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México D.F. Martes 28 de septiembre de 2004

Marco Rascón

PRD: partido inviable

Si se compara la estructura política de las corrientes de la izquierda mexicana de los años 70 con el PRD de hoy, queda claro que la fuerza triunfante fue el Partido Socialista de los Trabajadores, el PST.

Ese partido, cultura de la domesticación, del palerismo (hacerle el juego al gobierno para que siempre gane), del financiamiento ilegal, de los grandes acarreos con fuerzas prestadas por el PRI, de la operación a favor del régimen, de provocación y esquirolaje en los conflictos a nombre de "una izquierda prudente", hoy controla plenamente registro y estructura del Partido de la Revolución Democrática.

Conocidos hoy como los chuchos en el argot del pragmatismo y la descomposición del PRD, fueron los artífices para reventar al Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), que fundara Heberto Castillo. Luego fueron la "comisión de insultos" del PRI en la Cámara de Diputados contra los oradores del Partido Comunista Mexicano, así como del Partido Revolucionario de los Trabaja-dores, bajo el aplauso y el financiamiento priístas.

En 1987 una fracción de los chuchos "rompe" con el PST y se suma al Partido Mexicano Socialista (PMS), convirtiéndose en franca opositora de la candidatura única de la izquierda en 1988. En cuanto declina Heberto Castillo, corre hacia la figura de Cuauhtémoc Cárdenas en actitud cortesana, y ya en el PRD se lanza por el control del aparato, prerrogativas y candidaturas. Extrañamente el grupo más desprestigiado entre la izquierda y el movimiento democrático va tomando las principales posiciones en el partido y la burocracia. Mientras el movimiento cae, los chuchos ascienden.

Durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador ascienden aceleradamente; él les entrega el aparato del partido a ellos y a la corriente dirigida por Amalia García. En este periodo la deuda del PRD se dobla y las "corrientes" se reparten las prerrogativas de acuerdo con porcentajes ganados en elecciones fraudulentas.

Desde 1995 restablecen la política del PST en el PRD. Los alumnos superan al maestro Rafael Aguilar Talamantes, que pierde el registro en 1994 por un error de cálculo y por su sello incuestionablemente ligado al salinismo. Los chuchos son el ferrocarril en pleno dentro del PRD: duros y sectarios hacia adentro; flexibles y agachones hacia fuera. Son los que viven de las votaciones cruciales, como el voto por la reforma indígena.

Los chuchos juegan papel central en la negociación de gubernaturas y son el puente con el priísmo hasta hacer del PRD la unidad entre víctimas y victimarios.

Durante el sexenio de Ernesto Zedillo, bajo la idea del "pactismo" hacen una mezcla de pragmatismo, ineficiencia y entrega del PRD al gobierno. En 2000, con la derrota del PRI, también son damnificados temporales, pues son extensión de la estructura del régimen priísta y transforman al PRD en un partido-franquicia, ineficiente, violatorio de la legalidad interna y sin identidad.

Hoy los chuchos son amigos de José Murat y Roberto Madrazo; son una especie de Antorcha Campesina dentro del PRD; para ayudar al PRI "apoyan" a Gabino Cué del PAN, a quien revientan por dentro en el movimiento poselectoral, como hicieron en 1988, en 1994 y con Fox en 2000: los chuchos fueron los artífices del voto útil dentro del PRD y ahora van por el 2006.

Por instinto nato los chuchos han corrido hacia López Obrador. Son los sustitutos de René Bejarano como operadores de López Obrador, cuyo principal peligro no es el desafuero, sino sus alianzas con este grupo que ahora le brinda protección y abrigo para luego reventarlo.

Desde el aparato del partido y el senado los chuchos buscan ser los sustitutos de López Obrador en el Gobierno del Distrito Federal, según la idea de que es mejor "prerrogativas en mano que muchas presidencias volando". Los chuchos nunca han creído en la posibilidad de ganar: están para reventar y constituyen un golpe que se apoderó de ese registro histórico de la izquierda mexicana.

Según su esquema, el próximo presidente del PRD ya es Ricardo Monreal. Son los responsables de la debacle del partido en 21 estados, pues fueron los que lo entregaron a los gobernadores priístas, y ahora quieren imponer a José Guada-rrama en Hidalgo. Son los que quieren perder en Guerrero. Son la fuerza responsable de la comedia tlaxcalteca y los que exponen al presidente interino, Leonel Godoy, a los papeles más vergonzosos al demostrar que desde los segundos pisos del PRD son los que deciden y controlan.

Por ellos el PRD es hoy un partido inviable, incapaz no sólo de ganar una elección presidencial, sino de gobernar con un mínimo de moralidad política.

Liberar al PRD del charrazo interno de este grupo y sus aliados es liberar la acción política, los conceptos, la memoria y restablecer la coherencia política. Con desafuero o sin desafuero, la derrota es segura con ellos, pues ésas sí son "fuerzas oscuras" que tienen 30 años sirviendo al régimen con absoluta impunidad.

La pregunta histórica es: Ƒcómo recuperar el registro y restablecer la independencia del PRD? ƑEs aún posible?

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