.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

M U N D O
..

México D.F. Martes 2 de marzo de 2004

El mayordomo del ex mandatario narra la operación

''Blancos americanos lo encañonaron y lo obligaron a salir''

El avance de alzados tuvo el aval de EU, trasciende

FRANÇOISE ESCARPIT ESPECIAL DE L'HUMANITE

Puerto Principe, 1Ɔ de marzo. La impresión que predomina aquí es que lo que realmente ocurrió en Haití, la noche del sábado para amanecer domingo, fue un golpe de Estado soft, perpetrado por enviados del gobierno de Estados Unidos, para deshacerse de un mandatario que a estas alturas ya nadie quería en el poder. Este lunes se han conocido detalles de cómo Jean Bertrand Aristide fue forzado "un poquito" a abandonar el país. Es el testimonio de su antiguo mayordomo, un anciano de nombre Joseph Pierre, quien como una sombra deambulaba en la soledad de la residencia presidencial abandonada, en Tabarre. El empleado confesó a los enviados de Liberation y Radio Luxembourg: "Eran blancos americanos los que vinieron a buscarlo en helicóptero.

También se llevaron a los hombres de su escolta. Eran cerca de las dos de la mañana del domingo. El no quería partir, pero los soldados estadunidenses lo obligaron. Lo encañonaron y lo obligaron a salir. Después de Dios, los soldados americanos son lo más fuerte que hay."

Estos dos periodistas llegaron, casi por accidente, al portón mal cerrado de la casa de los Aristide, que es de arquitectura colonial, de discreta elegancia. En el jardín frontal -describe Liberation- gallos y gallinas picotean entre dos helicópteros y cuatro camionetas todo terreno con matrículas que indican: Palacio Nacional.

Ni un guardia detiene la incursión de los periodistas que llegan hasta la habitación del matrimonio Aristide, donde todo permanece en orden, incluso la cama; en el minibar permanecen las botellas de champagne rosado Moet Chandon a las que es aficionado el ex presidente, las viejas postales de Fidel Castro y el Che Guevara. Solo el cajón del buró parece haber sido vaciado a toda prisa. Hay una ventana rota.

El mayordomo intenta escabullirse cuando los periodistas lo ven, pero finalmente accede a hablar con ellos, a contar cómo Aristide, en realidad, fue sacado a la fuerza por tropas estadunidenses.

Junto con este dato, que ha causado profundo malestar en la embajada de Francia, hoy también se sabe que las bandas armadas insurrectas que comanda Guy Philippe, un viejo policía de Aristide, hombre mesiánico formado en las escuelas militares latinoamericanas, logró su sorprendente avance con el visto bueno de Washington, como una "medida de presión" contra Aristide. Por su parte, Philippe ha manifestado su "satisfacción" por la llegada de los marines que se anticiparon al arribo de otras fuerzas de seguridad internacionales.

Otro detalle que ha salido a la luz pública es que el caos que reinó estos últimos días en el país no fue de modo alguno espontáneo. Lo cierto es que con la partida de Aristide en las primeras horas del domingo, el país sin ejército ni policía, sin guardias nacionales y con sus comisarías tomadas por bandas armadas de grupos rivales -chimeres de Aristide por un lado; rebeldes del antiguo ejército por el otro- Haití quedó, súbitamente, a la deriva.

A las primeras horas de la mañana fueron los chimeres los que hicieron presencia en las calles de la capital, amenazaron a la población y asesinaron a adversarios del presidente caído. Después se retiraron y en el centro, y un poco por todos lados, se desencadenó la ley del saqueo y el pillaje. Miles de personas se volcaron a la jubilosa tarea de abrir puertas de tiendas de todo tipo para robar lo que encontraran a su paso: costales de cemento, electrónicos, alimentos, mobiliario. Ni un solo slogan político, sólo destrucción y saqueo. Finalmente, en medio del desorden una vieja carcacha atraviesa a toda velocidad. Jóvenes colgados de las ventanas van gritando: "šSomos libres!". A esa hora no son muchos los que se atreven a expresar su alegría por la partida de Aristide.

En las calles cercanas al mercado municipal, entre el centro y el puerto, el caos es indescriptible. Montañas de basura y restos de madera, de lo que fueron los puestos del mercado, arden ene medio de las calles despidiendo un olor fétido. En algunos sitios los chimeres obligan a los pocos automovilistas que se atreven a circular sorteando fogatas y barricadas a dar media vuelta. Sobre la calle Bourdon está detenida una camioneta con todas las portezuelas abiertas. Sus dos ocupantes fueron salvajemente ejecutados. Algunos curiosos observan de lejos el espectáculo, temerosos de tener pagar a factura de los hechos.

Todo este desorden parece ir dirigido a justificar la llegada de tropas extranjeras, en tanto que la ONU hace llegar sus propios contingentes. Pero esta situación coloca a la oposición democrática en una situación delicada. Había previsto una dimisión negociada de Aristide ligada a un plan de retorno al cauce democrático. Sin embargo, ahora más bien parece que esta oposición ha sido castigada por la comunidad internacional, por lo que ésta percibe como una actitud presuntuosa y autosuficiente al haberse negado a firmar, la semana pasada, el plan elaborado minuciosamente por sus delegados de Washington, Canadá, la OEA y Canadá y por haber puesto como condición la renuncia del presidente.

Ante este escenario confuso, este inicio de marzo todo queda por hacerse en el camino del futuro democrático de Haití.

Traducción: Blanche Petrich

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email