otro extremo los Tangier Tumblers. Asia en medio de Africa. Los chinos manejan con electrizante destreza armas de sus deportes, katanas, sables o simples varas, mientras sus vecinos asombran con sus increíbles pirámides humanas y ya Larrible, el payaso estelar poliglota, viejo conocido de la afición, pues aquí ha estado tanto en presentaciones personales como en los circos nacionales como el Atayde o el Unión, arranca una buena dosis de carcajadas y aplausos de reconocimiento a sus habilidosos sketches. Del público, al cual hace interactuar, le brota un rival con vis cómica similar y no queda más remedio que rendir pleitesía al espontáneo. El clown, que cuando hace notar que es italiano aclara que nadie es perfecto, lleva ya 12 temporadas con el circo y tiene lista la pluma para extender el contrato.

Sara, la mujer que tiene a sus pies a tigres, elefantes y seguramente a más de un hombre (aunque estos no entren en el espectáculo), confesó que es artista circense de séptima generación, forma fácil y elegante de contabilizar los años dedicados a este arte que, por otra parte, dicen, es el único que puede ser igualmente disfrutado a la vez por tres generaciones. De su padre, informa, heredó el amor a los animales, ''pero tienes que saber diferenciar cada uno de ellos''. Tiene cuatro años con el circo y con coqueta sonrisa se atreve a ronronear como los felinos con ella.

Arrancó Dfiesta

Por otra parte la presencia del circo aquí propicia el arranque del programa Dfiesta, según lo hizo notar Carlos Mackinlay, director general de Promoción Turística del gobierno del Distrito Federal y representante de las autoridades capitalinas, cuando se cortó el simbólico listón de apertura de la temporada que se extenderá hasta el 8 de junio. El programa pondrá al alcance del público de provincia los espectáculos que aquí se presenten a través del apartado y venta de boletos en agencias de viajes, según informó.