Gastón Castellanos*

Los retos de la salud mental

Las enfermedades mentales constituyen un grave problema de salud pública. Las autoridades ya han delineado el panorama de lo que ocurre en México y tienen el propósito de implementar proyectos prioritarios. Datos estadísticos recientes señalan que la incidencia de la depresión es alrededor de 8 a 12 por ciento de la población general. Las mujeres sufren cuadros depresivos dos veces más que los hombres. Es el trastorno siquiátrico más común, ensombrece la vida y reduce la productividad de la persona afectada. Es frecuente la comorbilidad con trastornos de ansiedad, fobias, crisis de pánico, etcétera. Sin embargo, ambos trastornos son accesibles a la recuperación completa, gracias a que se cuenta con eficaces medicamentos antidepresivos y ansiolíticos que complementan la ayuda sicoterapéutica. En los casos severos de depresión que no reciben atención adecuada, siempre existe el riesgo de suicidio.

La esquizofrenia (brotes sicóticos recurrentes) afecta al uno por ciento de la población, en especial durante la adolescencia y la juventud; ocasiona efectos devastadores en los enfermos y su familia cuando no se brinda atención temprana. Aunque tiene tendencia a la cronicidad, el empleo de sicofármacos modernos y medidas de rehabilitación sicosocial permiten lograr una mejoría notable en muchos pacientes y evitar la hospitalización.

La epilepsia es el trastorno siconeurológico más frecuente (seis a ocho casos por mil habitantes) e involucra a todas las capas de la población, aunque la incidencia es mayor en niños y aún más en las clases marginadas. Es accesible a control terapéutico y recuperación favorable. El retardo mental afecta del uno al 3 por ciento de la población; obedece a diferentes causas pre-peri y posnatales que ocasionan daño cerebral. Se debe subrayar que la aplicación de medidas preventivas (atención materno-infantil) evitarían más de 80 por ciento de los casos.

A este respecto, no debe confundirse la debilidad mental con una gama de trastornos del aprendizaje que presentan niños con inteligencia normal (lectura, escritura, déficit de atención e hiperactividad, etcétera). El manejo médico pedagógico temprano permite corregir las fallas escolares y lograr el desarrollo emocional armónico de estos niños.

Como consecuencia del aumento de la longevidad, otro problema serio lo constituyen los trastornos neurosiquiátricos que se observan en la edad avanzada (enfermedad de Parkinson, de Alzheimer, depresiones involutivas, etcétera).

La drogadicción es la engañosa cultura de la embriaguez química, del éxtasis, de la evasión y desenfreno moral. Sigue un curso galopante y se infiltra en todas las capas sociales, siendo los adolescentes y jóvenes los más vulnerables.

La tríada drogadicción, narcotráfico y delincuencia son signos alarmantes de un franco deterioro social, que debemos combatir de manera drástica y contundente en todos los frentes, a nivel nacional e internacional.

Estos son algunos aspectos del panorama complejo de la salud mental que se ha visto relegada en las últimas décadas. Es obvio que se requiere del esfuerzo conjunto del gobierno y la sociedad entera, no sólo de los profesionistas de medicina, sicología, pedagogía, derecho, sociología, medios de comunicación, etcétera. Es urgente renovar y promover los programas de prevención, de atención médica y rehabilitación. La higiene mental es como la atmósfera que respiramos, debemos preservarla en el hogar, la escuela, el trabajo y el medio social.

* Ex jefe de Psiquiatría de la Organización Mundial de la Salud