México D.F. Miércoles 3 de marzo de 2004
Espacio económico, sólo para una
planta; ''claro que hay daño ambiental'': Atallah
Lucha de corporaciones gaseras para instalar procesadoras
en la frontera
Zona estratégica para abastecer a California,
que consume más que todo México
ISRAEL RODRIGUEZ Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR
En
el norte de Baja California, en la frontera entre Estados Unidos y México,
la lucha de las corporaciones multinacionales de energía para lograr
que comience a operar la primera planta procesadora de gas natural licuado
(GNL) se volvió más intensa, luego de que Marathon Oil se
desistió de continuar con un proyecto de mil 500 millones de dólares
en Tijuana.
''Sólo hay espacio económico para una planta''
de regasificación en el norte de la península de Baja California,
explicó a La Jornada Carl A. Atallah, vicepresidente en México
de Chevron Texaco, la firma estadunidense que pretende instalar una terminal
para procesar GNL a mar abierto, cerca de las islas Coronado, a 13 kilómetros
de las costas de Baja California.
Desde hace casi tres años varias multinacionales
de la energía buscan construir terminales de procesamiento de gas
natural licuado en la parte norte de la península de Baja California.
Su idea es emplear esta zona estratégica para montar instalaciones
que sirvan para abastecer, principalmente, las necesidades de energía
del próspero estado de California -que consume más gas que
todo México-, y al mismo tiempo tomar posición en un mercado
formado por las ciudades mexicanas de Tijuana, Ensenada y Mexicali, en
las cuales el crecimiento de la población duplica la media nacional
de 2 por ciento.
''La primera empresa que logre echar a andar su planta
de procesamiento de GNL en Baja California habrá tomado ventaja
sobre las demás'', comentó este martes Atallah, en una entrevista.
Sobre el polémico proyecto que Chevron Texaco pretende construir
en el entorno de las islas Coronado, el ejecutivo anunció que la
multinacional está confiada en obtener todos los permisos que requiere
del gobierno federal y del de Baja California para operar la planta. ''Hemos
escuchado que vamos a recibir la aprobación'', adelantó.
Una vez que cuente con las autorizaciones, la empresa espera iniciar la
construcción de la terminal a mar abierto a finales de este mismo
año.
''Claro que hay daño ambiental, toda actividad
humana lo tiene y quien diga lo contrario está mintiendo'', comentó
al referirse a las críticas de los ecologistas en sentido de que
el proyecto de Chevron Texaco en islas Coronado puede dañar el entorno.
Tras la experiencia de Marathon Oil, que el lunes pasado
decidió cancelar su proyecto para construir un centro regional de
energía en Tijuana después de que el gobierno panista del
estado expropió los terrenos, Carl Atallah aseguró que Chevron
Texaco también está viendo otras opciones para instalar la
planta regasificadora en la zona y anunció que analiza edificar
una en California, cerca de Los Angeles.
El ejecutivo de la multinacional que desarrolla proyectos
en 180 países mencionó que en la actualidad México
compite con Angola y Kazajastán, pero reconoció que el riesgo
económico en aquellos países es más alto.
Afirmó que la inversión estimada no es de
650 millones de dólares, sino que ascendería a 4 mil millones
porque incluiría toda la cadena de producción y distribución
del gas natural licuado, que comenzaría con la explotación
de los campos Gorgón en Australia, para después ser congelado
y transportado a la planta regasificadora colindante con las islas Coronado
y posteriormente ser enviado por un ducto a las costas de Rosarito, Baja
California, para interconectarse al gasoducto de Sempra y bombeado a Estados
Unidos. La producción de la planta sería de 700 millones
de pies cúbicos diarios, de los cuales 70 por ciento se destinarían
al mercado estadunidense y el 30 por ciento restante al mercado local.
Además se evalúa la posibilidad de integrar a socios mexicanos,
adelantó.
Atallah consideró que la planta regasificadora
flotante es el mejor proyecto porque se encuentra en mar abierto y a 13
kilómetros de la costa, además de contar con un blindaje
natural formado por el archipiélago de las islas Coronado. Esta
ubicación le daría una localización privilegiada al
proyecto porque permitiría un índice de operación
de 99 por ciento.
Estimó que el impacto ambiental no será
tan severo porque la planta de regasificación será construida
sobre lecho arenoso y no sobre arrecifes, donde se encuentra gran cantidad
de fauna marina. ''Esperamos, incluso, que las luces de la plataforma,
en caso de que sea aprobada su construcción, no apunten directamente
a las islas Coronado, para evitar impactos negativos en las aves del lugar'',
sostuvo.
Sobre la creación de empleos permanentes señaló
que se calculan en 90, divididos en dos turnos.
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