TOROS

Los nostálgicos de la Plaza Muerta decidieron emigrar a Ciudad Satélite

Hilda Tenorio triunfó ayer en La Florecita; Joselito Adame cortó orejas sin convencer

Juanito Chávez mostró progresos Bravo encierro de la ganadería de Montecristo

LUMBRERA CHICO

Revendedores, limosneros, cubeteros, vendedores de garnachas y hasta el solitario fotógrafo que acostumbraba merodear por los tendidos del embudo de Mixcoac, todo el núcleo duro de la Monumental Plaza México (hoy tan muerta) se trasladó ayer en pleno a La Florecita de Ciudad Satélite para presenciar una corrida de erales en la que participaron la niña Hilda Tenorio, que estuvo espléndida, y sus compañeros de cuadrilla, Joselito Adame y Juanito Chávez, ante un encierro muy bueno y muy bravo de la ganadería de Montecristo.

Colmado de bote en bote, el pequeño coso mexiquense, lleno de evocaciones sevillanas, supo reconocer los notables progresos alcanzados por Hilda Tenorio, quien vestida de blanco y plata y orgullosa de la tenue cicatriz de 80 puntos de sutura invisible que le surca el lado izquierdo del rostro se lució toreando por verónicas en los medios a Incansable, un cárdeno pronto y encastado, de 315 kilos, al que terminaría cortándole una bien merecida oreja.

Nacida para desenvolverse artísticamente con el capote, Hilda llevó a su enemigo al caballo en otro quite bien templado y medido que remató con un soberbio recorte. Luego de invitar a sus colegas a cubrir el segundo tercio comenzó su labor de muleta doblándose y estirándose, con derroche de temple, muy cerca de tablas, para llevar al astado a los medios y tratar de construir una faena izquierdista.

Pero el cuadrúpedo cambió de lidia en ese instante y al cabo de la primera tanda zurda la empitonó enviándola al aire, sin herirla, por fortuna. Valiente, sin mirarse la ropa, la niña reanudó su labor, ahora por la derecha, y cuajó tres series en las que tal vez le faltó reposo y hondura, lo que no impidió que se echara a la gente al bolsillo, y la gente del bolsillo sacó los pañuelos cuando Tenorio derribó a su enemigo de media estocada en buen sitio.

Con Buena Fe, negro bragado de 353, que saltó al callejón y fue manso y rajado desde el principio, Hilda hizo una faena de aliño y mató de otra media con gran habilidad, para retirarse al burladero entre palmas de aliento, pero con el rostro alicaído porque sin duda quería más. De todos modos el público la despidió ratificándole su apoyo como el gran prospecto en que se ha convertido.

En transición

Envuelto en el aura de sus espectaculares triunfos en el Bajío, el pequeño fenómeno Joselito Adame no estuvo ayer en su día. Futuro, cárdeno playero de 324, bravo, pero resabioso, lo trajo de cabeza debido quizá a la falta de concentración del infante, que anduvo mal colocado en el ruedo. Por ello el peludo le asestó un rayón en las de sentarse, cuando el imberbe reaccionó con tardanza para saltar la barrera, y más tarde le propinó una doble vuelta de campana al empitonarlo por adelantar la muleta con la izquierda.

Dolido visiblemente por la paliza, continuó equivocándose al torear de capa a Esperanzador, de 330, el ejemplar más emotivo y bullidor del encierro. Nadie daba un quinto por lo que Joselito pudiera hacerle a este animal, pero en cuanto cogió la muleta y se dobló en los medios para ahormarle la cabeza, las expectativas cambiaron. Y venga a embarcar por abajo y por derecha e izquierda en redondo, mientras llovían los sombreros y alguno se levantaba para aplaudirle un remate con el pase del desdén.

Dueño de clase y genio, el niño mostró que está en una etapa de transición y Pepe San Martín, su apoderado, tendrá que ayudarlo a decidir qué quiere: consolidarse como torero clásico o inclinarse por el facilismo ratonero de Eloy Cavazos. Pero como quiera que sea, Joselito posee además un ángel que arrebata al público y en este caso ablandó al juez, que le otorgó dos orejas, cuando con una bastaba, por un trasteo de muleta que no fue redondeado en su totalidad, pero que culminó con media estocada entregando el pecho.

De Juanito Chávez, el tercer alternante, puede decirse que está mejorando en conocimiento de los terrenos, control de sí mismo, calidad en la ejecución, sobre todo con el capote, y amplitud de trazo con la muleta, pero le falta conectar con el público y aprender los secretos de la suerte suprema. Cumplió con Promotor, de 342, y tuvo detalles muy toreros con Realidad, de 328, pero falló con el acero en ambos turnos.