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México D.F. Martes 2 de marzo de 2004

Luis Hernández Navarro

El mexicano feo

Los bárbaros amenazan al Im-perio. No se encuentran fuera de su territorio, sino adentro. Se han trasladado silenciosamente. Su fuerza es su número, sus raíces, su identidad, sus creencias, su lengua, su reticencia a asimilarse en la cultura angloprotestante. En cualquier momento exigirán que les sea restituido el territorio que la rapiña colonial les arrebató.

La migración es la cuestión central de nuestra época. Los mexicanos que cruzan la frontera de su vecino del norte son los nuevos bárbaros que amenazan la identidad tradicional de Estados Unidos. Su éxodo se ha convertido en el desafío más serio e inmediato para la gran potencia, al punto de que podría dividirla en una nación con dos idiomas y dos culturas.

El profesor Samuel Huntington ha dado la señal de alerta. En el anticipo del libro Who Are We (Quiénes somos), publicado en la página web de la revista Foreign Policy, señala que los inmigrantes mexicanos no se asimilan a la cultura estadunidense y alerta a sus compatriotas para que impidan que ese cambio se produzca "al menos que estén convencidos de que esta nueva nación podría ser una nación mejor".

No es la primera ocasión en la que el director del Institute for Strategic Studies de la Universidad de Harvard advierte sobre el peligro de la inmigración mexicana. En "Reconsiderando la inmigración: Ƒes México un caso especial?", artículo publicado en noviembre de 2000, concluía: "la inmigración mexicana es única y constituye un desafío creciente a nuestra integridad cultural, nuestra identidad nacional y potencialmente al futuro de nuestro país".

Las opiniones de Samuel Huntington importan porque es un académico que goza de gran autoridad en los círculos de poder de Washington. Su libro El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial era, desde antes del 11 de septiembre de 2001, una de las obras más influyentes sobre la evolución política global después de la guerra fría. A partir de esa fecha se convirtió en una especie de interpretación oficiosa del nuevo ciclo de expansión imperial.

En el libro de marras el catedrático de Harvard plasmó una idea presente también en su ensayo sobre la inmigración mexicana:

"Es mi hipótesis -afirma- que la fuente fundamental del conflicto en este nuevo mundo no será primordialmente ideológica o económica. Las grandes divergencias entre la humanidad y la fuente dominante del conflicto serán culturales... El choque de las civilizaciones dominará el panorama mundial."

Edward Said escribió una crítica demoledora de ese trabajo en El choque de la ignorancia. De manera detallada, desmontó la xenofobia, desinformación y superficialidad del pensamiento de Huntington. "Cuando en 1996 publicó su libro -señaló el crítico literario y autor de Orientalismo- intentó conferir a sus argumentos algo más de sutileza, y lo llenó con muchas, muchas notas a pie de página; por desgracia, lo único que logró fue confundirse, demostrar lo torpe que era como escritor y lo poco elegante que era como pensador."

El profesor Huntington tiene una larga trayectoria elaborando doctrina y propaganda imperial. En un artículo publicado en la revista Foreign Affaires, en 1968, explicó -según Noam Chomsky- la teoría presente detrás de la estrategia estadunidense en Vietnam de provocar masacres y la evacuación de la población rural.

Huntington participó también, a mediados de los setenta, en un informe de la Comisión Trilateral (Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission, New York University Press, 1975), en el cual criticó los "excesos de la democracia", evidenciados por las manifestaciones de oposición que se sucedían en esa época, en las que se cuestionaba la política exterior de Estados Unidos y se exigía el reconocimiento de nuevos derechos sociales.

El reporte señaló que en las sociedades industriales se requería hacer frente al "exceso de democracia" vivido en la década anterior. La operación eficaz de un sistema democrático necesita -a consideración de los autores- de cierta mesura, apatía y falta de interés de los individuos. Y el exceso de democracia es disfuncional para ello, pues puede erosionar la autoridad gubernamental, por lo que deben existir límites potencialmente deseables a su extensión. Para ello propusieron promover la apatía estimulando el ingreso, restringir el papel de la prensa y limitar la educación.

El profesor de Harvard participó activamente en 1972 en la Coalition for Democratic Coalition (CDC), uno de los semilleros principales del pensamiento neoconservador que hoy inspira al gobierno de George W. Bush. Entre 1977 y 1978 fue parte del Consejo Nacional de Seguridad.

Su labor intelectual ha sido generosamente financiada por fundaciones conservadoras, como la John M Olin, que le ha donado casi 5 millones de dólares. Las ideas centrales del Choque de civilizaciones fueron presentadas originalmente en el American Entreprise Institute, uno de los think tanks más reconocidos de la derecha estadunidense.

Las opiniones de Samuel Huntington sobre los mexicanos que viven en Estados Unidos no pueden pasar desapercibidas en el país. Su racismo es alarmante e indignante. Alimentan la imagen del mexicano feo promovida por los sectores más conservadores. Más temprano que tarde influirán en las políticas públicas en Estados Unidos.

Hasta hoy sindicatos obreros, organizaciones campesinas, ONG y muchos centros educativos han ignorado la suerte de nuestros paisanos del otro lado de la frontera. La hora de poner la inmigración como punto central de la agenda de la sociedad civil no puede tardar más.

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