El dirigente nacional asegura que el blanquiazul no sufrió ningún descalabro

Molestos por los resultados, panistas piden la restructuración del partido

Esto no constituye un pronóstico de lo que puede ocurrir en 2006, dice Bravo Mena

GEORGINA SALDIERNA

Aunque reconoció que no obtuvo la mayoría que buscaba en la Cámara de Diputados y se perdió la gubernatura de Nuevo León, uno de los estados económicamente más poderosos del país, el dirigente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, señaló anoche que esto no significa un descalabro para su partido. Sin embargo, en la sede del blanquiazul imperó este domingo un ambiente de derrota, al tiempo que destacados panistas hablaban ya de la necesidad de realizar una restructuración a fondo en este instituto político.

Si bien todas las encuestas de salida de empresas independientes y las del propio PRI daban el triunfo al tricolor< en los comicios para gobernador de Sonora y Campeche, el jefe nacional del blanquiazul adjudicó para su partido dichas gubernaturas, además de las correspondientes a San Luis Potosí y Querétaro. Con respecto a Colima agregó que "estamos en el conteo acta por acta" y "lucharemos por todos los medios legales para lograr que sean reconocidos los triunfos de nuestros candidatos", entre ellos el de gobernador.

En conferencia de prensa, el vocero Juan Molinar Horcasitas informó que de acuerdo con sus sondeos, el PRI tuvo 38 por ciento de la votación para elegir a los diputados federales, el PAN 33 por ciento y el PRD 19 por ciento.

Sin reconocer que estos resultados significan un retroceso para el blanquiazul, pues implicarían la pérdida de al menos 30 curules de las que actualmente poseen -203-, Bravo Mena puntualizó que la próxima legislatura tendrá una composición plural. "Esta sería la tercera cámara consecutiva sin mayoría absoluta de un partido, confirmando un mandato popular claro para el diálogo y la construcción de acuerdos entre las diversas fuerzas políticas", añadió.

En la rueda de prensa, Bravo Mena rechazó señalar quién tuvo la responsabilidad de los resultados obtenidos por su partido, cuando se le preguntó si la culpa era del gobierno o del propio instituto político. "No entraremos en la descalificación", subrayó, aunque dejó en claro que todos trabajaron en común por un mismo objetivo.

Por último rechazó que los resultados obtenidos ayer constituyan un pronóstico de lo que puede ocurrir en 2006. No se pueden sacar conclusiones cuando faltan tantos años, indicó.

Las declaraciones de la directiva, en las que no se hablaba de retrocesos, contrastaron con el ambiente sombrío y las actitudes de pesadumbre de los propios integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, quienes desencajados y abatidos buscaron por todos los medios aplazar su encuentro con la prensa. En la explanada de la sede panista se quedó sin usar el mobiliario y los arreglos que se habían hecho para festejar el eventual triunfo del blanquiazul

Mientras en el PRI Roberto Madrazo y su equipo salieron desde temprana hora a difundir sus tendencias de voto, en el PAN ninguno de los miembros de la cúpula se atrevió a hablar con la prensa. Al tiempo que la directiva buscaba la forma de enfrentar los hechos, en los corrillos del blanquiazul destacados panistas reconocieron abiertamente el fracaso y hablaron de la necesaria restructuración del partido.

El agotamiento de algunos liderazgos y el acotamiento de otros, la existencia de una inadecuada normatividad estatutaria, la elección de malos candidatos y errores en la campañas son algunos de los factores que propiciaron la derrota, explicaron estos militantes.