México D.F. Viernes 6 de junio de 2003
Reciben en Houston a una delegación de
senadores y diputados mexicanos
Sobrevivientes de la tragedia en Victoria piden solución
al problema migratorio
ANDREA BECERRIL ENVIADA
Houston, 5 de junio. Los 31 mexicanos que lograron
salvar la vida después de más de cuatro horas de viajar en
el contenedor de un tráiler repleto de indocumentados dieron testimonio
de las horas difíciles que pasaron, mientras sus compañeros
caían muertos uno a uno por asfixia y deshidratación, y demandaron
a los representantes del Congreso de la Unión que busquen una solución
inmediata al problema migratorio para que puedan trabajar en Estados Unidos.
Aunque se conocen ya la mayor parte de los pormenores
de la tragedia de Victoria, los senadores y diputados que llegaron a esta
ciudad para conocer precisamente la situación de los sobrevivientes
fueron sacudidos por el relato y se comprometieron a entrar de lleno en
la búsqueda dce una solución al problema migratorio.
El senador priísta Sadot Sánchez Carreño,
quien preside la delegación de la Comisión Permanente que
lleva a cabo una gira por la franja fronteriza, les informó que
preparan ya reformas legales para tipificar como delito grave el tráfico
de indocumentados. Dijo que buscarán además que en la reunión
interparlamentaria México-Estados Unidos, que se habrá de
realizar la próxima semana en Nashville, el tema central sea precisamente
el migratorio, para tratar de encontrar mecanismos conjuntos que eviten
la muerte de mexicanos que tratan de cruzar a territorio estadunidense.
La
reunión se llevó a cabo en el consulado de Houston ayer por
la tarde, toda vez que un retraso de cinco horas en el vuelo de Laredo
a aquella ciudad texana obligó a recorrer la agenda y por ello el
único acto fue el encuentro con los sobrevivientes de lo que se
conoce ya como la tragedia de Victoria.
Aunque han pasado ya tres semanas desde que se encontró
el contenedor del tráiler en el que se transportaba a 70 migrantes
indocumentados, en los rostros de los mexicanos que lograron vencer a la
muerte aún se nota la angustia de esos momentos.
Sin estridencias, de manera pausada, aunque en muchos
casos a punto del sollozo, varios de los protagonistas del fatídico
viaje accedieron a expresar su testimonio.
Todos coincidieron en que fueron engañados por
la banda de coyotes que les pidieron mil dólares por adelantado
y otros mil dólares después para transportarlos a Houston,
donde supuestamente encontrarían empleo.
Enrique Ortega, un joven de 27 años, originario
de Puebla, relató que fue el último en subir al tráiler
y "estuvo a punto de rajarse", ya que se dio cuenta que el vehículo
iba repleto y no tenía agua ni ventilación.
Sin embargo, "venía muy mortificado, quería
reunirme aquí con mi familia y o me subía al tráiler
o me exponía a que la migra me agarrara". Ortega respondió
a muchas de las preguntas de Sánchez Carreño, de las senadoras
Luisa María Calderón y Leticia Burgos, y de los diputados
Néstor Villarreal e Ildefonso Zorrilla, quienes querían conocer
todos los detalles.
Expuso que trataron a toda costa de salvar al niño
de 5 años y lograron que lo transportaran a la parte trasera, donde
habían hecho unos pequeños orificios,
pero que de todas formas el menor falleció en medio
de los gritos de su padre, que poco después se desvaneció
también.
Alberto Aranda, otro de los jóvenes que salieron
vivos, dijo que es originario de Chimalhuacán, de donde partió
para buscar una vida mejor, lejos de la miseria que impera en ese municipio
mexiquense. "Yo le prometí a mi mamá que le iba a construir
su casa y por eso me fui, pero nunca pensé que algo terrible, tan
espantoso, que no le deseo ni a mi peor enemigo, nos iba a pasar".
El más grande de los sobrevivientes, José
Reyes Arellano, dijo que es originario de Guanajuato y que decidió
emigrar a Estados Unidos, cruzar la frontera y enfrentarse a todo porque
necesita dinero para curar a su hija Judith, de 14 años, que empezó
con una enfermedad de la vista, pero que ahora "se le doblan las piernas
y se cae con frecuencia porque los médicos dicen que tiene bichos
en el cerebro".
De los 32 mexicanos sobrevivientes, 11 estuvieron en la
reunión vespertina con los senadores y diputados. La mayoría
pidió que se arreglen los problemas para que puedan trabajar en
Estados Unidos.
Por lo pronto su deseo se va a cumplir, según reveló
el cónsul en Houston, Eduardo Ibarrola Nicolín, toda vez
que son testigos del juicio que la Fiscalía Federal en esta ciudad
sigue a la banda de coyotes que los transportó ilegalmente
por Estados Unidos y que llevó a la muerte a 19 indocumentados,
en su mayoría mexicanos que no pudieron soportar el calor y fallecieron
por asfixia y deshidratación.
Ibarrola Nicolín dijo que el consulado pagó
mil 500 dólares que la fiscalía impuso como fianza a los
32 sobrevivientes por haber violado las leyes migratorias. En su calidad
de testigos recibirán visas para laborar temporalmente y de manera
legal mientras dure el proceso.
El cónsul informó que ayer se logró
identificar el cadáver de uno de los migrantes que no había
sido reclamado. Se trata de Catarino González, de origen veracruzano.
Faltan aún dos cadáveres más por identificar, aunque
no se sabe si son mexicanos o centroamericanos.
Ibarrola Nicolín precisó que ya hay siete
detenidos, entre ellos el chofer y los responsables de las casas de seguridad
donde estuvieron por más de dos semanas - en algunos casos- los
indocumentados, además de otros cómplices de la banda criminal.
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