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México D.F. Sábado 7 de febrero de 2004

El mandatario, a la defensiva por las mentiras para justificar la guerra contra Irak

Para salvarse, el presidente Bush podría despedir a George Tenet y Dick Cheney

Designa una comisión bipartidista que investigará fallas en los servicios de inteligencia de EU

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 6 de febrero. El presidente George W. Bush nombró hoy una comisión bipartidista de expertos para investigar las aparentes fallas de los servicios de inteligencia estadunidenses sobre las armas de destrucción masiva en Irak, pero en realidad fue una maniobra política más de la Casa Blanca para intentar controlar un creciente escándalo por su justificación de la guerra.

El anuncio de los primeros siete integrantes de la comisión sólo fue el paso más reciente de un intenso esfuerzo de la Casa Blanca para defender la invasión de Irak ante la creciente crítica de que el gobierno de Bush distorsionó información, engañó al pueblo, al Congreso y al mundo sobre la amenaza real que representaba el régimen de Saddam Hussein antes de la guerra.

Durante las pasadas dos semanas el go-bierno ha sido golpeado por las declaraciones del ex inspector de armas David Kay, quien reveló que su equipo de más de mil integrantes no había detectado pruebas de que Irak contaba con armas de destrucción masiva antes de la intervención militar.

La Casa Blanca ha responsabilizado a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por las supuestas fallas del espionaje, e intenta así desviar la atención sobre el papel de altos funcionarios, incluyendo al presidente, en torno al asunto.

Así, se especula que es casi seguro que Bush tendrá que despedir al director de CIA, George Tenet, y algunos analistas estiman que si el escándalo continúa creciendo, junto con otros problemas relacionados -como el caso de la filtración del nombre de una agente de la agencia por el gobierno-, podrían obligar hasta la renuncia del vicepresidente Dick Cheney, el promotor más agresivo de la línea dura en favor de la guerra.

Todo esto preocupa a los estrategas políticos republicanos, ya que podría impactar las perspectivas de relección de Bush en los comicios de noviembre próximo.

"El presidente Bush está más débil de lo anticipado por sus estrategas, lo que ha provocado alarma en la Casa Blanca y en los circuitos republicanos", declaró un funcionario del partido oficial al Washington Post. "La gente está preocupada. La gente encargada de la campaña (electoral) del presidente está preocupada".

El mandatario ha hecho varias declaraciones públicas esta semana para intentar justificar como "necesaria" la guerra contra Irak, aun si el país árabe no tenía armas de destrucción masiva, y explícitamente reconoció este viernes que algunas evaluaciones preguerra estaban equivocadas.

En la declaración de la formación de la comisión de investigación, la cual será presidida por un ex senador demócrata y una juez de apelaciones, Bush señaló que su ex inspector de armas David Kay dice ahora que "algunas evaluaciones de los servicios de inteligencia anteriores a la guerra por Estados Unidos y otras naciones, en torno a los pertrechos de armas de Irak, no han sido confirmadas". Agregó: "estamos determinados a entender por qué".

Cambio de posición

El presidente dará un paso muy inusual para él en este denodado esfuerzo por defender sus decisiones, y acudirá a una entrevista con periodistas en el influyente programa dominical Meet the Press, de la NBS. Una vez más intentará sostener que la guerra estaba justificada aun sin la presencia de armas de destrucción masiva.

De hecho, a lo largo de esta semana Bush ha cambiado su posición, de asegurar que Irak amenazaba al mundo con sus armas a afirmar que Saddam Hussein tenía la capacidad para producir tales armas.

El problema con esta lógica, dijo el New York Times en su principal editorial de este viernes, es que si Irak no tenía esas armas es falso el argumento de que ya no había tiempo para esperar las conclusiones de los inspectores de Naciones Unidas y que la guerra contra el régimen de Hussein era necesaria para prevenir un ataque inminente.

"Es desconcertante escuchar al presidente continuar defendiendo la idea de ataques preventivos con base a suposiciones no verificadas", escribió el rotativo. La defensa de la guerra del republicano "está lejos de reivindicar la manera en que el señor Bush precipitó a esta nación a la guerra sin el apoyo internacional", concluyó.

Pero los editores del Times no son los únicos molestos con estos argumentos. En una admisión esta semana notablemente franca, el secretario de Estado, Colin Powell, dijo al Washington Post que podría no haber apoyado la guerra si hubiese contado con información de que Irak no tenía armas de destrucción masiva operativas y, por tanto, no era una amenaza inminente.

Aunque al parecer Powell fue obligado el día siguiente a retractarse en parte de su afirmación, el director de la CIA ya estaba di-ciendo que su agencia "nunca afirmó que existía una amenaza inminente".

Aun si la CIA nunca dijo que la amenaza era inminente, varios noticiarios han repetido imágenes que demuestran a Bush y sus asesores advirtiendo de esta supuesta advertencia antes de la guerra. Ari Fleischer, ex vocero de la Casa Blanca, empleó la palabra inminente para caracterizar la amenaza iraquí poco antes de la guerra, y el propio Bush advirtió en octubre de 2002 de que la próxima declaración de Saddam Hussein podría ser en la forma de una "nube hongo".

Esa declaración no cuenta con el apoyo de la CIA, ni entonces ni ahora. El director de la agencia, George Tenet, declaró esta semana que para finales de 2002 la dependencia ya había concluido que Irak no contaba con armas nucleares y que probablemente no tenía la capacidad para producir una sino hasta 2007, la fecha más próxima.

Claro que Tenet no se refirió al comentario de la "nube" nuclear del presidente, pero sus palabras seguramente no son bien recibidas en la Casa Blanca. Podría ser una razón más por la cual el jefe del espionaje estadunidense podría empezar a buscar otra chamba.

Pero Tenet no es el único en apuros en este gobierno. Justo antes del comienzo de la guerra, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó que "sabemos" donde están ubicadas las armas de destrucción masiva en el Irak de Hussein.

Pero esta semana el funcionario reconoció que esa declaración no era precisa. Rumsfeld continuó insistiendo en que la búsqueda de las supuestas armas todavía no concluye y que podrían ser encontradas en el futuro.

Esta es la misma línea de las afirmaciones del vicepresidente Dick Cheney, quien también está seguro de que se detectarán armas de destrucción masiva en Irak; quien más que cualquier otro funcionario promovió la guerra, también aparece como el responsable de las mayores distorsiones en el argumento en favor de la invasión.

Fue el equipo de Cheney el que insistió en incluir las referencias a los supuestos esfuerzos de Irak para obtener uranio en Africa en el discurso presidencial ante el Congreso a comienzo de 2003, y el propio vicepresidente afirmó que Irak contaba con "armas nucleares reconstituidas", meses después de que la CIA le había informado a él y al presidente de que no había pruebas de esto.

De hecho, un escándalo colateral a las mentiras sobre la guerra comenzó a partir de este asunto. La CIA contrató al ex embajador Joe Wilson para investigar lo del uranio africano; éste hizo la indagación e informó que no había tal, y luego reveló las conclusiones de su misión tras alarmarse por la aparente mentira en el discurso del presidente.

Poco después alguien del gobierno filtró a los medios que la esposa de Wilson trabajaba de manera encubierta como agente de la CIA, una violación de la ley federal, y la acción se interpretó como acto de venganza contra el ex embajador. Todo esto ha provocado una investigación federal de alto nivel.

Ahora, la agencia Upi reporta que la Oficina Federal de Investigaciones sospecha que dos integrantes del equipo del vicepresidente fueron los responsables de la filtración.

Esta sospecha, si se comprueba, podría resultar en penas de hasta 10 años de cárcel para quienes cometieron el delito. Pero para Cheney podría ser un golpe mortal para su próspera carrera política.

Ante todo esto, la Casa Blanca niega que alguien del gobierno republicano haya argumentado que Irak representaba una "amenaza inminente", e insiste en que si hubo un problema fue culpa de las agencias de inteligencia y no de alguna manipulación política de esa información.

"Estados Unidos está pasando por un mo-mento orwelliano", escribió este jueves el columnista Paul Krugman, del New York Times. "El gobierno de Bush está intentando rescribir la historia, para disculpar sus actuales vergüenzas".

Agregó: "me gustaría pensar que los burdos esfuerzos del gobierno para rescribir la historia se revertirán, que los medios de comunicación y el pueblo informado no permitirán que los funcionarios se salgan con la suya. ¿Finalmente, no hemos tenido ya demasiado?"

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