México D.F. Lunes 7 de julio de 2003
Luis Hernández Navarro
Ocho aproximaciones a unas elecciones olvidables
1).No hay nada que celebrar en las elecciones del 6 de
julio. El gran ganador fue la abstención. Casi 60 por ciento del
padrón electoral desairó las urnas. Otros anularon sus votos.
Partidos políticos y funcionarios públicos,
la clase política en su conjunto, recibieron una severa advertencia
de millones de personas desencantadas con la política institucional.
Quienes se embarcaron en enérgicas campañas para convencer
a los electores de asistir a las casillas no fueron escuchados. La fosa
que separa a los políticos profesionales de los ciudadanos de a
pie es cada día más grande.
2) Este aumento del abstencionismo no es ajeno a cuatro
hechos que han modificado la fisonomía del país y que los
partidos políticos no parecen haber comprendido cabalmente en sus
modalidades de intervención política.
El primero es el éxodo que ha arrancado a millones
de personas de sus lugares de nacimiento y trabajo y ha hecho de la migración
(tanto interna como hacia Estados Unidos) y la deslocalización territorial
un fenómeno central del México contemporáneo.
El segundo es la changarrización de la base
productiva y la precarización laboral que han disuelto identidades
y lealtades tradicionales asociadas al mundo del trabajo y a clientelas
electorales.
La tercera es la emergencia de las redes informáticas,
que han generado, sobre todo entre los jóvenes urbanos, nuevas sensibilidades
y distintas formas de relación.
Finalmente destaca el creciente número de conflictos
sociales en todo el país que se desarrollan al margen de los partidos
políticos o de los intermediarios sociales tradicionales.
3) Pese a la derrota en las elecciones presidenciales
de hace tres años, el PRI fue el partido más votado en los
comicios del 6 de julio. Su recuperación es notable. No obstante
su crisis y pleitos internos, los escándalos de corrupción
en los que se ha visto envuelto y el descrédito de sus principales
dirigentes, nadie llenó el vacío nacional que su descalabro
presidencial dejó. Más: pareciera que nadie puede llenarlo
por lo pronto. Su voto duro se conserva contra viento y marea. Enfrentado
a la disyuntiva de emprender una ofensiva a fondo contra el tricolor
o negociar con él para mantener la gobernabilidad, el gobierno de
Vicente Fox apostó por la negociación con su adversario.
En lugar de hacer justicia y juzgar los crímenes del pasado se ofreció
a los priístas una amnistía de facto. Incluso se mantuvo
a muchos de sus dirigentes en puestos claves de la administración
pública. El Ejecutivo les dio así el tiempo y los recursos
necesarios para su recomposición. Las elecciones muestran que el
PRI no es sólo un partido, sino parte de una cultura política
profundamente arraigada tanto en la población como en otras formaciones
partidarias. El clientelismo y las redes de intercambios de favores por
votos se mantienen prácticamente intactos en sectores populares.
Los comicios evidenciaron además que una parte de los señores
del dinero sigue viendo en ese partido el mejor instrumento para salvaguardar
sus intereses.
4) El declive del PAN es notable. Es el gran perdedor
de la jornada. Los electores lo penalizaron. El efecto Fox a escala
electoral se convirtió en el defecto Fox. Las expectativas
que levantó se han transformado en desilusión. Su gestión
ha sido decepcionante; sus resultados, escasos. El gobierno del cambio
ha hecho pocos cambios en las políticas públicas. Durante
los últimos tres años la economía no creció,
no se combatió la corrupción del pasado y hubo un retroceso
en la separación entre la Iglesia católica y el Estado. Aliados
claves del gobierno de Fox al inicio de su administración, como
los empresarios y Washington, se volvieron, al paso del tiempo, sus críticos.
5) El éxito del Partido Verde es incuestionable.
Prácticamente duplicó su votación respecto a la obtenida
en 2000. ¿Cómo explicarlo? Los verdes capitalizaron
una causa bondadosa con la que se identifican muchos votantes. Y es que,
aunque no defiendan consecuentemente el ambiente, se presentan ante la
opinión pública como si lo hicieran. Su misión, además,
es incuestionable. Su propuesta electoral durante la campaña giró
en torno a dos hechos distintivos: la antipolítica (o de la "cara
bonita" de ésta) y la juventud. Desarrollaron una costosa y fina
campaña televisiva en horario estelar, contratando la mayor cantidad
de espots, que sintonizó exitosamente con una sensibilidad clasemediera
estilo Big brother. Pusieron su partido al servicio del proyecto
de Elba Esther Gordillo. Su penetración en diversas universidades
privadas y la complicidad forjada con buen número de júniors
en francachelas memorables le han dado entrada con las elites económicas
de varios estados. El Verde se ha convertido en el partido de la gente
bonita, en el partido más light de los existentes.
6) El PRD se recuperó parcialmente del descalabro
sufrido en las elecciones presidenciales de 2000. Lo más notable
es su triunfo en la ciudad de México, producto de la popularidad
de López Obrador. Quedó, sin embargo, muy lejos del 26.5
por ciento que obtuvo en 1997. Su estrategia de hacer alianza con desprendimientos
del PRI contra candidatos surgidos de sus filas, puesta en práctica
en San Luis Potosí, Campeche y Colima, resultó un fracaso.
La segregación de los dirigentes campesinos del sur de Sonora en
la campaña para gobernador y en las candidaturas a diputado debilitó
su votación. En Nuevo León prácticamente desapareció.
El PRD es en el norte de México una fuerza marginal.
7) México Posible perdió su registro. Resulta
evidente que no existe en el país una corriente electoral amplia
y estable de la comunidad homosexual o feminista, sino tan sólo
grupos organizados que trabajan sobre sus demandas. Las causas aisladas
no hacen a un partido.
El llamado que un grupo de intelectuales y ecologistas
hizo para votar a su favor resultó insuficiente para atraer los
sufragios necesarios. La capacidad de convocatoria que "los abajo firmantes"
tienen hoy en día ha cambiado significativamente en comparación
con la que disfrutaban hace 20 años, cuando eran reconocidos como
elementos claves en la formación de la opinión pública
en favor de la democracia y los derechos humanos. Si hace unos años
eran considerados claves en la transición a la democracia hoy son,
tan sólo, una voz entre muchas. Además, no es lo mismo abogar
por una causa de utilidad pública que hacerlo ?al margen de una
gran movilización social? por una iniciativa partidaria, como hicieron
en esta ocasión.
Una parte de la plataforma de México Posible, la
que más atención recibió de los medios de comunicación,
será, necesariamente, parte de la agenda política nacional.
Ya lo era. En otras campañas en el pasado fue parte central de las
demandas enarboladas por el PRT. Sin registro y sin recursos, México
Posible tendrá un futuro muy difícil. Allí está
de ejemplo lo sucedido con el partido de la rosa.
8) Mantuvieron su registro el PT y Convergencia, ambos
con enclaves regionales muy fuertes y experiencia previa en la participación
electoral.
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