DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE
   

DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 30 DE ENERO 2006 
NUMERO ESPECIAL


  Portada

Del dicho al hecho…,
la implementación del desarrollo sostenible

Ma. del Carmen Vergara Tenorio

El reto de nuestro siglo
Arturo Gómez-Pompa

Universidad en la India para la sustentabilidad
Roy Sanjit Bunker

Auroville, India, la ciudad que el mundo necesita
Lalit Kishor Bati

Experiencia indígena para la evaluación de la biodiversidad del Urubamba, Perú
Soledad Ortiz

Conservación campesina en la reserva de la biosfera El Cielo, Tamaulipas
Sergio Guillermo Medellín y Efrén Guerrero

La capacidad local para la conservación de los humedales de Alvarado, Veracruz
Enrique Portilla, Alonso I. Sánchez, Abraham Juárez, Blanca E. Cortina y Claudia Y. Negrete

Unidos por el agua: regulación ecológica de la cuenca del río Manialtepec, Oaxaca
Juan José Consejo y Dionisio López

La electrificación rural en Cuba como recurso comunitario para la sustentabilidad
María Rodríguez Gámez

Asociación Agroecoturística de La Argentina de Pocora, Costa Rica
Karla Pérez Fonseca y Karla Molina Villalobo



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Del dicho al hecho…

La implementación del desarrollo sostenible

Ma. del Carmen Vergara Tenorio
Programa Desarrollo Sostenible
Centro de Investigaciones Tropicales
Universidad Veracruzana
Xalapa, Veracruz, México

Hablar sobre desarrollo sostenible es abordar un sinnúmero de ideas y vertientes muchas veces completamente distintas. También implica examinar posturas y políticas, además de considerar el análisis de factores de dimensión, como tiempo y escala.

Desde su primera definición formal en el informe de Bruntland en 1987 —entendido como el compromiso de satisfacer las necesidades de vida digna de la población actual, sin comprometer las posibilidades de desarrollo de las generaciones futuras— se ha tratado de ampliar no solamente su concepto, sino también de materializarlo, de llevarlo a la práctica.

Actualmente, su concepción va más allá de una convivencia armónica con el medio ambiente. Se han integrado otros elementos, como la ética y el desarrollo económico, para comenzar a reconstruir su significado y sus objetivos. El bienestar humano, el respeto por la diversidad, la autosuficiencia, la equidad y la democracia participativa, juegan ahora un papel importante dentro de sus metas.

Pero, ¿cómo se puede llegar a la sostenibilidad, cómo se materializa una definición tan compleja?

Si llevar la teoría a la práctica resulta tarea complicada, lo es aun más la ejecución exitosa del desarrollo sostenible, lo que da paso a un nuevo debate: la definición de qué es un "caso exitoso". Sin embargo, a pesar de las múltiples opiniones que se puedan invocar al respecto, existen criterios unificadores como la funcionalidad del proyecto, su estructura institucional y la extensión de su impacto.

Aunque no son los únicos indicadores, se puede considerar como exitoso cuando se da la participación democrática de un grupo o una comunidad con el fin de solucionar un problema ambiental, cuando los resultados se proyectan en escalas desde las locales hasta las regionales, cuando la creatividad da pie a la innovación en el uso de los recursos, y cuando se prueba su permanencia en el tiempo.

El Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana, y el Centro de Conservación Biológica de la Universidad de California en Riverside, se dieron a la tarea de reunir las experiencias más significativas dentro del área del manejo sostenible de los recursos naturales, con especial atención al trópico por ser una región de interés por la alta diversidad, la riqueza cultural y los contrastantes grados de marginalidad que presenta.

Con dicho propósito, el año pasado tuvo lugar el Primer Congreso Internacional sobre Casos Exitosos de Desarrollo Sostenible del Trópico. El encuentro se realizó en la ciudad de Boca del Río, en el estado de Veracruz, donde se recibieron cerca de 200 trabajos de más de 20 países y se escucharon los testimonios de aquellas mujeres y hombres que han trabajado directamente con esta visión, y de cómo es que han puesto a funcionar esta alternativa para mejorar sus vidas y el medio natural que les rodea.

El objetivo principal del congreso fue crear un espacio de discusión y aprendizaje para el intercambio de ideas, metodologías y procesos que representan opciones exitosas en el manejo de un recurso y su conservación. Era también indispensable aprovechar la ocasión para demostrar que el desarrollo sostenible necesita de una colaboración multidisciplinaria, que no es tarea de unos cuantos; además de analizar no solamente las causas de éxito sino también cuáles han sido los fracasos y las lecciones aprendidas sobre manejo sostenible.

Así, desde diferentes perspectivas se presentaron casos en temas como manejo y conservación del agua, desarrollo agropecuario sostenible, manejo forestal conservacionista, alternativas de manejo sostenible para áreas naturales, desarrollo urbano sostenible, turismo y conservación, uso de fuentes alternativas de energía y desarrollo cultural y local sostenible en comunidades indígenas.

El congreso fomentó la participación de una gran diversidad de personas interesadas en el tema —más de 800 asistentes—, permitiendo realizar un diálogo directo entre los distintos actores que llevan a cabo acciones exitosas en el manejo conservacionista de los recursos.

Fue una oportunidad para que líderes de cooperativas y organizaciones de la sociedad civil, presidentes municipales, asesores técnicos, empresarios, académicos y estudiantes, se escucharan y dialogaran con toda libertad a la vez que conocían las diversas posturas y voces sobre el desarrollo sostenible. Era el momento de conocer diferentes enfoques que dieran la pauta para ser replicadas y utilizadas por comunidades, investigadores y tomadores de decisiones.

A pesar que se reconoce la implementación del desarrollo sostenible como un proceso complejo, e incluso utópico, casos como la comunidad rural en Kenya y el manejo de su bosque, la remodelación urbana de un malecón en Ecuador, el programa de manejo de residuales en la comunidad de Teocelo en Veracruz, o la iniciativa indígena en el Perú para evaluar y monitorear la biodiversidad, nos inspiraron y nos señalaron las rutas que, como individuos, sociedades y gobiernos, debemos tomar para hacerlo realidad y parte de nuestra vida cotidiana.

Los tres días de intensivas jornadas durante el congreso nos mostraron que para la creación de un futuro sostenible es necesario aprender de otras personas y experiencias, y actuar colectivamente. Pero no menos importante fue comprobar que este ideario es compartido por muchos en diversas partes del mundo.