CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Campañas: el dinero no es la vida...

DESPUES DEL terrible abstencionismo que se sufrió en la ciudad de México en las elecciones pasadas (56 por ciento del padrón), ahora todo el mundo siente que los dineros ministrados a los partidos políticos, es decir, los impuestos empleados en las campañas, no sirvieron para nada.

EN VISTA de lo ocurrido ya existe una serie de propuestas que tienden a cambiar la forma y el fondo de las campañas políticas: menos dinero, menos propaganda y los mismos o menos partidos. Esa parecer ser la vía por donde caminará la opinión de políticos y analistas.

EL TRAUMA no es para menos. Ahora resulta que cada voto en la ciudad tuvo un costo ciento por ciento mayor a lo previsto por las autoridades electorales. Ese dinero debió haber tenido como resultado una gran afluencia de votantes el domingo pasado.

NO FUE así. Menos de la mitad de los enlistados para votar fueron a las urnas, no obstante los días, las horas y las recomendaciones televisivas y radiales que invitaban al sufragio. Según los mercadólogos esto no debió haber sucedido, pero pasó y desnudó, también, la ineficacia del tianguis de personajes que se propuso como campaña política.

EL RECORTE de los dineros a los partidos políticos sin duda hará que se reduzca el número de quienes quieran hacer negocio con la política, pero no es lo grave. Lo que debe llamar la atención de la gente es que, con o sin dinero, los partidos políticos carezcan de ideas concretas que se identifiquen con los votantes para que sean ellos, desde las urnas, quienes las defiendan.

DE NADA servirá que con menos dinero y menos partidos los habitantes, por ejemplo de la ciudad de México, sigan en el camino de la abstención porque no encuentren nada que los haga cumplir con la responsabilidad de sufragar.

SI LA decisión de la gente es no asistir a las urnas, por escaso que sea el dinero y por pocos que sean los partidos, siempre será un derroche el monto de los impuestos que se destina a las organizaciones políticas.

POR ESO resulta fallido el estilo de democracia que se nos ha impuesto desde algunos modelos extranjeros, como el de Estados Unidos. Tal vez la economía de ese país sea tan rica que se pueda dar el lujo de tirar el dinero en elecciones, pero ese no es, desafortunadamente, nuestro caso.

HOY LA situación es muy riesgosa porque, sea como sea, la mejor o la única forma de elegir gobernantes está en las urnas, pero si la confusión creada por la falta de claridad en el discurso y la oferta política han dado como resultado la ausencia de votos, es hora de empezar a cambiar antes de que la gente busque otras opciones que sean más adecuadas a lo que ellos necesitan.

UN POLITICO que busque gobernar sin ser reconocido por más de la mitad de quienes pretende representar tendrá frente a sí la imposibilidad de conocer cuáles son las urgencias de la población.

POR EL momento el reto de mayor envergadura para esta democracia, que se ha impuesto con todos y cada uno de sus defectos, es hacer que, sin dilación, la gente regrese a las urnas y para eso lo mejor sería fortalecer las instituciones que pueden crear los ámbitos de democracia, como el sufragio, con menos dinero y mucho, pero mucho más contenido.

Mensaje recibido

ACUSO RECIBO de las cartas que la doctora Odette Rivas y su marido, el magistrado electoral Rodolfo Terrazas, han enviado a este diario. Con gusto habré de responder a sus amables quejas en una próxima entrega.

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