Primitivo Rodríguez aboga por el derecho al voto de mexicanos en el extranjero

Habría colapso social y económico sin las remesas de migrantes, expresan analistas

El fenómeno demográfico, posible avanzada que algún día conquistará pacíficamente los territorios ocupados, señala Arturo Cano, director del suplemento Masiosare

MATILDE PEREZ U.

Sin las remesas de los migrantes habría un colapso social y económico, sin embargo el gobierno mexicano ha eludido edificar una política para reconocer el esfuerzo laboral de esos miles de mexicanos y ha dado pasos "tibios" ante la violencia que enfrentan al cruzar la frontera, apuntaron Juan Manuel Sandoval, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y Primitivo Rodríguez Oceguera, quien fue responsable del programa para migrantes del American Friends Service Comittee, en el foro La migración a Estados Unidos, sus causas estructurales y la responsabilidad del Estado Mexicano, que organizaron La Jornada y Casa Lamm.

Arturo Cano y Alberto Nájar, director y reportero, respectivamente, del suplemento Masiosare, de La Jornada, hablaron de las historias familiares, locales y nacionales que tejen los migrantes. Nájar comentó que en Jilotepec, Veracruz, cada familia tiene un hermano, tío, padre, esposo, entre otros, en Estados Unidos, quienes encargan a las esposas e hijos al cura; en San José de la Paz, Jalisco, 90 por ciento de sus habitantes trabajan "del otro lado" de la frontera norte, y en julio, cuando retornan a visitar a sus familias, funciona el único semáforo del municipio.

Mientras que en Zacatecas desde hace dos décadas los migrantes contribuyen para la construcción de carreteras, hospitales y otros beneficios para la comunidad, situación que el gobierno aprovechó para impulsar el "dos por uno", es decir por cada peso que aporta un migrante, la administración estatal contribuye con dos para obras de infraestructura, modelo que adoptó el presidente Vicente Fox y convirtió en tres por uno.

Y para ilustrar el tema, Nájar y Cano mencionaron que sólo 93 de los 2 mil 443 municipios del país no tienen migrantes. El fenómeno ha alcanzado tal intensidad que ahora los gobernadores y políticos de los "llamados estados migrantes" se pelean el campeonato en ese rubro y hasta "la invasión chilanga es también una realidad en las calles de Nueva York y otras ciudades estadunidenses".

Para abundar en torno a la dimensión de la presencia de trabajadores mexicanos en Estados Unidos, el director de Masiosare expuso que, de acuerdo con el censo estadunidense, en ese país hay 21.5 millones de mexicanos, casi 60 por ciento de todos los latinos en ese territorio y 7.3 por ciento del total de la población de esa nación. "Estos números nos llevan a pensar que es la avanzada que algún día conquistará pacíficamente los territorios ocupados y son un fenómeno en aumento; en 1995 se iban 360 mil por año, actualmente son cerca de 400 mil".

Esos "agringados incómodos" son gran negocio para todos, pues mientras en Estados Unidos son mano de obra barata -entre 10 millones y 12 millones de trabajadores- en sus localidades de origen contribuyen para mejorar la infraestructura regional, agregó Arturo Cano.

Exluidos del TLCAN

Tocó al investigador del INAH Juan Manuel Sandoval dar una idea de la migración. En el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, hay 175 millones de migrantes, de los cuales 10 millones son mexicanos que están en Estados Unidos e igual número nacieron en ese país, apuntó.

Agregó que, a pesar de las contribuciones económicas que se suman al PIB nacional, ningún gobierno ha incidido en la política de migración: por ejemplo, los trabajadores migratorios quedaron excluidos de los acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, siguen sin reconocimiento sus derechos laborales y no se avanza en evitar que se les criminalice, propiciando más su fragilidad.

El grupo social más grande de AL sin ningún derecho

Primitivo Rodríguez Oceguera, quien se definió como un migrante más, pues estuvo 17 años en Estados Unidos, habló del voto de los mexicanos en el extranjero. Indicó que son 10 millones de votantes, la mayoría en Estados Unidos, quienes constituyen el grupo social más grande en América Latina sin ningún derecho.

Permitir el voto de esos mexicanos que radican en el extranjero será terminar con el apartheid político del gobierno hacia sus ciudadanos. Para eso "no se tiene que negociar con Estados Unidos, pero no se ha hecho a pesar que desde 1996 se cambió la ley para hacer posible que los mexicanos radicados en el extranjero puedan votar".

Rodríguez Oceguera desmintió que esos mexicanos "vayan a debilitar la soberanía nacional", como piensan algunos que no han estado en el extranjero. Ellos, destacó, son más mexicanos que los que habitan en el territorio nacional porque mantienen la soberanía política (participación en mejorar la infraestructura) y económica, aprecian su lengua, cultura, costumbres y cada día prueban que "son mexicanos a mucho orgullo", no regresan a sus regiones "a ver qué se llevan, sino a invertir el dinero que lograron obtener".