José Cueli

Los muertos olvidados

Hasta hace unas semanas la guerra en Irak ocupaba las primeras páginas de los diarios y horas enteras de transmisión en la pantalla chica. Vimos imágenes aterradoras y descarnadas que resultaban sobrecogedoras. Lo lamentable, rayano en el cinismo y en la explotación, es que estas imágenes no se transmitían en un intento de concientizarnos del dolor y la muerte de nuestros semejantes, sino porque eran un ''producto muy rentable".

En estos días los titulares se ocupan de otras cosas: la reunión del G-8, la reconstrucción (?) de Irak y las millonarias ganancias que dejara ésta a muchas empresas. Es decir, se privilegia lo que representa mayores utilidades, en cambio los muertos y el dolor de sus deudos no importan.

Sigmund Freud decía que si uno empieza por ceder en la palabra terminará por ceder en la cosa. Asimismo, enfatizaba que estamos condenados a repetir si no recordamos e intentamos elaborar lo traumático. Pero tal parece que los medios de comunicación preferirían que funcionáramos como ''amnésicos idiotizados".

En días recientes apareció en el diario El País una esquela que rezaba: ''D.E.P. Más iraquíes inocentes. Ayer fallecieron más hombres, mujeres y niños en Irak. Necesitamos tu ayuda para que estas muertes no se olviden". Dicho aviso fue publicado por Amnistía Internacional.

Ahora sólo se habla de la reconstrucción (šen dólares y en euros!), pero, Ƒqué se dice de la destrucción? ƑQué se dice de los miles de muertos civiles, hombres, mujeres y niños inocentes victimados por ''bombas inteligentes"? ƑQué se dice de los duelos inelaborables de aquellos que perdieron a sus familias y ven su país devastado? ƑQué se dice acerca de una invasión injustificada motivada por intereses económicos que costó y sigue costando tantas vidas? ƑQué se dice de la violación de los derechos humanos y de los tratados internacionales incumplidos en aras de una supuesta liberación?

Hoy siguen muriendo inocentes pero poco, muy poco, se dice al respecto; estos muertos no cuentan, porque ya no representan una noticia que eleve el rating y reporte altas ganancias. Nos perfilamos de manera vertiginosa hacia un mundo en el que la espeluznante realidad supera a la ficción, perdiendo la capacidad de compasión por el dolor del otro.

Instalados en la compulsión a la repetición tras la que se oculta la pulsión de muerte, la elaboración y la simbolización de tanto dolor se hace imposible. Debemos recordar para no repetir, para no permitir más genocidios ni más injusticias y violaciones a los más elementales derechos humanos.