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México D.F. Miércoles 21 de mayo de 2003

Víctor Quintana S.

Los argumentos de Maribel Guardia

El campo huele a balatas quemadas. A la fuerza del movimiento campesino de los últimos meses, a las directivas del Acuerdo Nacional para el Campo se oponen las resistencias y las inercias de quienes frenan, no desde fuera, sino desde dentro del aparato de gobierno, los cambios necesarios y urgentes que la agricultura mexicana exige.

Un caso muy ilustrativo -e ilustrado- de estas resistencias es el programa de subsidios gubernamentales al diesel agropecuario. Dicho programa, que arrancó, por cierto, con las movilizaciones campesinas de 2001 y 2002, pretende bajar los costos del energético cuando se usa para tracción en las labores agrícolas. Se considera apoyar con aproximadamente 85 pesos por hectárea a los productores temporaleros y alrededor de 125 a los productores de riego, por dos ciclos agrícolas al año. Hasta ahora el monto de los apoyos es igual para cualquier tipo de cultivos, región o de terreno. Además, los apoyos a que cada productor tenga derecho se deberán entregar a lo largo de los doce meses, mediante tarjetas de débito que sólo pueden aceptar las gasolineras autorizadas para ello.

Para la mentalidad simplista y mercadotécnica que predomina en la Sagarpa y en casi todo el gobierno federal, este programa puede marcar la gran diferencia para los productores rurales mexicanos. Tanto así que Sagarpa, Hacienda y Pemex han realizado una fotonovela para propagandizar las bondades del diesel agropecuario subsidiado. A todo color y en excelente papel, la fotonovela lleva como principal protagonista a aquella con quien sueñan muchos hombres del campo... y de la ciudad: Maribel Guardia.

El argumento de la fotonovela es simple. Dos mujeres se quedan huérfanas y heredan el rancho de su padre, cuyo máximo sueño era exportar su producción. Una de las guapas quiere vender su rancho y volver a ejercer su carrera de medicina en la ciudad. Maribel, por su parte, quiere hacer realidad el sueño exportador de su padre. Enfrentan presiones, sabotajes, pero finalmente, gracias al "diesel agropecuario", todo se resuelve. La doctora encuentra su vocación curando a los campesinos. Maribel puede exportar e incluso encuentra al marido ideal en la persona del encargado de la oficina de Sagarpa en el pueblo. Y todos fueron felices. "Gracias a los apoyos del gobierno de Fox, este diesel agropecuario nos cambió la vida", exclaman rebosantes de gozo las y los protagonistas de esta vida en rosa rural.

Pero la realidad de los subsidios foxistas a los energéticos es muy diferente a la historieta. En primer lugar, sólo se subsidia al diesel cuando hay muchos productores que todavía utilizan las mulas en su yunta. En algunos estados del norte, los campesinos pobres han adaptado sus tractores al gas LP y hay muchos que emplean la gasolina. Subsidiando únicamente el diesel se incluye sólo a una parte de los productores y se deja fuera a los más pobres. De nuevo, los apoyos se direccionan hacia los que más tienen.

Otro problema: la cantidad de litros subsidiados se fijó desde el escritorio, sin tomar en cuenta diversas particularidades. Donde sólo se puede cultivar un ciclo durante el año, los productores tienen necesidad de su diesel durante siete u ocho meses y, sin embargo, se les obliga a retirarlo en 12. Por otro lado, no se gasta el mismo combustible sembrando avena que maíz u hortalizas. No se diferencia, pues, entre tipos de cultivo ni entre regiones.

Una dificultad más: las gasolineras autorizadas para procesar las tarjetas de subsidio al diesel muchas veces están lejos del lugar de trabajo de los productores, en algunos casos hasta 50 kilómetros. Así que para ir a recoger 100 o 200 litros de diesel tan lejos, sale más caro el caldo que las albóndigas.

Finalmente, la Sagarpa y Aserca, dependencias responsables de administrar el subsidio, han procedido con extrema lentitud en la elaboración de las tarjetas inteligentes. Un ejemplo: en Chihuahua de febrero para acá se han empadronado 23 mil productores en este programa de subsidios. A la fecha de escribir esta colaboración sólo se habían entregado 200 tarjetas.

Estas inercias, estas resistencias, no sólo de burocracia, sino sobre todo de mentalidad, son lo que estorba el verdadero cambio en el campo. El gobierno de Fox tiene que enfrentarlas y combatirlas desde ya. De lo contrario, ningún productor podrá convencerse de que las cosas son distintas, ni con el Acuerdo Nacional para el Campo, ni con los mejores argumentos de Maribel Guardia.

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